El premio Nobel de Literatura 2025 es conocido por su tratamiento de temas melancólicos y distópicos.
El premio de Nobel de Literatura 2025 fue otorgado a un autor húngaro de nombre László Krasznahorkai. El anuncio se hizo apenas y se destacó al escritor “por su obra cautivadora y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”.
László Krasznahorkai es un novelista y guionista que se levanta como una de las voces contemporáneas más fuertes de la literatura europea. Nació en 1954, al sureste de Hungría. Actualmente cuenta 71 años de edad.
“Krasznahorkai es un gran escritor épico de la tradición centroeuropea que se extiende desde Kafka hasta Thomas Bernhard, y se caracteriza por el absurdo y el exceso grotesco”, dijo Anders Olsson, presidente del comité Nobel.
László Krasznahorkai, una voz reflexiva y melancólica
Aunque para muchos pueda ser un nuevo elemento en el radar literario, László Krasznahorkai es un autor que a la fecha ya ha sido traducido a más de 40 idiomas. En español, la editorial independiente, Acantilado, es la que ha sido tenaz en la publicación del nuevo premio Nobel de Literatura.
Igualmente cabe destacar la labor de Adan Kovacsics, un filólogo y traductor chileno, de ascendencia húngara, que se ha encargado de traer a nuestra lengua la obra del escritor que hoy es reconocido con el galardón más importante de la literatura.
“Yo no acabo de entender los criterios del Nobel pero lo que sí me gustaría destacar en esta ocasión es que realmente se ha premiado una obra literaria de mucho calado. Krasznahorkai es un novelista clásico. Es un autor que se inscribe dentro de una tradición novelística importante. En su literatura hay Don Quijote, y también Dostoyevski, pero tiene también rasgos muy propios”, explica el traductor por teléfono a ABC.
De acuerdo con expertos en la obra del húngaro, libros como Melancolía de la resistencia y Tango satánico destacan entre los trabajos de László Krasznahorkai. El segundo, por cierto, fue su primer trabajo literario, siendo publicado en 1985.
Entre el estilo del autor destaca, aparte de lo que reconocen los miembros de la institución sueca, sus frases largas, mismas que para él son en verdad la naturaleza misma del pensamiento, que no se limita a ellas y que, de hecho, funciona en un torrente de estos signos lingüísticos.