En el corazón de Tepoztlán, rodeado por majestuosas montañas y envuelto en una atmósfera de serenidad absoluta, se encuentra Amomoxtli, un refugio de lujo, tradición y naturaleza que redefine lo que significa una experiencia verdaderamente transformadora.
El equipo de Esquire, siempre en la búsqueda de destinos que elevan los estándares del lujo, la hospitalidad y la gastronomía, tuvo el privilegio de descubrir este oasis oculto. Desde el momento en que cruzamos el puente rodeado de árboles que conduce al lobby, el tiempo pareció detenerse, el murmullo del viento, el canto de las aves y la luz del sol filtrándose entre las ramas, crearon una atmósfera que invitaba al silencio interior y a la conexión con lo esencial.
Con un nivel de hospitalidad impecable y una atención verdaderamente personalizada, el equipo de Amomoxtli nos guió en un recorrido por sus espacios, rodeados de vegetación exuberante, jardines cuidadosamente diseñados y habitaciones concebidas no solo para el descanso físico, sino también para propiciar una conexión profunda con uno mismo.
Pero el verdadero clímax de nuestra visita ocurrió durante una cena en el restaurante Mesa de Origen, realizada en honor al Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Una cena ritual de cinco tiempos, concebida como un homenaje a las raíces culinarias del México profundo, donde la tierra dicta el menú a través de sus ingredientes de temporada.
Los sabores, seleccionados directamente de la montaña, fueron transformados en alta cocina por el talentoso chef Iván Quiroz, en colaboración con Doña Mago, cocinera tradicional de Tepoztlán que aporta generaciones de sabiduría gastronómica. Juntos lograron una sinfonía de sabores que exaltó todos nuestros sentidos y honró una herencia culinaria con más de 20 mil años de historia.
Cada platillo fue una celebración del pasado, reinterpretado con técnicas contemporáneas: una sopa de guías y quelites con gordita de masa hervida, calabaza criolla, chile criollo y cilantro de piedra; un tlacoyo de frijol quebrado con barbacoa de conejo al pulque, acompañado de pápalo y salsa roja; mextlapique de trucha con epazote recio, elote y calabaza criolla; costilla de cerdo con hongos de lluvia, frijoles de temporal y verdolagas tiernas; y para el cierre, un sublime nicuatole de cacao con oblea, crema de vainilla y zapote, todo marinado con una selección excepcional de vinos directo de la cava del restaurante; la anfitriona de la noche, Maritere Zaballa, gerente general de Amomoxtli, nos habló del intenso trabajo de investigación, creatividad y curaduría que hay detrás de estas cenas, con un profundo sentido de conexión con las fuerzas del universo.
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