Con apoyo de Harvard te contamos en qué consiste la productividad tóxica, cómo identificarla y qué hacer para afrontarla.
Su nombre lo dice todo: la productividad tóxica es una distorsión del deseo por hacer cosas que nos encaminen hacia un fin positivo. Lo de tóxico viene porque la persona que cae en una visión de este tipo acaba llevando a la obsesión lo que en un principio no debería suponer un problema.
Para alguien que llega a este nivel todo el tiempo de vigilia debe ser dado como tributo al éxito que se quiere alcanzar. ¿Cómo? Trabajando hasta las “últimas consecuencias”, privándose de las actividades recreativas.
La productividad tóxica, irónicamente, termina por conducir al individuo a un lugar que nada tiene que ver con aquello que quería. Vaya, puede ser tan perjudicial como el acto de procrastinar.
Se ha visto que quienes se dejan llevar por una idea rígida y obsesiva del ser productivo viven con culpa por realizar cosas que no se relacionen a sus metas, y, claro, más temprano que tarde el agotamiento termina por hacer que la situación “estalle”.
“La productividad tóxica es realmente una presión interna para ser productivo en todo momento y dar prioridad a tu lista de tareas pendientes a expensas de tu bienestar mental o físico”, dijo, en un artículo de su universidad, Natalie Dattilo, profesora de psicología en la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos). “Puede aparecer de forma sigilosa. De repente, te sientes atrapado en tus obligaciones y alejarte tiene un coste demasiado alto”.
El problema es serio. Según Harvard, el concepto de productividad tóxica cobró una nueva importancia tras la pandemia, cuando el aumento del teletrabajo y las modalidades de trabajo híbridas acentuaron la sensación de que debemos estar constantemente “conectados”.
Señales de alarma de la productividad tóxica
Tú o alguien que conozcas podría estar pasando por esta situación. La universidad citada apunta que los siguientes son los principales signos de que el problema nos está consumiendo:
- Vivir en un falso y constante estado de urgencia por pasar a la siguiente tarea
- Incapacidad para relajarse
- Culpa o vergüenza por no haber logrado lo suficiente
¿Qué hacer?
Dattilo recomienda estas estrategias para realizar en casa:
- Practicar la respiración profunda o cualquier otro elegido que te conduzca a la calma.
- Escribir un diario, para visualizar y reconocer, desde otra perspectiva, lo que hacemos día a día.
- Examinar tu relación con el tiempo de inactividad (se vale tener momentos de sin “productividad”, aunque tu mente te engañe con lo contrario).