Así entrena y se alimenta Jonathan Bailey, el hombre “más sexy del mundo”

A sus 37 años, Jonathan Bailey asegura estar en el mejor estado físico y emocional de su vida.

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GETTY IMAGES

El británico Jonathan Bailey, protagonista de Bridgerton, acaba de sumar un nuevo reconocimiento a su carrera: la revista People lo nombró “el hombre más sexy del mundo” en 2025. Pero detrás del título y de su porte impecable se esconde una filosofía de bienestar donde la constancia, la calma y el movimiento son la verdadera clave del atractivo.

Un entrenamiento que va más allá del gimnasio

Durante la segunda temporada de Bridgerton, Bailey se sometió a un régimen funcional intenso, diseñado para mejorar su fuerza y estabilidad. Pero lejos de ser un actor de gimnasio, su entrenamiento es una mezcla de resistencia, técnica y aventura: practica duatlones, ciclismo, paddleboard y escalada en montaña.

En 2018 incluso alcanzó el campo base del Everest, experiencia que, según él, redefinió su idea del esfuerzo. “La montaña te enseña humildad. No puedes imponerle tu ritmo”, comentó en una entrevista. Esa conexión con la naturaleza forma parte de su entrenamiento mental tanto como físico: la búsqueda de la calma a través del movimiento.

Mente y cuerpo: el equilibrio que no se improvisa

Bailey entiende el cuidado físico como un acto de disciplina mental. En lugar de perseguir un ideal estético, el actor prioriza la claridad y el equilibrio: “Hacer ejercicio me ayuda a mantenerme centrado, especialmente en los rodajes más largos”, ha confesado.

Entre ensayos, vuelos y filmaciones, su rutina se convierte en una especie de ancla. Para él, entrenar no es solo levantar pesas: es mantener una mente fuerte en medio del caos de Hollywood. “La verdadera preparación para un papel no empieza con el guion, sino con el cuerpo”, dice.

La combinación perfecta

Si algo distingue a Bailey, además de su talento actoral, es su figura atlética. Pero lo curioso es que no se forjó solo con pesas ni rutinas de gimnasio, sino con una mezcla poco común: ballet, rugby y tenis.

De niño, el actor tomó clases de danza clásica en el club de su barrio, y esa formación dejó huella. “Si quieres unas piernas fuertes, baila”, dice con ironía. El ballet le dio control, elegancia y coordinación; el rugby, potencia y resistencia; el tenis, precisión y agilidad. Hoy su rutina combina elementos de esas tres disciplinas: sentadillas profundas, verticales, ejercicios de equilibrio y movimientos inspirados en la danza.

El resultado: un físico funcional, fuerte, pero sin rigidez. Un cuerpo que, más que musculoso, transmite confianza y energía contenida.

La disciplina física como herramienta mental

Bailey es de los que creen que el entrenamiento empieza en la cabeza. Cuando los rodajes se extienden por meses y las jornadas parecen interminables, su secreto es mantener la rutina: moverse todos los días, aunque sea poco. “Entrenar me da estructura cuando todo lo demás se vuelve impredecible”, asegura.

Esa constancia le ha permitido enfrentar proyectos tan exigentes como Bridgerton o Jurassic World. “Cuando intentas mantener algo durante nueve meses, te topas con tus propios límites. El ejercicio te enseña a reconocerlos sin castigarte.” En su visión, la verdadera fuerza no está en resistir, sino en saber cuándo detenerse.

Su dieta: energía sin excesos

Si el cuerpo de Bailey impresiona, su dieta sorprende por lo simple. El actor es adepto a la moderación y a los alimentos que le aportan energía sostenida. Su compañero inseparable es el muesli, un cereal que lleva consigo a todas partes y que mezcla con leche de avena o almendra.

Lo consume en desayunos, pero también como cena ligera después de entrenar. Su receta incluye almendras tostadas, coco seco y avena, una combinación que le permite mantener un nivel de energía constante sin pesadez. “El muesli podría llenar un almuerzo de siete platos”, bromea.

Durante el rodaje de Bridgerton, complementó su alimentación con frutas frescas, proteínas magras y mucha hidratación. Nada extremo, nada prohibido. Solo una regla: equilibrio antes que restricción.

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