Mérida, la capital yucateca, conocida por su vibra tranquila, su arquitectura colonial y su renovado atractivo gastronómico, suma una nueva razón para visitarla: el renacimiento del Hotel Sevilla, una joya del siglo XVI que vuelve a abrir sus puertas con la elegancia contemporánea que caracteriza a Grupo Habita y la visión curatorial de Rafael Micha.
Para el turista que busca hospedajes únicos, experiencias auténticas y una estética que combine lujo discreto y alma local, este es un spot que definitivamente merece estar en el radar.
Una casona del siglo XVI reinventada
Pocas veces un hotel puede presumir una historia tan fascinante como la de Sevilla. Su sede es una de las primeras casonas construidas tras la fundación de Mérida en 1542, cuando la ciudad apenas tomaba forma como enclave colonial. Muros gruesos de piedra, patios amplios y proporciones novohispanas lo convirtieron, desde temprano, en testigo silencioso del desarrollo cultural y político del sureste mexicano.
Durante el siglo XIX, la casa perteneció a Josefa Escudero y Aguirre, cuyo linaje estuvo vinculado con la administración del comercio de tabaco en la región. Aquí se reunían viajeros, exploradores y figuras del Partido Conservador conocidos como Los rutinarios, quienes organizaban tertulias en las que se discutía —y se decidía— parte del destino de la ciudad.
Ya en el siglo XX, la propiedad pasó por la familia Duarte hasta llegar, en los años cincuenta, a manos de Antonio Mimenza Ortiz, quien la transformó en el Hotel Sevilla original. Durante décadas funcionó como uno de los hospedajes más representativos de la ciudad, especialmente durante el auge turístico de mediados del siglo pasado.
Renacer de la mano de Grupo Habita
Hoy, tras años de silencio, el Hotel Sevilla vuelve a respirar con fuerza. Su nueva vida llega de la mano de Grupo Habita —responsables de algunos de los hoteles boutique más interesantes de México— y de la mirada experta de Rafael Micha, quien ha convertido este proyecto en un delicado equilibrio entre memoria y modernidad.
El inmueble fue intervenido por el despacho Zeller & Moye, que reinterpretó los espacios del siglo XVI con un respeto absoluto por su esencia. Lejos de cubrir la historia, la dejan a la vista: las texturas originales se mezclan con materiales locales, la luz tropical atraviesa pasillos restaurados y los patios vuelven a ser protagonistas, ahora pensados como lugares para desconectar del ritmo citadino.
El resultado: un hotel íntimo, con solo 21 habitaciones y suites, diseñado para quienes prefieren una experiencia personalizada y sin pretensiones. No es un hotel para pasar desapercibido: es un hotel para habitarlo con calma.
Diseño, arte y lujo contemporáneo
El nuevo Sevilla no es un simple alojamiento; es un ejercicio de diseño integral. El estudio Bienal, con sede en Mérida, desarrolló la identidad gráfica del proyecto, logrando un lenguaje visual que respira contemporaneidad, pero mantiene el arraigo yucateco. Esta coherencia estética se siente desde la señalética hasta los detalles de papelería, creando una atmósfera que hila el pasado con el presente. El hotel se vive desde los sentidos a partir de diversos detalles:
- Piscina y jardín que funcionan como un oasis dentro del centro histórico.
- Espacios amplios y luminosos donde predominan la madera, la piedra y los tonos neutros.
- Un ritmo arquitectónico que invita a caminar, observar y detenerse.
Este es el tipo de hotel que disfrutas tanto en solitario —ideal para quienes buscan silencio y contemplación— como en pareja, con una vibra romántica sin caer en clichés.
Una ubicación estratégica en el corazón de Mérida
Situado en Calle 62, número 511, el Hotel Sevilla se inserta de manera natural en el Centro Histórico, rodeado de museos, galerías, restaurantes y cafés. No busca imponerse al tejido urbano, sino integrarse a él, como lo ha hecho desde hace casi cinco siglos.
Para el viajero moderno, esto significa tener lo mejor de la ciudad a unos pasos: desde la Plaza Grande y el Paseo de Montejo, hasta propuestas gastronómicas contemporáneas y mercados tradicionales donde la cultura yucateca vibra sin filtro.