Viajar es un placer y hacerlo solo o acompañado es parte de esa experiencia. Es en este punto donde vemos dos tendencias: los que gustan de ir en grupo o pareja y los que no le temen a hacerlo en soledad. La elección tiene todo que ver con tu forma de ser.
Mientras otros ven los viajes como un espacio de compañía, hay otros que los ven como la oportunidad que necesitan para encontrarse a sí mismo, aprender, reflexionar y probar sus capacidades. Si eres de los últimos, entonces tienes 9 rasgos en tu personalidad que explican tu tendencia a ver los viajes como un reencuentro contigo.
Tienes confianza en ti mismo
No dudas en tomar tus maletas, empacar y lanzarte a la aventura con tu sombra como única compañera. Confías en que vas a gozar del viaje contigo mismo, tus pensamientos, tus miedos y tus anhelos. Ves los viajes como una herramienta de autoconocimiento que te hará más fuerte y te retará a salir de la zona de confort.
Te sientes cómodo en la incertidumbre
Cuando viajas solo es probable que las cosas no salgan como deseas en algún punto del trayecto. Sin embargo, para ti eso es parte de la aventura y lo ves como oportunidad de probarte ante la adversidad. Mientras otros no soportan la incertidumbre, tú la ves como un reto, pero más como una compañera necesaria.
Eres curioso
Un viajero es un curioso por naturaleza. Y hacerlo en soledad te permite experimentar sentimientos que nunca saldrían si fueras con alguien más. Te gusta experimentar contigo mismo en diferentes escenarios y ver el resultado de tus decisiones, y eso es uno de los aprendizajes más grandes que la vida y la soledad te dan.
No te da miedo la soledad
Parece obvio, pero se tiene que decir. El viajero solitario es alguien que no teme ser él y nadie más. Mientras algunos se paralizan ante la perspectiva de la soledad, tú gozas ante el panorama de no ir con nadie, manejar tus tiempos, marcar tu ritmo e ir adonde tus pasos te manden. Y eso, amigo mío, es tu gran fortaleza.
Te adaptas y eres flexible
Viajar solo ya es en sí mismo un acto de adaptación y flexibilidad. Cuando te decides a emprender tu camino por cuenta propia tendrás que sortear diversas decisiones y posibilidades, pero sabes que no hay nada de qué preocuparse: sabes resolver, decidir y emprender una aventura tras otra.
Eres una persona independiente
A modo de resumen, todo se traduce en una sola frase: adoras la independencia, la posibilidad de tomar tus propias decisiones, la libertad de ir a tu ritmo, a tu aire, contigo mismo. Eres un alma que sabe bien lo que es y lo que quiere. Eres un viajero valiente que anhela descubrir el mundo que hay allá afuera, pero también el que llevas dentro de ti.