David Barraza, guionista: “Creo que la gente busca identificarse con los personajes, no con las historias”

Barraza es un contador de historias nato que lleva un largo camino recorrido en el universo del entretenimiento.

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David Barraza es un guionista al que podemos calificar no solo de creativo, sino también de prolífico. Tras de sí tiene una gran cantidad de guiones para series, cine, así como textos de índole literaria. La vocación de escribir le viene desde que vio una cinta de Darren Aronofsky que le sembró la semilla de explorar la realidad (y la fantasía) a través de las letras. Conversamos con él para conocer las características de su trabajo y saber las cualidades que debe tener un buen guionista, un oficio que desde siempre ha sido vital en la era del entretenimiento.

ESQUIRE: David, es impresionante la cantidad de producciones en las que has participado como guionista. No cabe duda que te gusta relatar historias.

David Barraza: Siempre he creído que este tipo de profesión (guionista), si no tienes la pasión, por más que te paguen bien, no te puedes mantener ahí. Para mí, la escritura y la narrativa es una carrera, un maratón. No es una carrera de 100 metros, hay que resistir. Hay kilómetros buenos, hay kilómetros muy malos, pero el chiste es mantenerse. Son varios años de escritura y no solamente en el terreno del guionismo, también todo lo que tiene que ver con el contenido. Mi última experiencia laboral con Sony no solamente tenía que ver con la escritura de guiones, sino también todo lo que tiene que ver con el contenido de las series. Desde el tema de la producción, hasta el mismo póster, el tráiler, la postproducción, o sea, todo lo que involucra el contenido, ahí estábamos muy metidos. Así que sí, me encanta esto.

E: ¿Cómo nace la pasión por escribir? ¿Qué fue lo que te llevó justamente a estudiar guionismo?

DB: Mira, yo tengo una anécdota muy divertida que trato siempre de contarla porque creo que mucha gente que se quiere dedicar a esto, que aún está estudiando, son de esas cosas que siento que pueden ser inspiradoras. Me acuerdo perfecto: fue un cuarto de prepa, en la clase de física, tenía un maestro, el profesor Raimundo. A mí me costaba muchísimo entender la clase de física, o sea, la clase la entendía perfecto, pero en los exámenes no sabía qué onda. Entonces me iba muy mal. Un día nos mandaron a hacer un trabajo a la Cineteca Nacional. Nos mandaron a ver una película que a mí me marcó por completo, una película de Darren Aronofsky que se llama Pi, el orden del caos. Teníamos que identificar cómo el tema que en ese momento estábamos estudiando en física se relacionaba con la película. Yo nunca encontré el tema, pero me encantó la película. Yo dije “¿esto se puede hacer en el cine? Yo quiero hacer esto”, y desde ahí me nace esta cosquillita a los 16 años, y luego entro a estudiar Ciencias de la Comunicación para tratar de abordar todas las áreas que podría haber en el tema de la narrativa. Tenía muy claro que quería narrar, no sabía bajo qué instrumento, pero yo quería narrar. Solía ser muy introvertido, y para mí la narrativa era la única forma de poderme comunicar con los otros, o expresar realmente lo que yo quería comunicar.

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E: ¿Qué buscas hacer como guionista?

DB: Hay como un instinto que no puedes controlar, es como estas historias que te queman por dentro si no las cuentas, si no creas, y al final creo que de eso se trata: de estar muy consciente de que la creación y la narrativa tienen que ver con uno mismo, pero también tiene que ver con el público. A mí no me sirve de nada escribir algo que no lo va a ver nadie, o que nadie se va a identificar con estos personajes, o con esta situación. Creo que no tiene nada que ver con que si un proyecto es comercial o no, eso lo determina el mercado y la audiencia al final. Pero si yo contara una historia muy personal sobre una pérdida amorosa, estoy seguro que allá afuera habrá gente que se identificará con pérdidas amorosas, entonces trato de buscar ese equilibrio, entre lo autoral, lo profundo, lo que yo quiero decir, pero que al mismo tiempo tenga un impacto comercial.

E: ¿Qué cualidades crees que debe de tener una buena historia para distinguirse del resto?

DB: Que sea un contenido que le llegue a la audiencia. Además de eso, ¿qué debe tener una buena historia para engancharnos y para tener éxito? Esa es una gran pregunta que todos los días nos cuestionamos los que nos dedicamos a esto. Uno tiene que estar consciente de que en el mar de las plataformas, y de la televisión abierta, es muy difícil que tus contenidos puedan tener una repercusión importante, Tú estás ahí en Netflix o en cualquier plataforma, y te pasas más tiempo decidiendo qué vas a ver, a realmente lo que terminas viendo, Entonces, desde nuestra trinchera, creo que son varias herramientas que puedes utilizar a tu favor. Creo que la gente busca identificarse con los personajes, no con las historias. No estoy diciendo que las historias tengan que ser malas, pero tengo mucho esta conciencia de tratar de generar historias. Porque al final de cuentas, si tú tratas de pensar en cuáles son tus series favoritas, es muy probable que te acuerdes de los personajes, quizá no tanto de la trama. Te vas a acordar de Walter White, o te vas a acordar de Rachel. Sin importar el género, te acuerdas del personaje. Cuando generas personajes que tienen una relevancia con la audiencia, y que la audiencia se identifique con ellos, vas ganando 1-0; te pueden empatar, te pueden terminar dando la vuelta en el partido, pero ya vas ganando.

Luego, creo que hay otra cosa que las audiencias están buscando mucho, que es pasarla bien. Recuerdo mucho que Hitchcock tenía una frase que a mí me encanta, que decía, “a la audiencia le puedes hacer todo, menos aburrirla”, y creo que eso tiene que seguir reinando. No nos podemos aburrir, nos tenemos que entretener, si es un dramón, si es un thriller, si es comedia, pero que la gente esté entretenida. Desde nuestro lado como escritores, una de las cosas con las que siempre estamos muy conscientes, sobre todo escribiendo para plataformas, porque el cine todavía se cuece un poquito aparte, es que si tú en los primeros dos minutos no enganchaste a la audiencia con una buena escena, con un buen conflicto, lo vas a perder. Hay que estar muy conscientes de las formas de consumo.

E: ¿Qué consejo le darías a alguien que quisiera comenzar a dedicarse al guionismo? ¿Cuáles son las esas características principales y fortalezas que debe de tener un buen guionista?

DB: Uno de los puntos más importantes es que traten de encontrar su propia voz narrativa. Socialmente somos animales que tendemos a compararnos con los demás, y entonces esto se vuelve un arma muy peligrosa: “yo quiero escribir como Tarantino”, “quiero dialogar como la escena de Tarantino”, “quiero dialogar como Woody Allen”, o “quiero escribir como Guillermo Arriaga”, y la verdad es que no hay manera. Deben encontrar su propia voz narrativa. ¿Para qué soy bueno? ¿Qué soy bueno contando? Y especializarse también en eso. Por ejemplo, yo no podría escribir una serie de terror. Ya supervisé una, pero no la podría escribir porque no es algo que yo vea, no es algo que realmente me motiva. Otra cosa que me parece fundamental y que suena como muy obvio, pero que hay muchos memes sobre esto, es ponerse a escribir. Ensayo y error, ensayo y error, escritura, reescritura. Los gringos tienen una frase, pues, muy famosa que es, writing is rewriting. No hay manera de que tu guion esté terminado si tú no tienes esta exigencia contigo mismo de la reescritura, si no tienes contigo esta disciplina de darle la vuelta a la escena y mirarla desde otro ángulo.

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E: ¿Te consideras autocrítico?

DB: Uno tiene que ser muy autocrítico con lo que escribe. Tengo un amigo que es escritor y hace mucha comedia. Cuando nos daba a leer los guiones, yo le decía: “está muy bien, ¿qué te parece si ahora le damos una vueltecita por acá y tienes que reescribir?” Y me decía “no, es que yo no reescribo, porque si yo reescribo, la escena pierde frescura”. Yo le decía “compadre, es una escena, no es una lechuga, no va a perder frescura”. Si al final del recorrido llegamos a lo mismo, está bien, pero ya agotamos todas las posibilidades. Creo que otra recomendación que le daría a la gente que se quiere dedicar a esto o que está en esto es disciplina, constancia, escritura diaria, y sobre todo, transpiración por encima de la inspiración.

E: ¿Tienes algún ritual para antes de escribir?

DB: Estoy retomando hábitos de escritura. Para mí, algo que es fundamental, es tener una actividad física en la mañana. La gente no lo cree, pero si tú haces ejercicio en algún momento del día, la mente empieza a activarse. Entonces, para mí, el ejercicio físico es fundamental. Muchas historias, premisas, o cómo resolver una escena, la he resuelto cuando estoy en el gimnasio corriendo. Después, creo que es fundamental encontrar el espacio en donde no tengas distracciones. Ya sea en tu casa, ya sea en un café, ya sea en un parque, donde sea, pero que puedas estar concentrado en lo que estás tratando de contar. En mi caso, trato mucho de tener mi tiempo a solas. En ese momento de observación, de introspección, de pensar, es en donde vienen muchos momentos de creación. Antes solía traer una libretita para todos lados, ahora la verdad es que lo anoto en el celular, y después ya llegaré a casa o a bajarlo a la computadora. Lo que sí es importantísimo es que cualquier idea que se tenga hay que anotarla, porque uno nunca sabe esa idea en qué va a terminar. Me considero más matutino: me despierto más temprano, mi hija aún no ha despertado, preparo cafecito, me pongo a escribir, luego mi hija se va a la escuela y me sigo escribiendo. O sea, uno tiene que adaptarse. Por ejemplo, me encanta escribir en los aeropuertos, o en los aviones, porque justo tienes esto de la no distracción.

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