¿Aprendiste a conducir en un auto estándar? Entonces, coincidirás en que pasar a un automático se siente… amputante. Aprendí en un roído vochito (El Volkswagen ’Escarabajo’, si nos lees fuera de México). Probablemente era más viejo que mis papás y tenía unos pedales tan duros y toscos que, pensándolo bien, un go-kart de chicote se habría sentido ergonómico.
Con todo y eso, la primera vez que me hallé tras el volante de un carro automático sentí que quería vomitar. ¿Dónde estaba el clutch? Me sentía… amputado; sin control al arrancar, detenerme o acelerar. Estoy seguro de que muchos leyendo esto se sintieron igual.
Sin embargo, en el mundo de los superautos, el clutch y la palanca han sido reemplazadas casi por completo. Y, contrario a lo que pudiera parecer, esta transición no solo responde a un deseo de comodidad, sino también los límites físicos del cuerpo humano y de una agenda de mantenimiento amigable con el usuario (y su billetera).
El fin de una era: los últimos superautos con caja manual
Modelos como el Ferrari 599 GTB Fiorano (2006), con su motor V12 de 620HP y caja manual de seis velocidades, marcaron el ocaso de la transmisión manual en los súper-autos.
Lamborghini pronto también abandonó esta configuración, y en 2010 menos del 5% de sus autos se ofrecían con caja manual. La tendencia se repitió en otras marcas de lujo como Porsche, Audi, Bugatti y BMW, que adoptaron transmisiones automatizadas por su eficiencia y durabilidad.
Podríamos ahondar en un extenso análisis ingenieril de la eficiencia superior de la transmisión manual y concluir que era la decisión más científica. Pero, en el fondo, la razón es mucho más mundana Con dinero baila el perro.
Durante años, la demanda de autos manuales se ha desplomado, reducida —mayormente— a modelos de gama baja, media o una altísima —para coleccionistas nostálgicos. Seamos honestos: ¿cuántas personas con el dinero suficiente para comprar un Lambo aprendieron a conducir en un auto estándar? Varias, sí. Pero casi nadie, al compararlo con el mercado al que puedes acceder, vendiéndolo con una transmisión automática.
Potencia extrema (y limitaciones humanas)
Conducir un súper auto no es igual a conducir uno cotidiano. En carretera, su potencia puede incluso poner tu capacidad física a prueba. Con aceleraciones que generan fuerzas de hasta 2G, los conductores enfrentan desafíos físicos significativos.
Cambiar de marcha manualmente en estas condiciones requiere una coordinación y resistencia que se asemejan a las de un piloto de Fórmula 1. ¿Te imaginas hacer cambios manuales con una pierna que pesa el doble de lo que debería? ¿O tener que cambiar el disco de embrague cada 10 mil kilómetros?
En una entrevista, el Director de Desarrollo de Productos de Ferrari Gianmaria Fulgenzi declaró que “los consumidores no deberían tener que ser atletas profesionales de F1 para disfrutar sus autos. Más que un límite tecnológico, se está alcanzando un límite humano.”
Lo cierto es que las transmisiones automáticas permiten que más personas experimenten el rendimiento de estos vehículos sin comprometer la seguridad ni la experiencia de conducción.
¿Un regreso nostálgico? Ferrari y la caja manual
Esta no fue la única declaración que hizo en esa entrevista. De hecho, la segunda fue mucho más esperanzadora.
“Parece que, en algún punto, hacer los autos más veloces se volvió más importante que hacerlos divertidos”.
Aunque serán modelos ultra exclusivos (probablemente de la línea Icona), Fulgenzi dejó bastante claro su interés por lanzar modelos de transmisión manual.
Si, como yo, sigues enamorado de la palanca de cambios y del clutch, estos son algunos modelos que se han negado a adoptar una transmisión automática.
- Koenigsegg CC850 [6 velocidades manuales, 1,385 hp] ($3,650,000 USD)
- Pagani Huayra Epitome [7 velocidades manuales, 852 hp] ($5,400,000 USD)
- Aston Martin Valour [6 velocidades manuales, 705 hp] ($1,500,000 USD)
- Hennessey Venom F5-M Roadster [6 velocidades manuales, 1,817 hp] ($2,650,000 USD)