10 películas de sexo loco (que tienes que volver a ver)

Películas de sexo loco

Hay cine erótico y películas de sexo loco. Si decides entregarte a las artes amatorias, debes tomar algunas ideas de estas cintas que siguen calentando nuestra imaginación.

10 películas de sexo loco (que tienes que volver a ver)

¡Magnifica la lujuria! Dijo Arthur Rimbaud. Si decides entregarte a las artes amatorias, debes tomar algunas ideas de estas cintas que siguen calentando nuestra imaginación.

Bella de día (1967) de Luis Buñuel

El director español era un maestro para transgredir la moral burguesa. El amor loco fue su especialidad y en esta obra maestra, alabada por directores como Martin Scorsese, hace una apología de la fantasía. “La imaginación es la espuela del deseo” escribió Octavio Paz. Séverine (Catherine Deneuve) es incapaz de tener una vida sexual normal con su esposo; este impedimento psicológico no sólo estimulará su imaginación, sino que la llevará a aprender (y pasarla de lo lindo) en un burdel, como el personaje Justina del Marqués de Sade. La película se llevó un par de premios en el Festival de Venecia… nosotros decimos que la espalda (antes de ser azotada) de Catherine Deneuve merecía un Oscar. Una obra maestra ente las películas de sexo loco.

Ninfomanía (2014) de Lars Von Trier

¿Cine porno de arte? Para la filmación de las escenas de sexo explícito, el director utilizó dobles de la industria porno. ¿La razón? La película es lo que le sigue de explícita. Tríos con negros, semen a discreción, sadismo y desnudez a lo ancho y largo de la pantalla… Los dos volúmenes que componen Ninfomanía son un acercamiento voyerista, a través de ocho historias, a la diversidad de la prácti ca sexual humana. Y, aunque una primera mirada nos haga pensar que se trata de historias extremas, más de uno podrá reconocer un apetito no saciado todavía en la vida real. Tabúes como la pedofilia o el incesto obedecen a historias de vida complejas que, por medio del sexo, encuentran una salida más no una cura. Porque se puede estar enfermo de sexo, pero éste domina como un dios tan angelical como diabólico.

Nueve semanas y media (1986) de Adrian Lyne

Digamos que el director británico se encargó de espantar a las buenas conciencias estadounidenses, durante los ochenta y principios de los noventa, con películas como “Atracción fatal” (1987) y “Una propuesta indecorosa” (1993). En realidad, es una de las películas de sexo loco repleta de clichés eróticos, como pasar un hielo por la espalda o vendar a la amada para estimular sentidos como el tacto. ¿Lo mejor? Que, seas hombre, mujer o quimera, dis- frutarás de ver a dos seres humanos ultra atractivos: un Mickey Rourke antes del botox y la entonces joven Kim Basinger. Él es un millonario, ella la joven y bella divorciada que cae rendida ante los encantos seductores de un experto en las artes amatorias.

Barbarella (1968) de Roger Vadim

El sexo es una droga. El sexo es psicodélico… Pocos filmes son tan representativos de su época como este de ciencia ficción, basado en el cómic de Jean-Claude Forest. En un futuro la penetración sexual ya no es necesaria, basta con que la pareja tome una píldora y una sus manos para que el placer se transfiera. Barbarella (Jane Fonda), la bellísima terrícola que debe ejecutar un plan para salvar al planeta, redescubre en su misión el sexo “a la antigua”. Entre los afortunados, está un rebelde llamado Dildano (ejem), que la hace ver estrellas. Nuestra heroína es capturada y sentenciada a morir en la “Máquina del exceso” que la hará morir de placer… Pero nada, ni siquiera ese siniestro aparato, puede con el deseo infinito de Barbarella.

Bitter moon (1992) de Roman Polanski

Bondage, sadomasoquismo, voyerismo… Se trata de ejercer poder y dominio sobre el objeto del deseo. La obsesión se vuelve la moneda de cambio en las relaciones donde el sexo y el amor “torcido” se confunden. Y es justo este tipo de elementos el que se muestra en una de las películas más conocidas de Polanski. La pareja de Mimi (Emmanuelle Seigner) y Oscar (Peter Coyote) altera todo lo que toca y hace sudar la pantalla, gracias a sus personajes dotados de ese poder que otorga la energía sexual, tanto física como mental. Como lo dice cínicamente Oscar: “Everyone has a sadistic streak, and nothing brings it out better than the knowledge you’ve got someone at your mercy”. Pronunciamos un amén, aunque nos condenemos al infierno.

Mulholland Drive (2001) de David Lynch

Tensión. Esa que se siente cuando deseas a alguien y sabes –o intuyes– que esa persona también te desea. Esa que te hace delirar, que alimenta una paranoia sexual. Tensión es la palabra que define a los personajes interpretados por Naomi Watts y Laura Harring, en esta obra maestra neo noir que hay que ver dos o tres veces para entenderla menos. Lynch se llevó un premio como Mejor director en Cannes y una nominación al Oscar (abominación fue no ganarlo). Quien la ha visto sabe que no tiene sentido tratar de explicar de qué trata, pero las escenas eróticas entre las dos protagonistas están entre las más cachondas en la historia del cine.

Las conspiraciones del placer (1996) de Jan Svankmajer

Para los surrealistas, el amor era tan importante como el deseo. El surrealista checo Jan Svankmajer llevó al extremo del humor negro lo que en sexualidad se conoce como parafilias. ¿Llegar al orgasmo esnifando bolitas de migajón? ¿Alcanzar el placer máximo con las caricias de un pez vivo en los pies? Las maneras absurdas (y hasta imposibles) en las que los personajes de este filme encuentran el orgasmo, nos enseñan que en realidad nada es imposible cuando se trata de deseo. Fetichismo, frotismo y otras tantas parafilias son exhibidas como parte de esa locura cotidiana que el sexo siembre en las mentes humanas. La película toma elementos de la obra del Marqués de Sade y surrealistas como Max Ernst, para lograr uno de los filmes surrealistas más importantes del siglo XX.

The Dreamers (2003) de Bernardo Bertolucci

Película plagada de nostalgia... por la Nouvelle vague francesa de los años 50 y 60, por 1968, año que sitúa la película y en el que cabía tanta esperanza… Isabelle (Eva Green) y Theo, dos hermanos con una vida de lujo en París, mientras el mundo arde en llamas libertarias. Su ocio se ve agasajado cuando reciben en casa a un estudiante estadounidense. Pronto, descubrirá que para ellos no hay límites, llámese incesto o cualquier otra pasión que deseen colmar. Este duro aprendizaje sobre el amor y sexualidad cambiará la vida de los tres.

Mysterious skin (2004) de Gregg Araki

El director está asociado al llamado New Queer Cinema con películas muy personales, soundtracks soberbios y una sexualidad desenfadada. Una joya entre las películas de sexo loco. En la cinta, Joseph Gordon-Levitt interpreta a un adolescente gay que sufrió (aparentemente) un abuso sexual de niño y que gana dinero prostituyéndose. Pocos años después, conoce a otro niño que fue abusado por el mismo entrenador de la escuela. Entre pesadillas y fantasías derivadas de no aceptar el daño sufrido durante la infancia, este par inicia una posible reconciliación con el pasado. Un filme poderoso y directo que, como es costumbre en Araki, incluye canciones de su adorada banda Slowdive.

¡Átame! (1990) de Pedro Almodóvar

Después del éxito de “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, el director español se consagra ante el público extranjero con una comedia sui géneris. Y un clásico de las películas de sexo loco. Victoria Abril es una actriz venida a menos (y a drogas) que es raptada por un sociópata, interpretado por Antonio Banderas. Este “caballero” la desea a como dé lugar, así que la rapta, la ata a la cama, la lastima, la ama, la odia… Ella lo detesta y sufre, pero acaba amándolo al más puro estilo “pégame pero no me dejes…”. Como dijo el propio Almodóvar sobre su filme, se refiere a “toda esa parte de las relaciones que no estamos dispuestos a aceptar pero que aceptamos porque no queremos ni podemos vivir sin amor”. Estamos condenados y… qué rico.

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Por Alfredo Quintana Garay.