Tener una buena relación de pareja no es cuestión de suerte ni de encontrar al “alma gemela” perfecta. Eso nos lo hace ver Kelly Bilodeau, exeditora ejecutiva de Harvard Women’s Health Watch, quien afirma que realmente lo que marca la diferencia son los hábitos cotidianos, esas pequeñas acciones que ayudan a construir relaciones más sanas, sólidas y felices.
Basándose en investigaciones de la Universidad de Harvard, Bilodeau nos recuerda que una buena relación tiene un impacto directo en nuestra salud mental y física. Aunque no siempre podemos controlar todas nuestras relaciones, sí tenemos mucho poder cuando se trata de nuestra pareja.
Los hábitos clave que pueden ayudarte a tener una relación más feliz, más duradera y, sobre todo, más humana. Toma nota, pues la supervivencia de tu relación puede basarse en la buena aplicación o no de los siguientes consejos.
Mantener la comunicación abierta
Estas es una de las cosas que más se pierden con el paso del tiempo. Una buena pareja debe hablar de lo bueno, lo malo, lo incómodo y lo divertido para que la relación no se convierta en algo monótono y gris. Amigo, lo diré claro: la honestidad debe expresarse con respeto para fortalecer el vínculo y evitar que se acumulen tensiones que a la larga desbaratan una relación.
Escuchar con empatía
La empatía es comprender los sentimientos de la otra persona. En este sentido, debes aprender a enfocarte realmente en lo que tu pareja está diciendo. Presta atención a ella o él para validar sus emociones, sin juzgar, y crear un espacio seguro donde ambos pueden expresarse sin miedo.
Cuidar la salud física y mental
Hacer ejercicio, dormir bien y atender tus emociones te hacen sentir mejor contigo mismo, pero también mejora tu relación de pareja. Si tú estás bien, tienes más paciencia, más energía y más disposición para compartir de forma saludable.
Tener límites claros
Poner límites significa crear acuerdos. Cuando eres capaz de decir “esto no me hace bien” o “esto sí lo necesito” se genera respeto y claridad en una pareja. Los límites saludables evitan malentendidos y establecen un bienestar mutuo en la pareja.
Aplicar la técnica HALT
Antes de discutir o reaccionar de forma impulsiva, es importante detenerte y preguntarte: ¿Estoy hambriento (H), enojado (A), solo (L) o cansado (T)? Reflexionar en torno a esto puede ser la diferencia entre una pelea épica o una charla razonable y con amor. Es muy común que muchas veces no es que estemos enojados con nuestra pareja, sino que algo no se encuentra bien en nuestro interior y a veces nos desquitamos con la otra persona.
Trabajar en el propio bienestar
¿Eres de los que sacrifica su autenticidad para quedar bien con los demás? Hacerlo tal vez te está generando frustración. Cuando aprendes a decir “no” para hacerte respetar y cuidar tu espacio interno y externo te estás apuntando una victoria. Una relación sana es donde cada parte se cuida y cuida al otro, pero donde también se sabe que el bienestar interno es vital.
Para ser feliz en pareja no es necesario hacer magia. Es tener en cuenta la importancia del respeto, la empatía, los límites y la atención a los detalles. Harvard no dice que las relaciones cercanas y saludables son las que aportan a tu buen estado de ánimo, tu salud y tu calidad de vida. Y si Harvard lo dice entonces hay que prestar mucha atención a sus palabras. Hazlo por ti y la persona a la que más amas.