Rosadito, la nueva era del rosé
Oh, el polémico y audaz rosé. De acuerdo a las tradicionales reglas de etiqueta, fue concebido como un vino para acompañar el postre. Cosa que quedó en en el pasado; hoy se toma como aperitivo, fue la apuesta ganadora en 2019 de Angelina Jolie y Brad Pitt, que rompió récords de ventas, según Wine Spectator y lleva casi una década coronándose como el monarca absoluto para disfrutarse durante el verano. Sin embargo, todavía hay un mito que gira en torno a él, ese que dice que el paladar de los hombres heterosexuales no puede tolerarlo. Su origen puede que radique simplemente en no haber dado con el ideal. Pues regocíjense mexicanos, porque hay uno que tiene todo para conquistarlos… y viene en lata. Sé lo que estás pensando: “¿En lata? Ni que fuera chela”. Ok, Hold my beer.
¡Si, vino rosado en lata!
Basta de concepciones absurdas. El vino rosado no es exclusivo para mujeres (aunque así parezca), tampoco mediocre y mucho menos uno que se demerite por no venir en botella de vidrio. Por lo menos así lo ha demostrado Rosadito, la marca fundada por Antonio Balassone y Noah Tovares que propone un rosé fresco y seco de alto perfil en una presentación conveniente. Ajá. El principal obstáculo que enfrenta este tipo de vino se debe a que la mayoría de las etiquetas en el mercado se ha encargado de satanizarlo con extrema dulzura. “Durante muchos años fue injustamente criticado y se le atribuía una calidad inferior a la de un tinto o blanco cuando la verdad es que puedes llegar a tener un rosado excepcional. Posee el estigma de ser un vino dulce, pero Rosadito es seco, fresco y aromático”, señalaron Balassone y Tovares.
Por qué es un game changer
Rosadito es el primer vino rosado mexicano top en lata. Entre sus bondades, así como ventajas competitivas, vale la pena resaltar que se trata de uno de baja intervención porque no contiene azúcar añadida ni sulfitos agregados, tampoco está filtrado. Lo anterior gracias a que la bodega con la que trabaja es tan limpia y sustentable que bien podría obtener la certificación orgánica. Por si fuera poco, ofrece ediciones especiales de acuerdo a la temporada. La original de Rosadito lleva por nombre “Uno”, que está inspirada en el estilo de los vinos rosados de Provenza, Francia y que en esta ocasión nación en los viñedos de Ezequiel Montes en Querétaro. Su esencia consiste en una mezcla a base de Grenache y vino blanco (a partir de la uva Macabeo).
La maravilla y exclusividad de venir en lata
Rosadito tiene muy claro que para nada quiere reemplazar la experiencia que brinda la botella, sino convertirse en una alternativa más práctica para quienes tengan antojo de una o dos copitas, pero que no quieren beberse una entera. Nunca entenderé a esas personas, pero quién soy yo para juzgarlas. Mi primer rosé en lata -uno extra crisp, extra fizzy y con cero azúcar- lo probé en julio del año pasado en Los Ángeles porque se prohibían las botellas de vidrio en la zona de la alberca -aceptémoslo, beber en copas de plástico es triste. Compré entonces un paquete de cuatro latas; el equivalente a un poco más de una botella, el cual no solo me salvó del apuro, sino que me ayudó a disfrutar de esa frescura característica cuando la abres. Un aspecto o detalle que nunca había valorado tanto hasta ese momento.
Aunque el término democracia implica que algo es y pueda estar al alcance de todos, olvídate de buscar Rosadito en el Oxxo o tiendas de autoservicio. En este caso, que venga en un envase de aluminio no significa que sea del mismo nivel que otros vinos o populares bebidas alcohólicas preparadas. “Rosadito es un producto de altísima calidad y queremos que refleje eso siempre”, señalaron los fundadores.
Así que si después de haber leído esta nota ya te convenciste de darle una nueva oportunidad a este exclusivo vino rosado en lata, puedes comprarlo en su sitio en línea, en tiendas que vendan productos locales, de especialidad o pedirlo en restaurantes y hoteles. Larga -y nueva- vida al rosé.