Durante años, en vestidores, carreras y pláticas pre-maratón, circuló una idea casi sagrada: “no tengas sexo antes de competir porque te quita energía”. Algunos lo tomaron como mantra, otros como superstición, y unos más como excusa diplomática. Pero, como pasa con muchos mitos del deporte, la ciencia llegó a la pista con cronómetro en mano… y el resultado es más interesante (y menos dramático) de lo que crees.
El mito del “desgaste”
La creencia popular decía que el sexo previo a un entrenamiento fuerte reducía fuerza, resistencia o testosterona. En otras palabras: que te apagaba el motor antes de arrancar. Suena lógico… hasta que lo revisas con datos reales.
Un metaanálisis publicado en 2022 —que analizó 9 estudios y más de 130 atletas— concluyó que tener relaciones sexuales entre 30 minutos y 24 horas antes de entrenar o competir no afecta la fuerza, la resistencia ni la capacidad aeróbica. Es decir: quienes tuvieron sexo y quienes se abstuvieron rindieron exactamente igual.
La evidencia no se quedó ahí. Otras investigaciones sumaron puntos al marcador científico: la Universidad Estatal de California (San Marcos) analizó a 12 hombres que hicieron pruebas de fuerza en las piernas después de haber tenido sexo y después de no tenerlo. ¿Diferencias? Ninguna.
Pruebas de ciclismo y concentración mental: mismo desempeño, independientemente de la actividad sexual previa.
Encuesta a maratonistas: dentro de las 48 horas previas a la carrera, no hubo diferencia en el rendimiento relativo entre quienes tuvieron sexo y quienes no.
En resumen: el sexo no te quita velocidad, potencia ni enfoque. Tu cuerpo no se convierte en gelatina por un encuentro consensuado.
Entonces… ¿puedo o no puedo?
La ciencia dice: sí, puedes. Tener relaciones sexuales antes de correr no disminuye el rendimiento físico. Pero aquí viene la parte importante: lo que puede afectarte no es el sexo, sino lo que lo rodea. Si duermes menos, corres peor. Si cambias tu rutina y te genera estrés, corres peor.
Si llegas fatigado muscularmente, corres peor. En la mayoría de los casos, el efecto es más psicológico que físico. Si el sexo te relaja, te ayuda a dormir y te deja tranquilo, es un plus. Si te desvela o te altera, resta puntos.
O como decía el legendario Casey Stengel: “el problema no es tener sexo la noche anterior… sino pasarte la noche buscándolo”.
¿Y la testosterona?
Otro mito decía que el sexo bajaba los niveles de testosterona y, por lo tanto, el rendimiento. Sin embargo, los estudios no muestran cambios significativos que se traduzcan en peor desempeño deportivo. Tu cuerpo no se “desactiva” por tener relaciones sexuales en la víspera de una carrera.
La regla de oro para corredores
No se trata de prohibir ni de dar permiso. En realidad, la mejor estrategia es simple: haz lo que ya sabes que te funciona. Si tu ritual previo incluye descanso, hidratación, piernas frescas y cero dramas… sigue ahí. El sexo no tiene por qué romper ese plan.
Si tienes una relación estable, probablemente no haya maratón de búsqueda previa. Si estás soltero y la “aventura” se vuelve misión nocturna, bueno… ahí sí puede haber desgaste, pero fuera de la categoría deportiva.
Si antes de una carrera surge la pregunta existencial “¿sexo o abstinencia?”, la respuesta es menos dramática de lo que pensabas: puedes correr sin culpa y sin miedo. Lo importante es llegar a la línea de salida descansado, enfocado y listo para disfrutar los kilómetros.