Tetris: Afortunado en el juego, desafortunado en la pantalla grande. ¿Por qué su película es tan ‘meh’?

La travesía de Henk Rogers producida por Apple Original Films se puede definir con las mismas palabras de Hiroshi Yamauchi cuando juega Tetris en la cinta: “No está mal” -pero hasta ahí.

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*Spoilers más adelante

Por fin me animé a ver la película de Tetris. Basada en hechos reales, este “thriller” es entretenido, aunque flojo. Para nada tiene que ver con The Social Network, así que olvídense de una nominación al Óscar o de que se convierta en un clásico que quieras volver a ver. Escribí thriller entre comillas porque nunca estuve al filo del asiento por ningún motivo, es más, saber el final es parte de lo que arruina su esencia, o sea, el suspenso. Por supuesto que Henk Rogers (Taron Egerton) iba a salirse con la suya a pesar de las sucias tácticas de negocios, los juegos de traiciones, la intervención -y corrupción- de la KGB, así como de los chantajes de telenovela. En pocas palabras, la actuación de Egerton y el score son lo más sobresaliente de la cinta dirigida por Jon S Baird.

Mientras ese score sobresale de forma fenomenal con el Tetris Theme Reworked por Metaphonic -melodía característica del último nivel, en este caso la típica persecución en auto-, el uso de efectos gráficos que apelan al diseño de videojuegos de los 80 es excesivo. Un abuso total para cambio de locaciones que ya avanzada la historia el espectador domina y que no necesita para darse cuenta de que se viajó de Tokio a la Unión Soviética, o la acción se trasladaba del hotel a los cuarteles de ELORG. No porque el recurso sea tan bueno hay que usarlo como leitmotiv, sin embargo así fue. Del soundtrack sabía que iba a cumplir, mas no emociona. Esta vez no fue ‘Eye of the Tiger’, pero sí ‘Holding Out for a Hero’ y ‘The Final Countdown’. Entiendo que esos hits hayan definido a una época, pero estoy segura de que existen otras opciones igual de famosas e impactantes.

Tetris también falla al proyectar y transmitir una tensión tibia entre Henk y el gobierno de la URSS. ¿No es acaso un thriller? Cualquier parte oscura o ruda que hubiera podido levantar la trama brilló por su ausencia. El 17 de febrero, Canary Media publicó una entrevista con el verdadero Henk Rogers en la que señalaba que los cineastas a cargo “querían capturar la oscuridad y la melancolía, lo nervioso que estaba: ‘¿En serio me voy a quedar con los derechos de Tetris? ¿O voy a terminar en un gulag?’ Esos eran los pensamientos que cruzaban por mi cabeza”. Más que un boost de confianza, el Rogers de Egerton parecía estar en coca; enfocado y determinado, sin miedo. Lo único que me causó agobio fue todo el show de migración -no sé ustedes, pero aunque no haya nada que temer, pasar por la aduana me da el cringe.

“El juego perfecto” que atrapó a chicos y grandes por generaciones, que se coronó como un clásico, carece de alma; de momentos memorables trágicos bien trabajados o por qué no, esos dignos de celebración, de personajes entrañables -no caricaturescos, hasta de la cursilería sarcásticamente criticada en la cinta por el personaje de Alexey Patijnov (Nikita Yefrémov). Todo pudo haber caído en mejor lugar, como cuando conseguías armar un bloque/combo de seis líneas. En cambio, Tetris logra aquella jugada, pero en lugar de estallar el monitor con sonidos de éxito, solo se ve cómo desaparecen en silencio, no hay fiesta. La victoria ha sido opacada. Eso fue lo que sentí viendo Tetris; justo cuando creía que iba in crescendo, la frustración se hacía presente tal como cuando la pantalla del Game Boy comenzaba a saturarse de piezas hasta alcanzar el techo. Game Over.

Mira Tetris aquí.

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