La bisexualidad humana ha sido un tema de interés y debate en la ciencia durante mucho tiempo. Un estudio reciente, publicado en Science Advances, ha arrojado nueva luz sobre este tema al identificar variaciones genéticas asociadas con el comportamiento bisexual humano. Según este estudio, la bisexualidad tiene un importante componente genético, representando el 40% de su influencia, mientras que el entorno contribuye en un 60%.
Genética vs. Entorno: El impacto en la bisexualidad según la ciencia
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron datos de más de 450,000 personas de ascendencia europea inscritas en el Biobanco del Reino Unido. Al analizar las firmas genéticas asociadas con la bisexualidad, encontraron que estas eran diferentes de las asociadas con la homosexualidad. Además, descubrieron que los marcadores genéticos relacionados con la bisexualidad estaban vinculados a una mayor afinidad al riesgo en hombres, lo que podría favorecer más relaciones sexuales sin protección, así como a un mayor número de hijos en hombres heterosexuales.
Jianzhi “George” Zhang, profesor de la Universidad de Michigan y autor principal del estudio, explicó que este hallazgo ayuda a responder a la antigua incógnita evolutiva de por qué la selección natural no eliminó la genética que sustenta la atracción por el mismo sexo. Zhang señaló que “Hablamos aquí de tres rasgos: número de hijos, toma de riesgo y comportamiento bisexual, todos comparten elementos genéticos”.
Además, el estudio encontró que los marcadores genéticos asociados con comportamientos homosexuales estaban correlacionados con menos hijos en hombres heterosexuales, lo que sugiere una desaparición gradual de estos rasgos. Sin embargo, los datos del Biobanco del Reino Unido también revelaron que el número de personas que reportan comportamientos tanto homosexuales como bisexuales ha ido en aumento, probablemente debido a la creciente apertura social.
Este estudio revelador contribuye a la diversidad, riqueza y mejor comprensión de la sexualidad humana. Muestra que la bisexualidad tiene una base genética significativa y que su persistencia a lo largo de la evolución puede explicarse en parte por su ventaja en la reproducción en ciertos contextos. Los autores enfatizan que esto no debe interpretarse como una justificación para la discriminación basada en el comportamiento sexual, sino como un avance en nuestro entendimiento de la complejidad de la sexualidad humana.
La importancia de este estudio radica en su capacidad para desafiar las concepciones tradicionales sobre la bisexualidad y la diversidad sexual. Al identificar la base genética de la bisexualidad, los investigadores han proporcionado una nueva perspectiva sobre la evolución de la sexualidad humana y han abierto nuevas vías de investigación en este campo.