El domingo 2 de noviembre de 2025 marcó el fin de una era en el atletismo. Eliud Kipchoge, el hombre que redefinió los límites del cuerpo humano, cruzó por última vez una meta como corredor profesional en el maratón de Nueva York, considerado el más exigente de todos los majors. A sus 41 años, el keniano cerró su carrera en uno de los escenarios más emblemáticos del running mundial, donde solo compiten los mejores.
No necesitaba demostrar nada. Fue dos veces campeón olímpico (Río 2016 y Tokio 2020), ganador de once majors y el único ser humano que logró romper la barrera de las dos horas en un maratón (1:59:40 en Viena, 2019), aunque ese registro no fue homologado por tratarse de una prueba experimental. Pero más allá de los títulos y las marcas imposibles, Kipchoge deja un legado mucho más valioso: una filosofía de vida aplicada al running.
A continuación, recopilamos los principales consejos de Eliud Kipchoge para corredores aficionados, enseñanzas que van más allá del rendimiento y que resumen su manera de entender la disciplina, la constancia y el amor por correr.
1. Entrena de manera equilibrada
Para Kipchoge, entrenar bien no es solo acumular kilómetros. “Un programa equilibrado incluye fuerza, core y estiramientos”, ha dicho en múltiples ocasiones. Su mensaje es claro: un cuerpo fuerte es un cuerpo duradero. Incorporar una o dos sesiones semanales de fuerza —aunque sea en casa— mejora la postura, la eficiencia y previene lesiones. Y nunca olvidar estirar después de cada entrenamiento: la flexibilidad es tan importante como la resistencia.
Consejo práctico: reserva al menos dos días a la semana para trabajar el core, la movilidad y los estiramientos. No solo correrás mejor, sino que podrás hacerlo durante más años.
2. La distancia larga es sagrada
“El maratón se entrena corriendo largo”, decía Kipchoge. En los tres meses previos a una carrera, su rutina siempre incluía una tirada larga semanal. Estas sesiones no solo fortalecen el cuerpo, sino también la mente: te preparan para soportar la fatiga y mantener la calma cuando los kilómetros pesan.
Consejo práctico: comienza con distancias que te resulten cómodas y aumenta progresivamente. No busques velocidad, busca resistencia. Aprende a estar en movimiento durante largo tiempo y a disfrutarlo.
3. Mente y piernas deben ser poderosas
“No pasa nada si un entrenamiento sale mal. Hasta los días malos enseñan.” Así entendía Kipchoge el equilibrio mental. Su fortaleza no provenía solo de sus músculos, sino de una mente entrenada para aceptar el fracaso, adaptarse y volver más fuerte.
Consejo práctico: no te frustres si una sesión no sale como esperabas. Escucha a tu cuerpo, analiza lo que pasó y vuelve a intentarlo. Cada entrenamiento suma, incluso los difíciles.
4. Enfócate en las sensaciones
En un mundo obsesionado con los relojes y los tiempos, Kipchoge prefería enfocarse en las sensaciones. Para él, un buen entrenamiento era aquel que terminaba con el cuerpo y la mente en armonía.
Consejo práctico: deja a veces el reloj y los auriculares en casa. Corre escuchando tu respiración, tus pasos y tu ritmo natural. Encuentra el punto donde correr deja de ser una obligación y se convierte en una forma de equilibrio.
5. La disciplina es el arma más poderosa que tienes
“Debes ser disciplinado en la vida y en el entrenamiento. No hay atajos. Haz el trabajo con todo tu corazón.” Esta fue siempre su filosofía. Kipchoge creía que el talento sin disciplina no llega lejos. Su éxito no se explica por genética, sino por una rutina impecable, una mentalidad humilde y una constancia inquebrantable.
Consejo práctico: corre incluso cuando no tengas ganas. La regularidad es lo que marca la diferencia. Cada paso, por pequeño que parezca, te acerca a tu mejor versión.
El legado de un hombre sin límites
La magia de Eliud Kipchoge no está solo en sus récords, sino en su ejemplo. En cómo convirtió el acto de correr en una forma de meditación, de autoconocimiento y de superación constante. “Ningún ser humano tiene límites”, repite, y su carrera lo demostró una y otra vez.
No necesitas ser un atleta de élite para aplicar sus principios. Basta con ponerte los tenis, salir a correr y disfrutar del viaje. Kipchoge ya se retiró, pero sus lecciones siguen acompañando a cada corredor que busca algo más que velocidad: buscarse a sí mismo en cada zancada.