Sócrates (470 a. C.-399 a. C.) es, junto a Aristóteles y Platón, uno de los filósofos más importantes de Occidente. Pero, aun con eso, muchos son los que consideran a este el padre de la filosofía occidental.
A pesar del reconocimiento tan grande que se da actualmente a Sócrates, en su tiempo este pensador tuvo bastantes detractores y hasta fue objeto de la mofa varios dramaturgos.
Contra lo que se podría imaginar, Sócrates no dejó nada por escrito, hecho que también ha dotado de cierto enigma a su figura. Apenas aparece representado en las obras de un pequeño círculo de admiradores, entre los que destacan Platón y Jenofonte. Basándose en aquellos testimonios, Britannica recupera que al ateniense se le recuerda por su perspicacia, integridad, autocontrol y habilidad argumentativa.
El final de la vida de Sócrates llegó luego de ser juzgado por presuntamente corromper a la juventud con sus enseñanzas. Su condena: beber veneno.
Para Sócrates, el autoconocimiento era fundamental en el camino del ser humano. Su método fue la mayéutica, con el que, a base de preguntas hechas al discípulo, el maestro lo orientaba hacia el descubrimiento de nuevos conocimientos.
Pensamientos de Sócrates
Una vida que no ha sido examinada no merece ser vivida.
Las almas ruines solo se dejan conquistar mediante regalos.
La belleza es una efímera tiranía.
La muerte podría ser la más grande de las bendiciones.
Cualquiera que sostenga una opinión verdadera sobre un tema que no entiende es como un hombre ciego en el camino correcto.
Para encontrarte a ti mismo, piensa por ti mismo.
El amor más caliente tiene el final más frío.
El más rico es quien se contenta con poco.
Preferiría que las multitudes estuviesen en desacuerdo conmigo que encontrarme fuera de armonía conmigo mismo.
Entenderse a uno mismo es el inicio del conocimiento.