Todos los hombres lo conocen, aunque pocos le ponen nombre. Es ese lapso que llega justo después del orgasmo en el que, por más ganas o esfuerzo que pongas, simplemente no puedes tener una erección de nuevo.
Se le llama tiempo refractario, y puede durar desde unos minutos hasta varias horas. En algunos casos —dependiendo de la edad, el deseo o la salud general— puede prolongarse incluso más.
El sexólogo y terapeuta Stephen Snyder, autor de Love Worth Making, lo define de forma sencilla: “Si activas un cronómetro al eyacular y lo detienes cuando logras una erección completa otra vez, ese es tu tiempo refractario”. Y aunque existen hombres que casi no lo experimentan, la mayoría necesita un intervalo fisiológico para que el cuerpo (y la mente) vuelvan a estar listos para la acción.
¿Por qué ocurre?
El orgasmo masculino activa una respuesta neuroquímica compleja: se liberan prolactina, serotonina y oxitocina, hormonas que inducen relajación y reducen temporalmente el deseo sexual. Además, los vasos sanguíneos del pene necesitan tiempo para recuperar su tono normal.
Es, en pocas palabras, el “reboot” natural del sistema reproductivo.
Pero eso no significa que no haya formas de ayudar al cuerpo a recuperarse más rápido.
Cómo reducir tu tiempo refractario
1. Juega con tu excitación
La excitación no es solo física: también es mental y emocional. Entender qué te enciende, practicar la atención plena y conectar con el placer de tu pareja puede acortar el tiempo de recuperación.
Durante ese “intermedio”, aprovecha para explorar otras zonas erógenas, fantasías o juegos sin penetración.
Incluso la masturbación consciente puede ayudarte a conocer mejor tu respuesta sexual. Varía el ritmo, las posiciones o usa juguetes eróticos diseñados para hombres.
Y no subestimes el poder de los ejercicios de Kegel: fortalecen el suelo pélvico y mejoran la circulación, ayudando a recuperar la erección con mayor rapidez.
2. Consulta a tu médico si tu recuperación tarda demasiado
Si tu tiempo refractario es muy prolongado —por ejemplo, de días— o notas una caída en la calidad de tus erecciones, vale la pena hablar con un profesional.
Algunos hombres pueden beneficiarse de medicamentos como el sildenafil (Viagra) o el tadalafil (Cialis), siempre bajo supervisión médica.
También es importante revisar si estás tomando fármacos que afecten tu libido o circulación, ya que algunos tratamientos para la presión arterial, la depresión o la ansiedad pueden influir en tu desempeño sexual.
3. Cuida tu salud (tu cuerpo te lo agradecerá en la cama)
El rendimiento sexual está íntimamente ligado al estado físico. Mantener una buena salud cardiovascular —a través de ejercicio regular, alimentación equilibrada y descanso adecuado— puede ayudar a reducir el tiempo refractario.
De hecho, varios estudios señalan que el ejercicio aeróbico y el fortalecimiento del core mejoran la función eréctil al optimizar el flujo sanguíneo.
Dormir bien, evitar el exceso de alcohol y mantener el estrés bajo control también son factores decisivos.
Y si necesitas una motivación extra para dejar de fumar, esta es poderosa: la nicotina daña las arterias y reduce la respuesta eréctil. Así que, sí, dejar el cigarro puede darte más energía… en todos los sentidos.
4. No te obsesiones con “volver a empezar”
No todos los cuerpos responden igual, y forzarte solo genera ansiedad. Pensar demasiado en si “ya estás listo” puede tener el efecto contrario.
La excitación requiere mente libre y concentración erótica, no presión ni cronómetros.
A veces, soltar la idea de que el sexo debe incluir una segunda ronda inmediata puede llevarte a disfrutar más de otras formas de placer: caricias, sexo oral, juegos sensuales o simplemente el contacto prolongado.
Expande tu definición de sexo y redescubre la intimidad sin la presión de la penetración. Paradójicamente, eso mismo puede ayudarte a recuperarte más rápido la próxima vez.
El tiempo refractario no es un enemigo ni un defecto: es parte natural del funcionamiento masculino. Entenderlo, aceptarlo y trabajar con él —no contra él— puede mejorar tanto tu rendimiento como tu conexión con tu pareja.
Piensa que la verdadera satisfacción sexual no se mide por cuántas veces puedes repetir el acto, sino por la calidad del encuentro… y lo mucho que ambos disfrutan el viaje.