Durante mucho tiempo se creyó que el placer masculino era simple: excitación, erección y eyaculación. Fin de la historia. Pero la ciencia sexual moderna y los especialistas en terapia psicosexual han demostrado que eso es solo la punta del iceberg. Los hombres pueden experimentar hasta seis tipos diferentes de orgasmo, cada uno con sensaciones, estímulos y beneficios únicos.
Comprenderlos no solo amplía las posibilidades del placer, también ayuda a reducir la presión por “rendir” y a disfrutar del sexo de manera más consciente y conectada.
1. El orgasmo con eyaculación: el clásico que todos conocen
Es el más común y el que se ve reflejado en el cine, la cultura popular y la mayoría de las conversaciones sobre sexo. Ocurre cuando el cuerpo libera semen a través del pene durante el clímax.
Según los especialistas, este proceso tiene dos fases:
Emisión: el esperma viaja desde los testículos hacia la uretra, mezclándose con los fluidos prostáticos y de las vesículas seminales.
Eyaculación: los músculos pélvicos se contraen rítmicamente para expulsar el semen.
Aunque parezca automático, no siempre es fácil de alcanzar. Solo alrededor del 60% de los hombres logran este tipo de orgasmo cada vez que tienen relaciones sexuales. La calidad del clímax depende de factores como la circulación, la confianza y el nivel de excitación. Si el orgasmo se siente débil o difícil de alcanzar, puede ser momento de revisar la salud física o emocional.
2. Orgasmo pélvico: placer desde el centro del cuerpo
Este tipo de orgasmo es menos explosivo, pero mucho más profundo. Surge de las contracciones del suelo pélvico y puede ocurrir con poca o incluso sin estimulación directa.
Se describe como una sensación interna de pulsaciones que se expande por la parte baja del abdomen y las piernas.
Los ejercicios de Kegel, enfocados en fortalecer los músculos pélvicos, pueden mejorar la intensidad de estas sensaciones y, además, ayudar a controlar la eyaculación o prolongar la erección. Aprender a contraer y relajar esta zona durante el sexo puede ser la puerta a un placer más sutil pero poderoso.
3. Orgasmo prostático: el más intenso (y el más subestimado)
La próstata —una glándula del tamaño de una nuez ubicada entre la vejiga y el recto— es un centro de placer masculino que muchos aún desconocen. Estimularla, ya sea mediante el ano o desde el perineo (la zona entre los genitales y el recto), puede producir orgasmos de cuerpo completo, más prolongados y profundos que los tradicionales.
Aunque existe cierto tabú alrededor de esta práctica, los especialistas coinciden en que, cuando se aborda con curiosidad, comunicación y seguridad, puede ser una de las experiencias más placenteras del sexo masculino.
4. Orgasmo seco: sin semen, pero con la misma sensación
Sí, es posible llegar al clímax sin eyacular. En este caso, el cuerpo experimenta las mismas contracciones y sensaciones de placer, pero sin liberar semen. Algunos lo describen como un orgasmo más concentrado, con menor intensidad pero una recuperación más rápida, lo que puede facilitar tener múltiples orgasmos seguidos.
Este tipo de respuesta suele presentarse en hombres que practican control y retención, como el “edging” (prolongar la excitación antes del clímax). Sin embargo, si los orgasmos secos se vuelven frecuentes sin intención, conviene consultar a un médico, ya que podría haber una causa física detrás.
5. Orgasmo combinado: cuando el placer se multiplica
Aquí el cuerpo une lo mejor de dos mundos: la estimulación del pene y de la próstata. El resultado es una sensación más compleja, descrita como un placer superficial mezclado con una liberación profunda y total.
Practicar ejercicios de control y retraso de la eyaculación ayuda a generar la tensión necesaria para alcanzar este tipo de orgasmo, que en muchos casos puede derivar en varios clímax consecutivos.
El secreto está en la paciencia: tomarse el tiempo para explorar, sin presiones ni metas.
6. Orgasmos múltiples: el placer que regresa una y otra vez
Aunque se asocia más con las mujeres, los hombres también pueden tener múltiples orgasmos en una sola sesión sexual. La clave está en el control del reflejo eyaculatorio: si se aprende a tener orgasmos sin liberar semen, el cuerpo puede experimentar varias oleadas de placer con muy poco tiempo de recuperación.
Este tipo de experiencia requiere práctica y conexión con el propio cuerpo, pero demuestra que el placer masculino es mucho más versátil de lo que se suele creer.
El nuevo enfoque del placer masculino
La sexualidad masculina está evolucionando hacia una visión más completa, donde la meta no es solo “llegar”, sino disfrutar del proceso y ampliar las sensaciones. Como afirma la terapeuta psicosexual Lorraine Grover, “no todos los hombres pueden alcanzar todos los tipos de orgasmo, y está bien. Lo importante es la curiosidad, no la comparación.”
El conocimiento, la práctica y una actitud abierta son las herramientas más poderosas para redescubrir el placer. Al final, el orgasmo no es un punto final, sino un universo por explorar.