Por 22 años un grupo de científicos observó los efectos de desayunar más temprano o más tarde. Esto es lo que encontraron.
Quién lo iba a decir: resulta que la hora a la que desayunamos juega un rol importante en nuestra salud y esperanza de vida. Eso fue lo que encontraron investigadores, tras un estudio observacional que tomó más de 20 años para llegar a estas conclusiones.
En promedio las personas que se prestaron para el trabajo desayunaban alrededor de las 8:20 a. m., pero quienes lo hacían más cerca de las 9 a. m., o más tarde, eran más propensos a reportar problemas de salud mental, fatiga y hasta de mala salud bucal.
Más estudios para nuevas preguntas
Los investigadores aconsejan, sobre todo a los adultos mayores, ser consistentes con los horarios de desayuno, priorizando las primeras horas de la mañana.
Sin embargo, hay que decirlo, aunque los científicos vieron que quienes tendían a desayunar más tarde por la mañana tenían una probabilidad ligeramente menor de sobrevivir la década siguiente, tampoco hay una relación directa entre una cosa y otra. Ellos mismos dejan claro que al final su trabajo se fundamenta solo en el seguimiento observacional. Faltarían, entonces, otros estudios que partan de ahí para ver qué tan cierto es esto y por qué ocurre.
Este trabajo de investigación toma un valor adicional en medio de un tiempo en el cual la idea del ayuno intermitente, en el cual las personas retrasan su hora de desayuno deliberadamente, es cada vez más popular.
“Estos resultados refuerzan el dicho de que ‘el desayuno es la comida más importante del día’, especialmente para las personas mayores”, afirmó el autor principal, el Dr. Hassan Dashti, nutricionista del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos).