Stranger Things 5: ¿por qué Will Byers, el niño perdido de Hawkins, se convierte en “El Hechicero”?

Más que un apodo, es un título, un rol y un destino. Will no solo sobrevivió al Upside Down. Se convirtió en su hechicero.

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A lo largo de Stranger Things, Will Byers ha sido muchas cosas: la primera víctima del Upside Down, el niño atrapado entre dimensiones, o el sobreviviente silencioso que carga con un trauma imposible de nombrar. Pero en Stranger Things 5, los hermanos Duffer finalmente revelan la verdad que venían insinuando desde 2016: Will nunca fue solo el catalizador de la historia, sino que es la llave.
El Volumen 1 de la última temporada de Stranger Things confirma que ese niño desaparecido en un mundo invertido estaba destinado a transformarse en algo más, y ese “algo” culmina en el episodio 4, titulado simbólicamente The Sorcerer (El Hechicero).

Un destino escrito desde la primera temporada

La conversión de Will en “El Hechicero” no es un giro caprichoso ni una sorpresa de último minuto. Es, más bien, la última pieza de un rompecabezas que la serie viene armando desde que el Demogorgon lo arrastró al Upside Down. Los Duffer ya lo habían insinuado: Will era el “corazón” de la historia, pero también su incógnita más inquietante. ¿Por qué él, y solo él, mantuvo un vínculo persistente con el otro lado?
La respuesta se vuelve canon en esta temporada: porque Will fue el primer humano en ser tocado psíquicamente por Vecna, décadas después de que Henry Creel sufriera el mismo destino bajo la influencia del Mind Flayer. Lo que Eleven obtuvo por ingeniería genética, Will lo adquirió por contaminación dimensional. No nació con poderes. Fue marcado.

La marca del Upside Down: origen de un hechicero involuntario

Durante los siete días que pasó perdido en 1983, Will no solo sobrevivió. Fue observado, manipulado y finalmente unido a la Mente Colmena. Un flashback en el episodio de estreno muestra cómo la fuerza detrás de Vecna —esa inteligencia fría y total— deposita en él una “semilla” psíquica. No es un regalo, sino una infección. Una grieta.
Ese vínculo explica cada uno de sus síntomas desde la temporada 2: la sensibilidad a los portales, las visiones, los escalofríos, la capacidad de sentir a Vecna incluso cuando nadie más puede. Will siempre estuvo “encendido”, solo que demasiado roto emocionalmente como para comprenderlo… o peor aún, para permitirse usarlo.

No es un nuevo Eleven: es un espejo oscuro de Vecna

A diferencia de Eleven, Will no controla una habilidad propia. Los Duffer lo dejan claro: Will canaliza el poder de la mente colmena, del mismo modo en que Vecna lo hace. Eso convierte a Will en un híbrido narrativo fascinante: no es un héroe clásico, sino alguien que opera desde una zona gris, alimentado por la misma energía que impulsa al villano de la serie.
En otras palabras, mientras Eleven es la luz del laboratorio Will es la sombra del Upside Down.

El momento de quiebre emocional que lo convierte en “El Hechicero”

La transformación no ocurre en silencio, sino con sangre y violencia. Durante el asalto de Demogorgons, Vecna intenta poseerlo por completo —una repetición cruel del mismo patrón con que destruyó a víctimas como Max—. Lo llama débil, quebrado, irrelevante. Pero esta vez, Will no huye.
Es Robin quien le recuerda la verdad que él mismo ha evitado durante años: que su sensibilidad, su vulnerabilidad y su dolor no lo hacen frágil, sino humano. Ese gesto lo libera del miedo y lo conecta de forma consciente al vínculo que siempre trató de suprimir.
Lo que ocurre después es alucinante: Will abre los ojos y los tiene blancos, como Vecna; detiene a los Demogorgons en el aire; rompe huesos a distancia con una precisión casi quirúrgica, y cae al suelo con un sangrado nasal idéntico al de Eleven.
No se convierte en un monstruo, pero tampoco en un niño prodigio. Se convierte en un hechicero, un mediador entre dos mundos, alguien capaz de manipular la energía psíquica del Upside Down sin perderse en ella.

El Hechicero como cierre (y renacimiento) de Will Byers

Este momento no solo funciona como un giro espectacular, sino como una conclusión poética a su arco: Will, el niño invisible que nunca encontraba su lugar en nuestro mundo, termina destacando precisamente gracias a aquello que lo hacía diferente.
No es casualidad que el episodio lleve su nombre. Más que un apodo, es un título, un rol y un destino. Will no solo sobrevivió al Upside Down. Se convirtió en su hechicero.

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