Según la psicóloga Karen Pine, la ropa tiene un impacto directo en la mente y la conducta, según escribe en su libro Mind What You Wear. Lo que usamos para mostrarnos al mundo, influye en cómo nos sentimos y en cómo somos percibidos por otros, según la autora. En el caso del negro, un color elegante y sobrio, la elección de este tono en la ropa se traduce de diferentes maneras, la cuales no están vinculadas precisamente con una personalidad triste o depresiva.
El negro es un color que se vincula a la elegancia y la autoridad, por lo tanto es usado por personas que buscan transmitir firmeza en contextos sociales o laborales. Muchos líderes de distintos ámbitos visten con este color para reuniones o eventos especiales.
Según la psicología, otro rasgo de quienes gustan de elegir el negro como el color predominante en su vestimenta es un carácter de determinación y autoestima. Lejos de ser personas que desean pasar desapercibidas, el negro les da la confianza y seguridad para enfrentar los desafíos de su entorno social o profesional.
Por otro lado, vestir de negro se relaciona a con una sensación de control. Las personas que lo hacen saben exactamente cómo se verán, cómo saldrán en las fotografías. No hay sorpresas, errores, o culpas, pues todo está calculado.
Esta necesidad de control es para crear estabilidad y gestionar la incertidumbre. Si no se puede controlar el trabajo, las relaciones o el futuro, sí se puede controlar la apariencia, lo cual es un anclaje psicológico.
La ropa negra es una declaración: ‘así soy yo, lo tomas o lo dejas’. Quien viste de negro no intenta complacer ni encajar en cualquier ocasión ni con cualquier persona. Tampoco quieren complacer a los que van a la moda, ya que su moda es el negro. Es su rasgo distintivo.
En la psicología junguiana, la sombra (la ausencia de color) representa las partes que solemos ocultar. Quienes visten de negro, hacen algo psicológicamente profundo: reconocen la oscuridad que todos los demás evitan.
No necesitan vestirse de colores brillantes para demostrar que son felices. Les agrada ese descenso a la oscuridad para conocerse mejor.
Quienes vestimos de negro hemos encontrado nuestra profundidad, sin preocuparnos lo que digan los demás. Nos sentimos cómodos con esa distinción. Hello darkness, my old friend.