Expertos en el tema han dado sus apuntes sobre por qué los gatos (la mayoría) odian el agua. Esto es lo que han dicho.
Es bien sabido que pocas cosas molestan tanto a los gatos como el agua. El punto es que, aunque la eviten en cierta forma, su curiosidad muchas veces los lleva a encontrase con ella. Si eso pasa, los felinos domésticos reaccionan casi con horror ante el más sutil de los contactos con el líquido vital. Pero…
¿Por qué los gatos odian el agua?
Primero que nada, no deberíamos generalizar: sí hay gatitos que disfrutan del agua. Sin embargo, esas excepciones no han ganado tanta fama, como la que sí goza el grupo de los que la aborrecen.
De acuerdo con especialistas que han estudiado el tema, la razón a este comportamiento de rechazo está en la evolución, la crianza y la biología. Por ejemplo, con respecto a lo primero, los expertos dicen que los gatos no han cambiado mucho en los 10 mil años de su historia de domesticación, lo que nos lleva sin gran problema a uno de sus antepasados: el gato montés.
Resulta que este antepasado de los gatos domésticos tampoco tiene inclinación por darse un chapuzón. “Los gatos monteses africanos suelen cazar en tierra. Por lo tanto, no desarrollaron muchos comportamientos para estar en el agua o cazar cerca de esta”, dice, a Popular Science, Kristyn Vitale, conductista animal en Maueyes Cat Science and Education.
Está, como decíamos, también la crianza que damos a los gatos, en la cual poco o nada exponemos a los felinos al agua, cosa que sí sucede con los perros.
Es más…
Los expertos sugieren que mejor no se bañe a los gatos, a fin de evitar experiencias difíciles para ambas partes. La mayoría de estos se limpian solos, utilizando sus lenguas ásperas para acicalarse a sí mismos o a otros.
“Bañarlos puede causar problemas, porque se llega a enmascarar el olor del gato”, afirma Vitale, “Los gatos se sienten seguros y protegidos cuando pueden oler su propio olor. Y, si se este se trastoca, puede darse pie al estrés y ansiedad de los felinos.