Cómo cuidar a tu primer gato en casa: 6 aspectos que debes tomar en cuenta para no equivocarte en el intento

Esta guía está pensada para quienes quieren empezar con el pie derecho y convertirse en dueños responsables.

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Tener un gato por primera vez no es solo alegría, compañía y fotos para presumir en redes. También implica responsabilidad, paciencia y decisiones correctas desde el primer día. Aunque a simple vista parecen animales independientes, un gato necesita atención y cuidado constantes para desarrollar su personalidad, sentirse seguro y crecer saludable. Por eso, antes de caer en los errores más comunes, conviene prepararte. Esta guía está pensada para quienes quieren empezar con el pie derecho y convertirse en dueños responsables… sin morir en el intento.

1. El territorio importa más de lo que crees

Los gatos necesitan tiempo para reconocer su entorno. Por eso, en lugar de soltarlos por toda la casa desde el primer momento, lo ideal es asignarles una habitación o zona exclusiva para su adaptación inicial.
Ese espacio debe incluir una cama cómoda, su arenero, comida, agua y juguetes. No hace falta que sea un cuarto enorme, sino que se sienta controlable, seguro y silencioso. Un closet abierto puede funcionar muy bien como refugio: los gatos suelen preferir zonas altas o escondidas para observar sin ser molestados.
Error que debes evitar: dejar cables expuestos, plantas tóxicas o ventanas sin protección. Aunque sea un gato pequeño, su instinto explorador es inmediato.

2. No, la leche de vaca no es para gatos

Si creíste que darle leche era un gesto tierno, es hora de desechar esa idea. La mayoría de los gatos no tolera la lactosa y puede enfermarse.
Un gatito en crecimiento requiere alimentos diseñados para su etapa: altos en proteína y con niveles adecuados de calcio y fósforo para sus huesos y músculos.
Coloca su comida y su agua en recipientes de cerámica o acero inoxidable, pero nunca juntos. Los gatos suelen rechazar el agua si está cerca del alimento, ya que su instinto la percibe como “contaminada”.
Error que debes evitar: improvisar con comida casera o productos para perros. Su sistema digestivo no lo tolerará igual.

3. El arenero: tu aliado si lo usas bien

El 90% de los problemas de conducta en gatos proviene de un mal manejo del arenero. Este debe estar en un lugar tranquilo, lejos de su comida y de zonas de tránsito. Mantén la arena limpia a diario: si el olor es fuerte para ti, imagina para él, cuyo olfato es mucho más sensible.
El arenero debe ser amplio. Los gatos necesitan espacio para escarbar, cubrir y oler.
Error que debes evitar: castigarlo si hace sus necesidades fuera del arenero. Generalmente es tu culpa, no la suya.

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4. No solo come y duerme: también necesita jugar

Los gatos son cazadores por naturaleza. Si no les proporcionas formas de estimular ese instinto, terminarán brincando por todos lados, arañando muebles o mordiendo tus cables.
Incluye rascadores, juguetes con movimiento y superficies altas como repisas o torres. Además del entretenimiento, esos elementos son válvulas para liberar estrés.
Error que debes evitar: subestimar los riesgos. Evita que tenga acceso a balcones, estantes inestables o productos de limpieza. Un gato puede herirse en segundos.

5. Paciencia: tu gato no tiene por qué socializar de inmediato

Si quieres ganarte su confianza, respeta sus tiempos. La regla “3-3-3” es muy útil:

  • Primeros 3 días: está nervioso y desconfiado.
  • Primeras 3 semanas: comienza a explorar y entender rutinas.
  • Primeros 3 meses: se siente parte de la familia.

Forzarlo a que te salude, cargarlo sin permiso o permitir que otros lo acosen puede generar miedo y estrés prolongado.
Error que debes evitar: gritos o castigos físicos. Un gato no aprende así, solo se vuelve temeroso.

6. Veterinario: no solo cuando está enfermo

Los gatos suelen ocultar el dolor; es parte de su instinto. Por eso, llevarlo a revisiones periódicas es indispensable, incluso si “parece estar bien”. Las consultas tempranas detectan problemas digestivos, enfermedades comunes o señales de estrés que podrías pasar por alto.
Error que debes evitar: automedicarlo. Los gatos no toleran muchos medicamentos que los humanos o incluso los perros sí pueden usar.

Adoptar un gato es mucho más que llenarle el plato. Es aprender a respetar su espacio, su personalidad y su forma de comunicarse. Con paciencia, cuidado y prevención, tendrás un compañero fiel, curioso y saludable durante muchos años.
Si estás listo para hacerlo bien desde el inicio, tu gato lo notará… y te lo agradecerá a su manera: con compañía silenciosa, mirada profunda y ronroneos que valen más que cualquier palabra. ¿Estás preparado?

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