Durante los años ochenta y noventa, pocos directores lograron algo que hoy parece casi imposible: encadenar clásicos de géneros completamente distintos sin perder identidad ni prestigio. Rob Reiner fue uno de ellos. Su nombre quedó asociado a una racha creativa extraordinaria que lo convirtió en un referente absoluto del cine popular estadounidense, capaz de moverse con naturalidad entre la comedia, el drama, la fantasía, el romance y el thriller psicológico.
Antes de consolidarse detrás de la cámara, Reiner ya era una figura reconocible en la televisión. En los años setenta se volvió popular gracias a la serie All in the Family, donde interpretó a Michael “Meathead” Stivic, papel con el que ganó dos premios Emmy. Sin embargo, lejos de conformarse con el éxito actoral, comenzó a dirigir proyectos pequeños, incluyendo cine para televisión, hasta encontrar su verdadera voz como cineasta a inicios de los ochenta.
1. This Is Spinal Tap (1984)
La película que lo cambió todo. Este falso documental sobre una banda ficticia de heavy metal no solo redefinió la comedia, sino que inventó un lenguaje propio que luego sería imitado hasta el cansancio. Con diálogos improvisados, humor incómodo y una sátira brutalmente precisa de la industria musical, Reiner creó un clásico de culto que sigue siendo citado por músicos y cinéfilos. El famoso “subir el volumen hasta 11” ya es parte del ADN del rock.
2. Cuenta conmigo (Stand by Me, 1986)
Una de las historias sobre la amistad más honestas y emotivas jamás filmadas. Basada en un relato de Stephen King, esta película captura ese momento exacto en el que la infancia se rompe para siempre. Nostálgica, melancólica y profundamente humana, también lanzó o consolidó las carreras de River Phoenix y Kiefer Sutherland. Para muchos, es la obra más personal y emocional de Reiner.
3. La princesa prometida (The Princess Bride, 1987)
Una fantasía que se volvió leyenda. Espadas, romance, humor absurdo, villanos inolvidables y frases que se repiten de generación en generación. Lo que en su momento parecía una película “menor” terminó convirtiéndose en una de las cintas más queridas del cine popular. Reiner logró algo raro: una película familiar que no trata al espectador como ingenuo.
4. Cuando Harry conoció a Sally (When Harry Met Sally…, 1989)
La comedia romántica definitiva. Con diálogos inteligentes y una química perfecta entre Billy Crystal y Meg Ryan, la película planteó una pregunta simple —¿pueden hombres y mujeres ser solo amigos?— y la explotó con humor, ironía y mucha verdad emocional. La escena del restaurante ya es historia del cine, y su influencia se sigue notando décadas después.
5. Misery (1990)
El giro más oscuro de su carrera. Reiner se adentró en el thriller psicológico con una precisión quirúrgica, apoyado en una actuación aterradora de Kathy Bates, quien ganó el Oscar. Con pocos escenarios y una tensión constante, Misery demuestra que el terror no necesita monstruos, solo personas comunes llevadas al extremo.
6. Algunos hombres buenos (A Few Good Men, 1992)
Un drama judicial intenso y lleno de frases memorables. La confrontación entre Tom Cruise y Jack Nicholson culmina en uno de los momentos más citados del cine de los noventa: “¡No puedes soportar la verdad!”. Reiner manejó con pulso firme un elenco de primer nivel y convirtió una obra teatral en cine puro, sólido y contundente.
7. This Is Spinal Tap II: The End Continues (2025)
Décadas después, Reiner volvió a uno de sus personajes más emblemáticos. Más allá de la nostalgia, este regreso confirma la importancia histórica de Spinal Tap y el vínculo duradero del director con el humor, la música y la sátira cultural.
Pocos directores pueden presumir una racha como la de Rob Reiner: comedia, drama, fantasía, romance, terror y cine judicial, todos convertidos en clásicos. Su gran mérito fue entender que el cine popular no está peleado con la inteligencia ni con la emoción. Sus mejores películas no solo marcaron una época: siguen vivas, se siguen citando y, sobre todo, se siguen disfrutando.