Una interpretación de Leonardo DiCaprio siempre es intensa—es elemental: Howard Hughes perdiendo la razón, Jordan Belfort degradándose a sí mismo, Hugh Glass sobreviviendo contra todo pronóstico. Para los espectadores, es algo extraordinario de presenciar.
Su más reciente película, One Battle After Another, no es la excepción. DiCaprio se sumerge por completo en el personaje de Bob Ferguson, un revolucionario acabado y padre de una hija adolescente, Willa, interpretada por Chase Infiniti en su primer papel en el cine. Lo acompañan Teyana Taylor como la madre ausente, Benicio Del Toro como el aliado, y Sean Penn como el villano. One Battle After Another es una gran película: una cinta de acción con persecuciones en auto, una historia de espionaje con un agente clandestino borracho y drogado, y un thriller político con ecos de estos tiempos tan interesantes. Pero en el fondo, la película es una historia sobre un padre y su hija, y sobre lo que significa estar presente para las personas que amas. También es muy divertida.
El guionista y director es Paul Thomas Anderson, cuyos filmes—como Boogie Nights, Magnolia y There Will Be Blood—son interpretaciones operísticas de la fragilidad humana. Sus películas son viscerales y a menudo inquietantes. También pueden ser graciosísimas, y siempre resultan increíblemente entretenidas.
One Battle After Another es su primera película con DiCaprio. Ambos rara vez conceden entrevistas, y sus vidas y trabajos son objeto de interminable curiosidad y especulación. Este verano, tuvieron dos conversaciones: una en la cocina de Leo, y otra por teléfono. Grabaron sus charlas y entregaron las transcripciones a Esquire, las cuales editamos y condensamos. (Anderson también fotografió a DiCaprio para nosotros en Los Ángeles.) Les dimos algunos temas para conversar, algunos los aceptaron, otros no tanto. Pero el resultado es una mirada poco común a las mentes de dos de los hombres más audaces y originales de Hollywood.
PAUL THOMAS ANDERSON: ¿Algún arrepentimiento? LEONARDO DICAPRIO: Lo voy a decir aunque estés aquí: mi mayor arrepentimiento es no haber hecho Boogie Nights. Fue una película fundamental para mi generación. No me imagino a nadie más que Mark [Wahlberg] en ese papel. Cuando finalmente vi la película, pensé que era una obra maestra. Es irónico que tú seas quien me haga esta pregunta, pero es la verdad. ANDERSON: ¿Por qué nos tomó tanto tiempo? DICAPRIO: Sé que One Battle After Another llevaba mucho tiempo en tu escritorio. Era una historia muy personal para ti en muchos sentidos, y sin duda sigue siendo relevante para el mundo en el que vivimos actualmente. Pero, en el fondo, querer hacer esta película fue bastante simple: llevo como veinte años queriendo trabajar contigo, Paul, y me encantó esta idea del revolucionario acabado que intenta borrar su pasado, desaparecer y tratar de llevar una vida más o menos normal criando a su hija. ANDERSON: Es un personaje interesante, alguien que empieza queriendo cambiar el mundo desde la extrema izquierda, pero que con el tiempo se va volviendo más cascarrabias y cerrado. DICAPRIO: Y que vive en una paranoia constante. Fue divertido crear un personaje que, de forma extraña, es un híbrido entre ambos partidos políticos y creencias… y claramente no es el “Padre del Año”. ANDERSON: Nadie puede escapar de lo inevitable, y para él eso es ser padre y ver cómo surge otra generación detrás de él. Así que lo inevitable es la mediana edad. Lo inevitable es la complacencia. Lo inevitable es mirar a la siguiente generación con desdén simplemente porque no lo están haciendo como tú crees que deberían hacerlo, que en realidad es un código para decir: “No lo están haciendo cómo lo hicimos nosotros”. Y entonces lo que resulta es volverse un viejo gruñón, sin importar lo liberal o entusiasta que fuiste en tu juventud. Cuando enfrentas las batallas cotidianas de la vida, simplemente te desgastan. DICAPRIO: Especialmente si estás viviendo en secreto. ¿Qué opciones tienes? ¿Vas a quedarte ahí drogándote, fumando marihuana, viendo viejas películas revolucionarias y sin tener celular? Eso también se volvió otro gran tema de la película. ANDERSON: Te voy a hacer una pregunta y quiero que respondas lo más rápido que puedas. Si no supieras cuántos años tienes, ¿qué edad dirías que tienes ahora? DICAPRIO: Treinta y dos. ANDERSON: Buena respuesta. Ahora lo que tendrás que hacer es investigar qué te pasó cuando tenías treinta y dos, y vas a descubrir por qué diste esa respuesta. Y esto se relaciona con tu personaje en la película: él se enamoró de una mujer llamada Perfidia. Ella le rompió el corazón en mil pedazos, lo volvió a armar, lo destrozó de nuevo, lo reconstruyó y lo hizo trizas una vez más, por si acaso. Lo dejó atrapado en el tiempo, incapaz de seguir adelante. Lo inevitable con un corazón roto así es quedarse estancado, dándole vueltas y vueltas. Te quedas en el mismo lugar. Por cierto, mi respuesta fue veintisiete.
ANDERSON: Cuando llegué contigo, hace cuatro o cinco años, el guion ya estaba como al 80%. Todavía no había terminado de definir bien la política de la historia respecto a los teléfonos. DICAPRIO: Siempre te interesó esa idea de un mundo sin teléfonos. ANDERSON: Sabía que tenía que abordarlo. Tú fuiste quien me llevó a la idea de que Willa tuviera un teléfono como una forma de rebeldía contra los deseos de su padre. Esa fue una gran idea. Siempre es divertido cuando surge una idea nueva y se da ese cambio inmediato en el que abrazas algo a lo que antes estabas totalmente opuesto. La película se benefició mucho de eso. DICAPRIO: La película habla de la desconexión entre generaciones. Trata de cómo se relacionan este padre y su hija, y de cómo estamos viviendo en un mundo completamente distinto al de la siguiente generación. Creemos que lo entendemos, pero no es así. Esta es su forma de comunicación. ANDERSON: Si vienes de una generación que disfrutó o fue enloquecida por el misterio de preguntarte dónde está alguien o cuándo volverá a llamar, o de pensar “tengo que correr a casa para revisar la contestadora a ver si alguien llamó”, imagina que alguien te hubiera dicho que podrías caminar con una contestadora en el bolsillo. Desde el punto de vista de la generación de ella: ¿por qué no habría de dejarle saber a alguien dónde estoy en cada segundo del día? No entiendo cuál es el problema. ¿Por qué no querrías grabarte bailando? ¿Cómo es posible bailar y no grabarte? DICAPRIO: Recuerdo que mi hermanita y sus amigas me preguntaban: “¿Cómo era?” Yo viví en la época de las contestadoras, y cuando hacías planes, llegabas a tiempo, o llamabas desde un teléfono público para revisar tu contestadora y ver si te habían dejado un mensaje, para ver si iban a llegar tarde. Y luego tenías que llamar a su contestadora para que ellos la revisaran. Me decían: “Ustedes seguro nunca hacían planes, ¿cómo se comunicaban?” Había mucha espera; tenías que cumplir tu palabra. ANDERSON: ¿Te acuerdas cuando recién empezábamos en este negocio, si conocías a alguien de la generación anterior que era exitoso en Hollywood, tenían servicio de contestadora? Era como: “¡Dios mío! No tienen una contestadora, ¡tienen un servicio de contestadora!” DICAPRIO: Traté de explicar lo de los beepers. Si algo era urgente, decías tu número y luego ponías 911911911. Eso significaba: deja lo que estés haciendo y llama. ANDERSON: Bueno, los beepers eran básicamente para los dealers. DICAPRIO: Eso no es cierto. Todos teníamos beepers. ANDERSON: Yo nunca tuve uno. Mi dealer sí. DICAPRIO: Todos mis amigos tenían beepers. Se los enganchaban al pantalón y andabas por ahí—bip bip bip—lo mirabas y decías: Ah, mi amigo me está llamando. “¿Dónde estás?” ANDERSON: Aquí va una pregunta que Esquire quiere que te haga: “El año pasado cumpliste cincuenta. ¿Sientes que es un momento natural para reflexionar?” DICAPRIO: “Emocionalmente cumpliste treinta y cinco el año pasado.” ANDERSON: “Tu edad es cincuenta, pero tu madurez emocional es de treinta y dos.” ¿Cómo se siente eso? DICAPRIO: O sea… ¿quieren saber sobre la edad? ANDERSON: Quieren saber si es un momento natural para la reflexión. DICAPRIO: Bueno, te genera esta sensación de querer ser más honesto y no perder el tiempo. Solo puedo imaginar cómo van a ser las próximas décadas. Miro a mi madre, por ejemplo, y ella simplemente dice lo que piensa y no pierde el tiempo. No se molesta en fingir. ANDERSON: Sí. DICAPRIO: Hay que ser más directo, y correr el riesgo de que las cosas se desmoronen, o de tener desacuerdos, o de tomar caminos distintos en cualquier tipo de relación—personal, profesional—y todo esto es porque simplemente ya no quieres perder más el tiempo. Tienes que ser mucho más claro. Es casi una responsabilidad, porque tienes más vida detrás de ti que por delante. ANDERSON: Esa es una buena respuesta.
DICAPRIO: ¿Qué tenía esta película que te hizo querer dedicarle veinte años? ANDERSON: Las películas políticas pueden sentirse como una obligación, como cuando tienes que comerte tus verduras. Hay muchas excepciones de grandes películas políticas; sin embargo, en este momento lo único que quiero ver es una historia con la que me pueda identificar. Y lo único que realmente importa es lo emocional. Lo emocional nace de una historia familiar. Nace de cómo amamos y cómo odiamos. Cuando una película predica algo, dejo de escuchar. Es imposible seguir el ritmo del estado del mundo, y por eso lo mejor es enfocarse en las cosas que nunca pasan de moda. Puedes saber qué nunca pasa de moda al identificar qué parte de una historia es la que realmente le importa al público. Nuestra pregunta es: ¿Puede un padre encontrar a su hija? O ¿qué significa ser una familia?
DICAPRIO: A ti se te considera un director muy “de cine de autor”. ¿Tú lo llamarías así? ¿Cómo lo llamas tú? ANDERSON: Bueno, no hay necesidad de insultar. DICAPRIO: No, ¿cuál es el término? No haces películas súper comerciales, digámoslo así. Eres guionista, director. Tienes tu propia visión. ¿Cuál es el término? ANDERSON: ¿“Discapacitado en la taquilla”? DICAPRIO: No, sí aprecias las películas de gran presupuesto, como una de Marvel. Te he oído hablar de Terminator 2—sobre cómo fuiste a la escuela de cine y alguien dijo: “Si estás aquí para hacer Terminator 2, estás en el lugar equivocado.” Y tú dijiste: “Pues que se joda. Terminator 2 es una gran película.” Para mí, esta es una versión estilo Paul Thomas Anderson de una película de acción. Pensaba en persecuciones de autos… ¿Cómo va a hacer Paul French Connection? ¿Qué va a hacer que no hayamos visto con Michael Bay y que lo convierta en algo totalmente suyo? ANDERSON: Hace veinte años empecé a escribir esta historia, y la semilla era básicamente escribir una película de acción con persecuciones de autos. Volvía a ella cada dos años. A veces pensaba en lo mucho que me gustaría adaptar Vineland, de Thomas Pynchon, un libro de los ochenta acerca de los sesenta. Pero lo estaba viendo en los dos mil y pensaba en lo que esa historia significaba en ese momento. Después surgió otra historia completamente distinta que tenía flotando sobre una revolucionaria. En otras palabras, durante veinte años he tenido todos estos hilos sueltos, y en cierto modo, ninguno ha pasado de moda, porque todo lo que parece estar pasando políticamente siempre es lo mismo. La misma mierda, año tras año. DICAPRIO: Mucha gente dice que One Battle After Another está basada en Vineland. Yo nunca leí Vineland. Nunca me hablaste de ese libro. Hay muchas referencias, pero ya lo leí, y ahora veo algunas de las raíces de donde nació esta historia, y toda esta idea de qué pasa con aquellos revolucionarios después de los años sesenta. ANDERSON: Vineland siempre iba a ser demasiado difícil de adaptar, así que robé las partes que me hablaban y salí corriendo como un ladrón. Supongo que eso es lo que hacemos todos los guionistas: somos unos malditos ladrones. Siempre me gustó la estructura de Los Miserables. Tiene un primer acto salvaje y caótico, y luego se estabiliza la historia, y tienes que recoger los pedazos de lo que quedó o afrontar las decisiones que tomaste en ese primer acto. Esa es una estructura dramática muy sólida. DICAPRIO: Hay temas de Star Wars y Terminator 2 aquí. Es interesante ver cómo fusionaste tu visión del zeitgeist—de lo que todos están hablando hoy políticamente—con temas muy cercanos para una audiencia más amplia. ANDERSON: Esos personajes míticos, al menos en los que se basa Star Wars, han existido desde siempre y nunca pasan de moda. Es el clásico “nada cambia”. La historia de una niña elegida y las fuerzas opuestas que persiguen su magia—es un clásico, pero sigue funcionando y sin duda encaja con estos tiempos. Una vez que tienes una historia que funciona, la siguiente pregunta es el tono, y nuestro tono terminó reflejando a los personajes. Nuestro tono refleja lo absolutamente absurdo de la naturaleza humana. DICAPRIO: Mi personaje no es el típico héroe estilo Terminator que tiene superpoderes o habilidades especiales, pero es implacable, ¿sabes? ANDERSON: Bueno, eso nos lleva a… DICAPRIO: The Bad News Bears. Él es como la versión moderna del papá héroe de The Bad News Bears.ANDERSON: Exacto—tiene mucho de Walter Matthau en Bad News Bears. Cuando veo las películas de Misión: Imposible, normalmente empiezan con un código que Tom Cruise tiene que intercambiar. Yo soñaba pensando: ¿qué pasaría si Ethan Hunt se olvidara del código una vez? ¿La persona del otro lado diría: “Está bien, sé que eres Ethan Hunt. Sigamos con esto”? ¿O diría: “Lo siento, sé que eres Ethan Hunt, ¿pero igual necesito la contraseña”? DICAPRIO: Hablamos mucho de cómo crear un personaje heroico y darle un sentido de realidad, y no hacerlo con las decisiones típicas de siempre. Me dijiste: está en la búsqueda implacable de proteger a su hija, de no rendirse, de estar ahí para ella. Es una historia sobre un padre y una hija, y sobre lo que haces en esas circunstancias, incluso si todo está en tu contra. En algún momento hablamos de llevarlo a extremos tipo John Wick. Y yo dije: no, dame una pistola menos profesional, o ¿y si no hay pistola? Eliminar la violencia de su personaje fue la clave para desbloquearlo. ANDERSON: También me pareció interesante que nunca supimos exactamente cómo iba a terminar. Pero me gusta a dónde llegamos. El centro dramático era que Willa dijera: “¿Quién eres tú?” Y al momento de salvar el día, tú dijeras: “Soy tu papá.” DICAPRIO: Y de eso trata realmente la historia. ANDERSON: Eso es heroico. Eso es más heroico que dispararle a alguien. Salvarla es decir: “Soy el que ha estado aquí desde siempre. Soy tu papá.”
ANDERSON: Si es sábado y estoy pensando “¿qué quiero ver?”, lo más probable es que acabe viendo algo con algún tipo de aventura o acción. Lo primero que se me viene a la mente es Midnight Run. Siempre he estado soñando con hacer una película tan divertida como Midnight Run desde que la vi por primera vez. DICAPRIO: Una obra maestra. ANDERSON: La vi tres o cuatro veces en la semana que se estrenó. Es el punto más alto de lo que puede llegar a ser una gran película para un público amplio. Normalmente relegamos las películas de acción a una esquina donde no se les permite tomarse en serio. Hay excepciones, como Mad Max, pero en general no dejamos que nuestras películas de acción se crucen con nuestras historias más dramáticas, como si no pudiera haber buena actuación mientras alguien maneja un auto o dispara un arma. Pero Midnight Run lo tiene todo. DICAPRIO: Justo hablaba de esa película recientemente, y un comediante muy famoso me dijo: “Probablemente sea la mejor comedia de dos personajes que se haya hecho. Es brillante.” Cuando mi papá me hablaba de lo que es la actuación, me llevó al cine en Burbank a ver Midnight Run. Me dijo: “¿Quieres ser actor, hijo? Ese tipo ahí—eso es actuar.” ANDERSON: ¿Llegas a ver tus películas antiguas? DICAPRIO: Casi nunca veo mis películas, pero siendo honesto, hay una que he visto más que las demás. The Aviator. Simplemente porque fue un momento muy especial para mí. Ya había trabajado con Marty [Scorsese] en Gangs of New York, y llevaba diez años cargando un libro sobre Howard Hughes. Casi la hice con Michael Mann, pero hubo un conflicto y terminé llevándosela a Marty. Yo tenía treinta años. Fue la primera vez que, como actor, sentí que formaba parte de la producción de forma implícita, y no solo como un actor contratado para interpretar un papel. Me sentí responsable de una manera completamente nueva. Siempre me he sentido orgulloso y conectado con esa película como una parte clave de mi crecimiento en esta industria y como la primera vez en que asumí un rol de colaborador real. ANDERSON: Yo puedo detenerme y verla en cualquier momento.
DICAPRIO: Tenemos que hablar de Adam. [Adam Somner fue un primer asistente de dirección nacido en Reino Unido, que trabajó con Martin Scorsese, Steven Spielberg, Ridley Scott y Anderson antes de fallecer el año pasado a causa del cáncer. Aparece acreditado como productor en One Battle After Another.] ANDERSON: Claro. DICAPRIO: No había nadie como él. El hecho de que este hombre fuera capaz de llevar todo al límite para poner orden en el caos fue una de las cosas más mágicas que he presenciado en toda mi carrera. Y trabajó con los mejores directores del mundo, y ellos confiaban en él. Me permitía ver cómo tú, o alguien como Marty, manejaban tantos departamentos distintos, con tantas preguntas, y por eso no tengo un fuerte deseo de dirigir. Porque yo todavía estoy tratando de resolver cómo decir una línea. Me puedo ir en espiral durante horas solo pensando cómo decir esa línea. Sé que esto nos pone emocionales, pero simplemente no hay nadie mejor. ANDERSON: Sin duda alguna. Y en lo que respecta a ti y a mí, llevábamos como veinticinco años queriendo trabajar juntos. Siempre iba a suceder en el momento justo. Pero Adam, desde que trabajaba contigo, decía: “¡Pónganse en marcha! A ustedes les va a encantar trabajar juntos, se los digo porque los he visto a los dos por separado. ¡Ahora es el momento!” DICAPRIO: No sabía que te dijo eso. ANDERSON: Fue bonito que esa combinación que él imaginaba para nosotros se hiciera realidad. Había una lista de espera bastante larga para contar con los servicios de nuestro querido Adam. Me gusta pensar que yo estaba al principio de la fila, pero todos sabemos que el primero era Steven, porque Steven es el rey. Pero la alegría de entregarle el guion y esperar su opinión, su aprobación—que siempre era de apoyo, pero nunca complaciente—eso lo vale todo. No te decía que era genial si no lo consideraba así. Y eso lo es todo. Estás rodeado de tus propias inseguridades y tu propia confianza. Cuando una sube y la otra baja, tener a alguien estable, con buen gusto además de talento… eso es lo máximo que uno puede pedir. Y eso era él. Pero también era alguien que sabía cómo preparar el ambiente para un actor, mantener la calma, el silencio, dejar que hagan su trabajo. Por eso Daniel Day-Lewis no pisa un set sin Adam Somner para mantener la calma, ¿sabes? Por eso uno se siente seguro. DICAPRIO: Recuerdo la historia que contó Marty sobre Adam cuando filmábamos la secuencia de la orgía en El lobo de Wall Street. Tuvimos a una coordinadora de intimidad ahí—creo que por primera vez en la historia del cine—porque era una orgía tipo Calígula a bordo de un 747. Adam trabajó con la coordinadora como si fuera un baile. Adam decía: “Parte subidita, parte subidita, hay que bajarle, parte subidita, parte subidita.” Para Marty, era como una de esas mascotas Chia Pet, ya todo estaba cultivado y listo para él. ANDERSON: No sé cómo va a ser cuando tengamos que volver al trabajo sin él. Se sentirá un vacío enorme.
DICAPRIO: Chase [Infiniti] fue increíble. ANDERSON: Sí, sí lo fue. DICAPRIO: Hicimos un proceso de audiciones muy extenso, y en algún punto tú dijiste: “Es ella.” Y yo dije: “Sí, es ella.” Y esta fue su primera película. ANDERSON: Empezamos filmando tus escenas con ella. Recuerdo pensar: voy a estar muy pendiente de ella hoy; debe de estar muy nerviosa. Y no lo estaba—o tal vez sí, probablemente todos lo estábamos. Pero el punto es que, desde el principio, fue totalmente profesional. Filmamos la escena final al inicio. Y todos dijimos: “Esto nunca va a entrar en la película. Vamos a hacer toda la película y volveremos a esta escena; aquí no vamos a lograr nada bueno.” Y, para nuestra sorpresa, creo que conseguimos algo bastante mágico. DICAPRIO: Esa escena final… es muy, muy conmovedora. Y Teyana [Taylor] también estuvo absolutamente fantástica. Qué capacidad para improvisar y meterse en el personaje. ANDERSON: Teyana era mejor cuando simplemente le daba luz verde para soltarse. Solo había que dejarla fluir y asegurarse de filmarla bien. Esa era la mejor manera de hacerlo. DICAPRIO: Y Sean, por supuesto. ANDERSON: Sean Penn, por Dios, tiene justo la edad para que, para nosotros que empezábamos, él fuera ese héroe. Era como: “Wow, eso es un actor, eso es un hombre.” DICAPRIO: Después de conocerlo tantos años, me alegra mucho que haya podido tener un personaje como este, porque no iba a ser una interpretación tradicional. Sabías que Sean iba a aportar algo que estuviera fuera de lo común. Y solo tuve una escena con él. ANDERSON: Solo una, en el supermercado, ¿verdad? Siempre recordaré ese día como algo maravilloso. Tú seguías mirando alrededor, preguntando: “¿Vamos a cerrar el supermercado para grabar?” Y yo diciendo: “No, vamos a grabar así nada más.” Y la cajera, en medio de tu escena, sacó su teléfono y empezó a tomar fotos tuyas. Eso me hizo reír. Supongo que después se aburrió de tantas fotos. DICAPRIO: ¿Te gusta la idea del caos controlado en tu trabajo? ANDERSON: Sí. No creo que funcione todo el tiempo. Hay que elegir bien cuándo es adecuado. Hay ciertos momentos en los que dices: quiero sentir que lo desconocido entra en escena. Por ejemplo, filmamos una escena en Punch-Drunk Love donde Adam Sandler está en una cabina telefónica llamando a Emily Watson en un hotel. Está en una calle de Honolulu y la llama, y la escena es fantástica. Pero mientras la grabábamos, yo pensaba: “Bueno, está bien, pero le falta energía, y no tengo idea de cómo arreglarla.” Ya estábamos por terminar ese día cuando alguien nos dijo: “No pueden dejar el camión aquí—mañana es el gran desfile japonés-estadounidense.” Y claro que dijimos: “¿Cómo que hay un desfile? ¿Podemos poner la cabina telefónica ahí y grabar en medio del desfile? Volvamos mañana.” Ese tipo de cosas donde hay algo más grande ocurriendo más allá de tu película. A veces fallas. Pero otras veces puedes atrapar un rayo en una botella. Adam debía enfurecerse bastante con su hermana en una de esas llamadas telefónicas, y lo estaba logrando, pero no del todo. Justo entonces bajaban unos tambores por la calle, haciendo una percusión tribal, al mismo tiempo que él tenía que explotar. La música lo afectó. Se logró una toma increíble de furia; perdió la cabeza. DICAPRIO: Es cuando dice “¡Ya estoy en camino!”, ¿no? ANDERSON: Exacto. Tuvimos bastante suerte con algunas de esas cosas en esta película. Grabamos debajo de un paso a desnivel, a unos cuarenta pies de la frontera con Tijuana, mientras hacíamos una redada en el campamento de inmigración. No podía distinguir a los inmigrantes reales que cruzaban la frontera de los extras que habíamos contratado. De hecho, nadie podía. Los veía caminar en el fondo de la escena y pensaba: “¿Ese es un extra o alguien cruzando de verdad?” Y sí, eran personas cruzando la frontera. DICAPRIO: Cuéntame sobre la frase del personaje de Benicio acerca de la libertad. ANDERSON: Es una frase de Nina Simone. Un entrevistador le pregunta: “¿Qué es la libertad para ti?” Y ella responde: “Te diré lo que es la libertad. No tener miedo. Es eso.” No estaba en el guion, pero cuanto más avanzábamos en la filmación, más resonaba en mi cabeza. No tengas miedo. Sigue adelante. Se volvió perfecto poner esa frase en la boca de Benicio. Y como filosofía, sin duda aplica para mí. Libertad es no tener miedo. Ojalá todos podamos llegar ahí algún día.
DICAPRIO: ¿Qué opinas del estado actual del negocio del cine? ANDERSON: Estoy tratando de vivir rápidamente en reversa para aferrarme a cualquier retazo que quede de los tiempos antiguos. A esto se le llama negación y nostalgia—deséame suerte. Y solo lo digo medio en broma. La ironía es que lo mejor de la vida es el movimiento constante hacia adelante. Solo va en una dirección, así que súbete y agárrate fuerte. Todos los “el cielo se está cayendo” se han gritado una y otra vez. Lo mejor es mantener la calma, agachar la cabeza y concentrarte en el trabajo que tienes por delante. El resto es solo ruido. Amo nuestro oficio, y lo he visto florecer, devorarse a sí mismo, volver a levantarse fuerte y luego cometer los mismos errores de años atrás. A pesar de todo, sigue de pie. O, en otras palabras: “Nunca lograste derribarme, Ray.” DICAPRIO: Frase de Raging Bull.
ANDERSON: Esto no lo digo yo, lo dice Esquire: “Das tanto en cada papel que interpretas que cuando termina la filmación, ¿qué haces para desconectarte?” DICAPRIO: Uf… ANDERSON: Reformulo la pregunta: ¿Te deprimes después de terminar una película? Porque a mí sí me pasa. ¿Cómo lo evitas? DICAPRIO: Creo que soy bueno en eso porque me tomo mucho tiempo libre entre proyectos. Hago las cosas con más moderación, lo cual hace que tenga ganas de volver a mi vida real cuando termino de filmar. La vida se pone en pausa cuando estás en un rodaje. Todo se detiene, todo lo de tu vida real pasa a segundo plano. Me preocuparía más si trabajara demasiado. Saltar de una película a otra me daría miedo, porque… ¿a qué volvería? Tengo mucha suerte de no tener que hacerlo. ANDERSON: Tiene sentido. A veces, cuando comienza una película, es muy difícil acostumbrarse a la falta de estructura. Lo lejos que está de lo normal. La falta de sueño, el estilo de vida circense de todo eso. Y luego, cuando termina, cien días después, es muy difícil volver a la estructura de la vida cotidiana. DICAPRIO: En mi opinión, es mucho más difícil para los directores. Nosotros podemos volver a casa y recuperar nuestro ritmo normal de forma bastante diferente… al menos hasta que llega el momento de hacer la promoción. ANDERSON: Lo que me lleva a la siguiente pregunta, que Esquire quiere que te haga: “¿Qué te preocupa? ¿Qué te quita el sueño?” Aparte de decir alguna estupidez mientras promocionas tu película. No, ¿sabes qué? Mejor no contestes eso.
Fotografías por Paul Thomas Anderson
Estilismo de Warren Alfie Baker