Muchos lo conocen por películas como Butch Cassidy and the Sundance Kid, The Way We Were o All the President’s Men; otros, por su legado como fundador del Sundance Film Festival, y otros más por su activismo ambiental. Pero lo cierto es que Robert Redford dejó una huella profunda en la industria cinematográfica que se extendió a lo largo de seis décadas.
El actor y director ganador del Oscar, murió el 16 de septiembre de 2025 a los 89 años en las montañas de Utah, “el lugar que amaba, rodeado de quienes amaba”, informó su publirrelacionista Cindi Berger. No se comunicó la causa de muerte.
Sus inicios
Charles Robert Redford Jr. nació el 18 de agosto de 1936 en Santa Mónica, California. Estudió con beca de béisbol en la Universidad de Colorado antes de dedicarse al arte y la actuación: pasó por la American Academy of Dramatic Arts, tomó clases de pintura en el Pratt Institute en Brooklyn y debutó en Broadway a finales de los cincuenta.
Su debut cinematográfico fue en War Hunt (1962) y se fogueó en televisión con series como Maverick (1957), Alfred Hitchcock Presents (1961), The Twilight Zone (1962).
Su salto escénico llegó con Barefoot in the Park (y luego la versión cinematográfica junto a Jane Fonda), que abrió la puerta a una carrera fílmica imparable.
Una carrera legendaria
En los sesenta y setenta Redford se convirtió en una de las máximas estrellas de Hollywood: el forajido carismático en Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), el joven timador de The Sting (1973) (que le valió su única nominación al Oscar como actor), el analista en fuga de Three Days of the Condor (1975) y el periodista Bob Woodward en All the President’s Men (1976).
Entre sus grandes éxitos de esta época también figuran The Way We Were (1973), The Electric Horseman (1979) y Brubaker (1980).
Ya detrás de la cámara, estuvo nominado el Oscar como Mejor Director por Quiz Show (1994) y antes ganó por Ordinary People (1980), que también obtuvo Guión Adaptado, Actor de Reparto (para Timothy Hutton) y Mejor Película.
Los cimientos de Sundance
“Storytellers broaden our minds: engage, provoke, inspire, and ultimately, connect us”
(“Los contadores de historias nos abren la mente: nos involucran, provocan, inspiran y, en última instancia, nos conectan”) - Robert Redford, presidente y fundador del Festival de Cine de Sundance
Redford encontró en la naturaleza de Utah no solo un refugio personal en el que pasó gran parte de su vida, sino el punto de partida de una de sus mayores contribuciones culturales. En 1961, después de un viaje en motocicleta por Estados Unidos, compró un pequeño terreno en Provo Canyon y construyó una cabaña con sus propias manos. Ese primer gesto marcó el inicio de una relación profunda con la montaña, con la idea de crear un espacio donde el arte y la naturaleza se entrelazaran.
En 1969, tras el éxito de su película Butch Cassidy and the Sundance Kid, Redford adquirió 5,000 acres en esa zona y bautizó el lugar como Sundance, en honor a su personaje. Allí abrió un resort de montaña; para esquiar en invierno y hacer hikes durante el verano, pero decidió preservar la mayor parte del terreno como reserva natural. Su visión era clara: Sundance debía ser un espacio de convivencia entre la creación artística, el respeto al entorno y la búsqueda de nuevas voces.
Ese espíritu se consolidó en 1980, cuando Redford reunió a colegas y amigos en Utah para debatir cómo fortalecer un cine más humano y artesanal. De ese encuentro nació el Instituto Sundance, una organización sin fines de lucro que ofrecía a los artistas independientes la posibilidad de experimentar y perfeccionar su trabajo.
Un año después, el instituto celebró su primer laboratorio de directores con 17 cineastas y asesores de la talla de Sydney Pollack, inaugurando una tradición de acompañamiento creativo.
La evolución del Festival; de vitrina alternativa a referencia global
La década de los ochenta marcó el nacimiento del Festival de Cine de Sundance. En 1985, Redford y su instituto asumieron la dirección del U.S. Film Festival (más tarde rebautizado como Festival de Cine de Sundance), ampliándolo a diez días y abriendo espacio tanto para narrativas estadounidenses como internacionales.
Muy pronto, películas como Sex, Lies, And Videotape de Steven Soderbergh demostraron que Sundance no era solo una vitrina alternativa, sino una plataforma capaz de transformar la industria cinematográfica al dar visibilidad a talentos disruptivos.
El Festival también se consolidó como uno de los grandes escaparates del documental y del contenido episódico independiente, incorporando con el tiempo secciones como World Cinema y programas de vanguardia tecnológica (New Frontier).
Del set a la silla de director
A lo largo de los ochenta Redford alternó protagónicos en The Natural (1984) y Out of Africa (1985) con una filmografía como director en la que privilegió temas de peso cultural: The Milagro Beanfield War (1988), A River Runs Through It (1992) y Quiz Show (1994). Más tarde dirigiría trabajos como The Horse Whisperer (1998) y Lions for Lambs (2007).
En total dirigió nueve películas, siendo sus últimos trabajos la cinta The Company You Keep (2012) y un segmento de Cathedrals of Culture (2014).
En sus últimos años como actor Redford participó en All Is Lost (2013); Truth (2015); Our Souls at Night (2017); The Old Man & the Gun (2018), y hasta en un cameo final como Alexander Pierce en Avengers: Endgame (2019).
Reconocimientos que honran una trayectoria
Pocas figuras han sido distinguidas con tantos reconocimientos. Además del Oscar competitivo y el Honorary Award (2002), Redford recibió el Cecil B. DeMille Award (1994), el SAG Life Achievement Award (1996), los Kennedy Center Honors (2005), el Golden Lion for Lifetime Achievement en Venecia (2017) y el Honorary César (2019); Time lo incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo en 2014.
En 2016, Redford también fue reconocido con la Medalla Presidencial de la Libertad por el Presidente Barack Obama. Durante la ceremonia, se destacó que “su arte y activismo continúan dando forma a la herencia cultural de nuestra nación, inspirando a millones a reír, llorar, pensar y cambiar”.
Obama destacó que Redford había cautivado al público “de ambos lados de la cámara” con entretenidas películas que a menudo exploraban temas sociales, políticos e históricos cruciales.
“Su constante lucha por la preservación del medio ambiente será un legado perdurable, al igual que su apoyo pionero a los cineastas independientes de todo Estados Unidos”, dijo el entonces Presidente.
Activismo y vida personal
Redford ayudó a modelar la figura del actor-ambientalista mucho antes de que fuera tendencia: defendió el aire limpio, el agua y la conservación de tierras en Utah, y fue fiduciario del Natural Resources Defense Council durante tres décadas.
Además, apoyó derechos de comunidades nativas e indígenas, así como derechos LGBTQ+, y fue una voz pública en debates climáticos y de política cultural.
El actor estuvo casado con Lola Van Wagenen (con quien tuvo cuatro hijos) y, desde 2009, con la artista Sibylle Szaggars. También vivió pérdidas significativas: la muerte de su hijo Scott en 1959 y la de James en 2020. Lo sobreviven dos hijas: Shauna, artista, y Amy, directora.
El legado de Redford
En la última década, el Festival de Cine de Sundance se ha adaptado a los cambios culturales y tecnológicos sin perder la esencia sembrada por Redford. La pandemia lo obligó a reinventarse con ediciones virtuales que han ampliado su alcance, mientras que la celebración de su 40 aniversario en 2024 lo consolidó como epicentro del cine independiente global.
Hoy, el equipo de Sundance está compuesto por alrededor de 165 empleados y trabaja durante todo el año para ofrecer laboratorios e intensivos, otorgar más de 3 millones de dólares en becas y brindar mentorías continuas que apoyan a más de 1,000 artistas anualmente. Cada enero, el Festival de Cine de Sundance presenta ante una audiencia global obras innovadoras y nuevos talentos que marcan el pulso del cine independiente.
Además del festival, el Instituto organiza numerosos programas públicos en Estados Unidos y alrededor del mundo, con el objetivo de conectar a los artistas con sus públicos, dar visibilidad a voces originales, inspirar nuevas ideas y crear comunidad en torno a la narración independiente.
Desde su expansión internacional con ediciones en Londres, Hong Kong y, por supuesto, Ciudad de México, hasta la creación de programas inclusivos para artistas subrepresentados, Sundance sigue reflejando la visión original de Redford: un cine diverso, innovador y profundamente humano.
“Creemos que una historia impulsada por una voz individual y auténtica puede despertar nuevas ideas con el poder de deleitar y entretener, ampliar los límites creativos, generar nuevos niveles de empatía y comprensión, e incluso impulsar el cambio social. Apoyamos a los narradores independientes y promovemos el impacto de su trabajo en el mundo”, indica la visión actual del Instituto.