Vi los primeros capítulos de Pecados Inconfesables después de haber asistido a la sesión fotográfica de Andrés Baida con la G580 de Mercedes-Benz. Lo agradezco. De haberlos visto antes no habría podido concentrarme en admirar el peculiar tono azul de la camioneta sin recordar algunas escenas de la serie. La camioneta es casi una protagonista más y los paisajes boscosos de la pantalla y la vida real tenían demasiadas similitudes como para no asociarlos.
También por eso pude pedirle con ingenuidad a Andrés, en la primera pausa que hizo, que me sintetizara el argumento de la serie que protagoniza junto con Zuria Vega y Erik Hayser. “Es un thriller erótico”, respondió de inmediato; “vaya, que van a conocer mucho de mí”, bromeó, y pasó de inmediato a hablar con toda naturalidad de que su personaje es un escort que quiere ser actor; que se enamora de la esposa de un empresario que tiene una doble (o triple) vida, y que vive con varias G580 a su disposición, que para deshacerse del marido los amantes traman provocar una escena de acoso sexual sobre su personaje (sí, el marido tiene una vida homoerótica)…
La narración entra en suspenso. Andrés tiene que regresar a la camioneta y asumir la posición del piloto para realizar la siguiente toma. Descubre de inmediato los beneficios de los asientos multicontorno activos.
Yo aprovecho su primera pausa para preguntar: ¿cómo fue tu proceso de decisión para decir: “va, hago eso”? Porque describes una trama fuerte.
Fíjate que no la pensé mucho, para mí protagonizar una serie así, con un elenco así, representaba una gran oportunidad. A mí me tienden a encuerar mucho y también quiero interpretar y justamente el personaje de Iván tiene esas posibilidades: sí, el físico, pero también hay hay trasfondo, hay un arco, pasan cosas, le suceden cosas.
Entre las cosas que le suceden a él y a otros personajes son unas persecuciones registradas en tomas que hacen evidente el desempeño de una camioneta eléctrica automática con tracción en las cuatro ruedas, capaz de acelerar de 0 a 100 kilómetros en 4.7 segundos.
¿Qué sigue? Ya tienes 30 años, ¿no? ¿Te ha pegado eso? Le pregunto a manera de provocación.
No, fíjate que no. Yo por dentro me siento el mismo. Lo que sucede es que desde los 18 años dije: esta es mi versión; puede ir cambiando, evolucionando y mejorando, pero este momento mío a mí me encanta y siempre mantuve vivo ese niño interior mío.
Ese niño tiene ya seis años de carrera, y eso es evidente cada que está frente a la cámara. Abre y cierra las puertas de la camioneta con naturalidad, sin perder de vista al fotógrafo; se tira en el asiento trasero, se asoma por el quemacoco. Aprovecha cada movimiento para analizar el techo interior en microfibra MICROCUT, el volante deportivo multifunción en napa…
Andrés asegura que mantiene los pies en la tierra porque siempre ha visto su espacio de trabajo como un reloj. “Todos somos un engranaje importante. Si falta uno, valió; no funciona nada. Yo siempre he visto así tanto el trabajo como la vida.”
La siguiente toma implica rodar unos metros la G 580, le entusiasma la idea, aunque está lejos de considerarse alguien que disfruta de las emociones fuertes.
“Soy superaburrido, superaburrido. Honestamente me encantaría ser más extrovertido, hacer cosas de hiking, no sé, surfear. Pero no, yo soy muy hogareño, soy un ermitaño, te voy a confesar, yo soy supergamer, desde muy chiquito. Yo me armé mi propia PC gamer y la he ido adaptando pieza por pieza. Como que la vida me ha llevado a un lugar donde soy muy independiente.”
“Pero sí, mi día a día me dedico a eso, a hacer ejercicio y a jugar videojuegos con mi mejor amigo de toda la vida, que vive en Cancún.”
Llega el momento de hacer la última toma. Andrés confiesa entonces su interés creciente por la fotografía, otra afición que tiene mucho de mecánica, de precisión.
¿Qué sabes hoy de la actuación que no sabías al empezar?, le pregunto, para empezar a despedirnos.
Que la actuación se trata de vínculos, como lo que te decía de lo del reloj: cada persona crea a tu personaje de cierta manera. Y eso a mí se me hace increíble porque no solo lo creo yo, lo está creando el director, lo está creando maquillaje, lo está creando audio, lo está creando peinado, lo está creando fotografía, lo crean todos. Y esos vínculos que tú creas dentro de un set, ya sea fuera o dentro de la ficción, son superimportantes para transmitir y darle esta veracidad a lo que está sucediendo durante la grabación.”
Nos despedimos. La sorpresa final fue para mí. Bajé del Ajusco hasta el centro de la ciudad en el asiento del copiloto de la G 580; durante poco menos de una hora pude recibir el masaje que da el asiento, ser testigo de cómo operaban el asistente activo de distancia DISTRONIC, el asistente activo de dirección… Cuando llegó el momento de descender, había entendido ya lo que vería días después en la pantalla, en los primeros episodios de Pecados Inconfesables: por qué la G 580 era la camioneta favorita de varios personajes.
Créditos
Total Look: Amiri @amiri
Joyería: Bvlgari @bvlgari
Reloj: Bvlgari @bvlgari