Diogo Jota nació el 4 de diciembre de 1996 en Massarelos, un barrio tradicional de Oporto, Portugal. Desde pequeño se notaba que tenía un talento especial para el balón. Fue en las canchas del Gondomar SC donde comenzó a moldearse como futbolista, y no tardó en llamar la atención. A los 17 años, dio el salto al Paços Ferreira, donde su fútbol desbordante y su olfato goleador lo convirtieron en uno de los jóvenes más prometedores del país. En la temporada 2015/2016, su última con el club, anotó 16 goles en 35 partidos: su carta de presentación ante el gran escaparate del futbol europeo.
Su brillante irrupción llevó al Atlético de Madrid a ficharlo, convencido de que tenían entre manos a un nuevo fenómeno luso. Sin embargo, la historia en el conjunto colchonero quedó trunca antes de comenzar. Un mes después de su llegada, fue cedido al FC Porto, en una operación facilitada por su agente, el influyente Jorge Mendes. Allí, en la temporada 2016/2017, Jota mostró carácter y talento, con 9 goles y 4 asistencias en 38 encuentros oficiales.
Lobo por convicción: su ascenso en Inglaterra
La carrera de Diogo Jota encontró rumbo definitivo en Inglaterra, al llegar cedido al Wolverhampton Wanderers en la 2017/2018. El club, entonces recién ascendido a la Premier League, era otro de los proyectos cercanos a Jorge Mendes, y se convirtió en el escenario perfecto para el despegue definitivo del delantero portugués.
No tardó en convertirse en un ídolo en Molineux Stadium. Su entendimiento con Raúl Jiménez y Adama Traoré formó un tridente temible que puso a los Wolves de nuevo en el mapa europeo. Durante sus tres temporadas en el club, jugó 131 partidos, anotó 44 goles y repartió 19 asistencias. Su versatilidad fue clave: ya fuera como extremo izquierdo, segundo punta o delantero centro, Jota siempre aportaba energía, velocidad e inteligencia táctica.
Su rendimiento no pasó desapercibido y en 2019 debutó con la selección absoluta de Portugal, con la que participaría en competiciones como la Eurocopa y la Liga de Naciones. Fue convocado en 49 ocasiones, marcando una decena de goles con la camiseta de las Quinas.
Red de corazón: el paso triunfal por Liverpool
En julio de 2020, el Liverpool de Jürgen Klopp pagó cerca de 45 millones de euros para sumarlo a sus filas. Fue un acierto rotundo. Jota encajó a la perfección en el sistema de presión intensa y ataques rápidos del técnico alemán, convirtiéndose en uno de los atacantes más peligrosos de la Premier League.
En sus cinco temporadas con los “Reds”, disputó 182 partidos, marcó 65 goles y asistió en 26 ocasiones. Su movilidad, sacrificio y capacidad de decisión en el área le valieron el respeto del vestuario y el cariño de la afición de Anfield. Ya con 28 años, y bajo la dirección de Arne Slot, Jota era una pieza clave del equipo y tenía contrato hasta 2027.
Una tragedia que sacudió al futbol
El jueves 3 de julio de 2025, el mundo del futbol se estremeció al conocer la noticia: Diogo Jota y su hermano André Silva fallecieron en un accidente de tráfico en Zamora, España. Ambos vacacionaban juntos antes de reincorporarse a los entrenamientos con sus respectivos clubes —André jugaba en el Peñafiel de la segunda división portuguesa— cuando sufrieron un desvío fatal. El coche en el que viajaban se incendió tras el impacto, y ambos perdieron la vida.
La noticia conmocionó no solo a Portugal, sino a toda la comunidad futbolística internacional. Diogo Jota no solo era un talento consumado, sino también un hombre querido por su carácter afable, su profesionalismo y su entrega dentro y fuera del campo.
“Sí, para siempre": el amor, antes del adiós
Apenas unos días antes del accidente, el 22 de junio de 2025, Diogo Jota había contraído matrimonio con su novia de toda la vida, Rute Cardoso. Juntos formaban una familia con tres hijos, y su última publicación en redes sociales conmovió aún más al mundo: cuatro fotografías de su boda acompañadas del texto “Sí, para siempre”.
Ese mensaje, breve pero profundamente emotivo, fue la última huella pública del jugador. Una despedida involuntaria, pero imborrable, de alguien que dejó su marca con goles, entrega y nobleza.
El legado de Diogo Jota
Diogo Jota fue mucho más que un gran futbolista. Fue un símbolo de esfuerzo, humildad y pasión por el juego. Dejó una huella en cada club que defendió, en cada gol que celebró y en cada niño que soñó con seguir sus pasos. Su historia, aunque abruptamente interrumpida, seguirá inspirando a futuras generaciones. Porque algunas joyas, como él, brillan más allá del tiempo.