La vida de Chuck es uno de los relatos más peculiares de Stephen King. No es una historia de terror, género en el cual el autor se ha hecho muy famoso desde la década de los 70. Es más bien una especie de drama, pero, sobre todo, es una alegoría acerca del sentido de la vida, y qué pasa con nosotros al momento de morir.
Este cuento fue adaptado a la pantalla grande por el genial Mike Flanagan, quien nos entrega una película muy diferente a las obras a las que nos tiene acostumbrados. El elenco es encabezado por Tom Hiddleston en el papel de Chuck Krantz; le acompañan Chiwetel Ejiofor, Karen Gillan, Matthew Lillard, Mark Hamill y Nick Offerman.
La película se narra en tres actos que parecen no tener ninguna relación. Pero todo encaja al final para darnos un desenlace brillante, pero que puede ser confuso.
¿Qué pasa en el final de La vida de Chuck?
El final de la historia ocurre en la adolescencia de Chuck. Cuando su abuelo Albie (Mark Hamill) muere, Chuck entra en la cúpula prohibida de la casa familiar y tiene una visión perturbadora: se ve a sí mismo, agonizando en un hospital, en el futuro.
En vez de tener miedo, Chuck toma la decisión de vivir sin miedo al final. Su abuelo le deja una valiosa lección antes de morir: lo más doloroso no es la muerte, sino la anticipación de perder a alguien. Chuck decide enfocarse en lo maravilloso que puede ser el trayecto hacia la muerte.
¿Por qué La vida de Chuck se cuenta en sentido inverso?
La estructura de la película comienza con el apocalipsis y termina en la adolescencia de Chuck, lo cual puede ser un poco confuso. Sin embargo, este orden invertido tiene todo el sentido cuando llegamos al final de la película.
Además, Flanagan nos hace un regalo excepcional: la película no concluye con la muerte del protagonista, ya que la cinta no se enfoca en narrar su final, sino su vida. Con este enfoque, Chuck nos dice que la muerte no define nuestra existencia, sino lo que hacemos mientras llega. Lo que hacemos mientras estamos vivos.
¿Qué significa el acto 3?
El acto 3, donde vemos una escena apocalíptica y carteles luminosos que celebran los 39 años de Chuck, es una representación del universo interior que él mismo construyó a lo largo de su vida.
Cada persona contiene mundos completos dentro de sí, multitudes de ellos, como le explica su maestra a Chuck, la señorita Richards (Kate Siegel).
Solo hay un momento real en el acto 3, que es cuando su esposa y su hijo lo visitan en el hospital antes de morir. El resto es una metáfora del final de su conciencia.
¿Qué significa el final de La vida de Chuck?
La cúpula de la casa representa el conocimiento secreto de la muerte: si lo dejamos crecer, puede impedirnos disfrutar de la vida. Chuck decide guardarlo en su interior y cierra esa especie de habitación mental para apostar por vivir el presente.
El baile que Chuck hereda de su abuela, cómo logra inspirar a desconocidos con su alegría, o la manera en que la película enfatiza la belleza de lo cotidiano, es un refuerzo que King y Flanagan nos hacen para hacernos ver que la vida es lo que hacemos mientras avanzamos hacia el destino final que es la muerte.
Lo importante no es el final, sino la manera en que narramos nuestra propia historia y cómo nos relacionamos con los personajes que nos acompañan a lo largo de la vida. La vida de Chuck es la vida de ti, de mí, de todos.