Cada año aparece una nueva dieta extrema que promete resultados milagrosos: desde jugos verdes hasta ayunos intermitentes. Pero la última tendencia que circula en redes —el llamado “ayuno de sardinas”— ha dejado a los especialistas con las manos en la cabeza.
Sí, suena extraño, y lo es: consiste en comer exclusivamente sardinas durante varios días, con la idea de “reiniciar el metabolismo” y perder peso rápidamente.
El problema es que, aunque las sardinas son un alimento saludable, vivir solo de ellas es una mala idea.
Qué es el ayuno de sardinas y por qué se puso de moda
El “ayuno de sardinas” no tiene una definición científica ni un protocolo claro. En teoría, implica consumir únicamente sardinas —enlatadas o frescas— durante un periodo de 48 a 72 horas, sin añadir ningún otro alimento.
La tendencia cobró fuerza después de que el investigador Dr. Dominic D’Agostino hablara de ella en un episodio del The Tim Ferriss Show. Según él, el método fue inspirado por Frederick Hatfield, un fisicoculturista que, tras un diagnóstico de cáncer, incorporó periodos de consumo exclusivo de sardinas como parte de su dieta cetogénica.
Más tarde, la médica Annette Bosworth (Dr. Boz) popularizó la práctica al recomendar comer seis latas de sardinas diarias durante tres días para “reiniciar” el cuerpo.
Y como suele ocurrir en la era de los desafíos virales, miles de usuarios decidieron probarlo… sin considerar las consecuencias.
Las sardinas sí son saludables (pero no hacen milagros)
No hay duda: las sardinas son un superalimento. Aportan proteína de alta calidad, ácidos grasos omega-3, vitamina D, calcio y una buena dosis de selenio y hierro. Todo eso las convierte en una excelente opción para cuidar el corazón, fortalecer los huesos y mantener un sistema inmune fuerte.
El problema no son las sardinas, sino la idea de comer solo sardinas.
Una dieta equilibrada necesita fibra, carbohidratos complejos, frutas, verduras y una variedad de micronutrientes que este pescado simplemente no puede ofrecer por sí solo.
Los riesgos reales del ayuno de sardinas
Más allá del mal sabor de pasar días oliendo a lata, este tipo de ayuno puede tener efectos negativos en tu salud. Al eliminar grupos completos de alimentos, el cuerpo pierde nutrientes esenciales y puede sufrir consecuencias como:
- Falta de energía y fatiga mental, por la ausencia de carbohidratos.
- Problemas digestivos, debido a la falta de fibra.
- Déficits de vitaminas y minerales, especialmente del grupo B.
- Riesgo de intoxicación por metales pesados, como el arsénico.
De hecho, el presentador Joe Rogan reveló en su podcast que los médicos encontraron arsénico en su sangre después de comer sardinas a diario. Al dejar de hacerlo, los niveles volvieron a la normalidad.
Esto no significa que las sardinas sean tóxicas, sino que el exceso de cualquier alimento puede alterar tu equilibrio nutricional.
La trampa del “reinicio metabólico”
Promesas como “desintoxicar el cuerpo” o “reiniciar el metabolismo” suenan bien, pero no tienen respaldo científico.
Tu hígado y tus riñones ya cumplen esa función todos los días, sin necesidad de ayunos extremos ni dietas monótonas.
Un estudio publicado en el Journal of Obesity and Metabolic Syndrome concluyó que no existe una estrategia universal para perder peso; lo que realmente importa es la constancia y la sostenibilidad del plan alimenticio.
Por eso, cualquier dieta que te haga sentir miserable o te obligue a comer lo mismo durante días está destinada a fracasar.
Comer bien no tiene que ser un castigo
Si lo que buscas es mejorar tu composición corporal o cuidar tu salud metabólica, hay métodos más sensatos y sostenibles.
El ayuno intermitente, las dietas bajas en carbohidratos o la alimentación basada en comida real pueden ser opciones válidas, siempre que estén supervisadas por un profesional y adaptadas a tu estilo de vida.
En cambio, el “ayuno de sardinas” no ofrece ventajas comprobadas, y sí un riesgo innecesario de desequilibrio nutricional.
Además, puede generar una relación poco saludable con la comida y convertir la nutrición en un castigo, en lugar de un hábito placentero y consciente.
Recordatorio: las sardinas son el acompañamiento, no el menú completo
Incluir sardinas en tu dieta unas cuantas veces a la semana es una excelente idea. Son accesibles, nutritivas y versátiles.
Pero convertirlas en la única fuente de alimento es un error que puede costarte salud, energía y bienestar mental.
Antes de seguir la próxima moda nutricional que veas en redes, recuerda: la buena alimentación no se trata de extremos, sino de equilibrio.
Y ningún reinicio vale la pena si el precio es perder tu salud.