Michael J. Fox y su lección más humana: cómo quiere morir después de 35 años con Parkinson

Fox ha vivido lo suficiente con la enfermedad como para comprender sus límites y hablar de la muerte como una parte más del proceso.

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GETTY IMAGES

Michael J. Fox, el eterno Marty McFly de Volver al Futuro, ha vuelto a hablar con una sinceridad que solo alguien que ha vivido más de tres décadas con una enfermedad degenerativa puede tener. A sus 64 años, el actor canadiense compartió cómo ha enfrentado el Parkinson desde 1991 y reveló, sin dramatismos, cómo imagina su muerte.

Su testimonio, lejos del sensacionalismo, es una reflexión sobre el tiempo, la fragilidad y la dignidad con la que ha elegido seguir viviendo.

Una vida marcada por el Parkinson, pero no definida por él

Fox fue diagnosticado con Parkinson a los 29 años, en pleno auge de su carrera. Desde entonces, ha convivido con una condición que afecta su movimiento, equilibrio y coordinación. En los últimos años, su estado se ha deteriorado visiblemente: ha aparecido en silla de ruedas y con dificultades para hablar, pero mantiene la lucidez y el humor que siempre lo caracterizaron.

En entrevista con The Sunday Times, el actor explicó la naturaleza impredecible de su enfermedad:

“No hay una línea de tiempo, no hay una serie de etapas por las que pasas, no como ocurriría con un cáncer. Es mucho más misterioso y enigmático”.

Su manera de enfrentarlo ha sido transparente y, al mismo tiempo, profundamente humana. Fox nunca ha buscado generar lástima; ha preferido usar su plataforma para hablar del Parkinson con realismo, sin adornos ni eufemismos.

“Me gustaría simplemente no despertar un día”

La frase que más resonó en su conversación con el diario británico fue una confesión sobre cómo desearía morir.

“No hay mucha gente que tenga Parkinson desde hace 35 años”, comentó. “Me gustaría simplemente no despertar un día. Sería genial. No quiero que sea dramático. No quiero tropezar con los muebles y golpearme la cabeza”.

No hay morbo en sus palabras, sino una aceptación tranquila. Fox ha vivido lo suficiente con la enfermedad como para comprender sus límites y hablar de la muerte como una parte más del proceso. Su deseo no es prolongar el sufrimiento, sino mantener su vida bajo sus propios términos: con serenidad y sin espectáculo.

Las cicatrices del tiempo: lesiones y pérdidas

El actor también habló de las múltiples lesiones que ha sufrido a lo largo de los años debido a la pérdida de equilibrio que causa el Parkinson.

“En un período de tres años me rompí el codo, el hombro, el pómulo. Me reemplazaron un hombro. Es increíble la cantidad de cosas que rompí”, recordó.

Uno de los golpes más duros fue tener que abandonar la guitarra, uno de sus pasatiempos favoritos:

“Me rompí varios huesos pequeños y se infectaron, casi pierdo un dedo. Ya no puedo tocar”, lamentó.

Aun así, mantiene una visión práctica del dolor físico. Lo que para otros sería resignación, para él es adaptación. Su energía no está puesta en lo que perdió, sino en lo que aún puede aportar.

El regreso inesperado: Fox vuelve a la pantalla

En mayo, se confirmó que Michael J. Fox regresará a la actuación como invitado en la tercera temporada de la serie Shrinking (Apple TV+), protagonizada por Harrison Ford. El detalle curioso: el personaje de Ford también padece Parkinson.

Fox confesó que fue él quien se acercó al creador del programa, Bill Lawrence —con quien trabajó en Spin City—, al descubrir que la serie trataba el tema de la enfermedad:

“Le dije: ‘¿Hiciste un programa sobre Parkinson y no me llamaste?’. Y él respondió: ‘¿Quieres hacerlo?’. Le dije que sí, me encantaría”.

El actor explicó que este regreso no es un intento por retomar su carrera, sino una manera de seguir conectado con su oficio y con la gente.

“Quiero estar presente en todo. Seguir trabajando, mantener mis amistades y disfrutar el tiempo con mi familia. Todo está bien; es mucho mejor de lo que podría ser”, dijo a USA Today.

Un legado que trasciende la pantalla

Desde la creación de la Michael J. Fox Foundation, su lucha contra el Parkinson ha trascendido lo personal. La organización es hoy una de las principales entidades dedicadas a financiar investigación para encontrar una cura y mejorar los tratamientos para millones de pacientes en todo el mundo.

Fox no solo cambió la forma en que se habla del Parkinson; también convirtió su historia en una plataforma para el optimismo realista. Su honestidad ha inspirado a generaciones que crecieron viéndolo viajar en el tiempo y ahora lo ven enfrentar, con la misma valentía, el paso del tiempo real.

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