Barbados tierra adentro: esperanza en el paraíso

En el interior de Barbados, la isla que vio nacer a Rihanna, proyectos que apuestan por futuros verdes presumen helechos gigantes, aves desinhibidas y mucha resiliencia.

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¿Que Barbados es la tierra natal de Rihanna y hay una calle con su nombre? Sí, Rihanna Drive en Bridgetown. ¿Que la isla tiene uno de los carnavales más famosos de la región? Para prueba basta buscar imágenes del Crop Over en Google. ¿Que en estricto apego geográfico Barbados no está en el Caribe pero presume playas como si lo fuera? Cierto, hay mucho de eso.

Este podría ser uno más de los artículos que se valen de carnavales desquiciados y playas seductoras para destacar las bondades de Barbados, pero no lo es. En lugar de mar, arena y sol, la atención está en otro lado. Ese del que nos perdemos cuando nos obsesionamos con la vista al mar. Tierra adentro, Barbados tiene lo suyo. Menos obvio, pero igual de suyo.

A cambio de serpentear caminos serranos y de sacrificar postales que materializan anhelos caribeños, esta isla revela proyectos tan ejemplares como esperanzadores. Sin piñas coladas, albercas privadas ni yates presumidos, Coco Hill Forest y Walkers Reserve comparten eso que hace a Barbados, cuando menos en términos naturales, muy Barbados.

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Cacao (Coco Hill Forest, Barbados)

Coco Hill Forest: senderos resilientes

Mahmood Patel decidió dejar su carrera de cineasta con un objetivo: cultivar comida en su natal Barbados. Rodando en Senegal, a inicios de los 2000, el director Moussa Sene Absa compartió una idea que se quedó en su mente: quien no puede abastecerse de alimento, está condenado a los caprichos de quien lo provee. En Barbados, más del 85% de la comida es importada.

Con soberanía alimenticia en mente, Mahmood se hizo de un terreno en St Joseph, una de las parroquias en las que se divide Barbados. La propiedad de 21 hectáreas, en una zona ajena al turismo, era una mezcla de tierras erosionadas por siglos de monocultivo de caña y reductos de bosque primario que no sufrieron la misma suerte gracias a una geografía accidentada.

El terreno no era ideal, pero se presentó como asequible en una isla famosa por precios prohibitivos. Con una mezcla de determinación, técnicas de restauración agroforestal y muchísimo trabajo, nació en 2014 Coco Hill Forest. El tiempo, pensaba Mahmood, le permitiría ver los frutos del esfuerzo. Los monos verdes, sin embargo, tenían otros planes.

Introducidos en Barbados alrededor del siglo XVII, estos monos africanos arrasan a su paso con prácticamente cualquier cosa. Estampa del turismo nacional, la especie es una plaga que pone sobre la mesa muchos debates éticos. Por un lado, causan estragos y no deberían estar en la isla. Por otro, no tuvieron injerencia ni culpa de haber sido importados hace ya casi 400 años.

A poco más de diez años de haber arrancado, con una pandemia de por medio, Coco Hill Forest ha evolucionado. El proyecto, cuya prioridad es descolonizar por medio de la restauración ecológica, cuenta con más de tres kilómetros de senderos. De los frutales originales se cosecha poco. Ahora, la apuesta es por cultivos que no atraen a los monos como cacao y jengibre.

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Plataforma de observación de aves (Walkers Reserve)

Walkers Reserve: volver a la vida

Las casas chattel, concepto que en términos pragmáticos puede traducirse como casas móviles, son las estructuras más representativas de arquitectura local en Barbados. Nacidas en la época de las plantaciones, con el objetivo de ser fácilmente transportables, estas casas de madera se convirtieron en un ícono de la historia y la identidad nacional.

Con la abolición de la esclavitud británica en la década de 1838, cuando menos en teoría, muchas estructuras comenzaron a cambiar en la isla. Las plantaciones desaparecieron y con ellas la necesidad de casas transportables. Poco a poco, el cemento y el concreto desplazaron a la madera como materiales fundacionales en la industria de la construcción.

Décadas de relativa estabilidad económica hicieron de Barbados una isla propensa a diferentes auges inmobiliarios. Desde finales de la década de 1960 y hasta hace relativamente pocos años, prácticamente todos los edificios de la isla se construyeron con materiales provenientes de una cantera en la parroquia de St Andrew: arena silícea de Walkers Quarry.

Entrada la década de 2010, la productividad de Walkers tenía los días contados. En lugar de dejar el lugar abandonado a su suerte, la cantera se convirtió en una reserva agroforestal. Con principios de permacultura y restauración ecológica, el vacío ecológico de la minería dio lugar a plantaciones frutales y lagos protegidos por dunas costeras.

Ubicada en la costa este de Barbados, famosa por su geografía salvaje y parajes apenas transitados, Walkers Reserve ofrece un modelo de desarrollo que también apuesta por el ecoturismo. Donde la deforestación y las excavadoras fueron norma, hoy conviven campos comestibles, espacios para acampar y sitios donde observar más de 25 especies de aves.

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Animal Flower Cave (Barbados)

Guía Práctica

¿Cómo llegar?

Barbados está formado por una única isla. El aeropuerto Grantley Adams es la principal puerta de entrada al país y recibe vuelos directos de varias ciudades en Canadá, el Caribe, Estados Unidos y Europa. Copa ofrece vuelos vía Panamá sin necesidad de visado.

Exceptuando a la República Dominicana, la isla no solicita visas para ciudadanos latinoamericanos. Para llegar a proyectos como Coco Hill Forest y Wlakers Reserve es necesario recorrer la isla en coche. Las carreteras suelen ser de un solo carril y los trayectos toman tiempo.

¿Cuándo visitar?

La época ideal para viajar a Barbados depende de las actividades que se tengan en mente. Si bien esta isla no suele ser azotada por huracanes, el verano del hemisferio norte trae consigo mayores posibilidades de lluvia. En términos generales, la época seca, entre diciembre y mayo, suele ser ideal para visitar.

En plan ecoturístico, la isla ofrece muchísimos atractivos. A la lista se suman espeleología en Cole’s Cave con Wild Barbados, recorridos etnobotánicos en Andromeda Botanic Gardens, acantilados que sirven como miradores naturales en Animal Flower Cave y buceo con Barbados Blue. Para participar en actividades de buceo es imprescindible contar con certificación.

Marck Guttman es fotógrafo, escritor y partidario del turismo sostenible y la conservación. Dirige el blog Don Viajes y ha publicado más de mil historias en medios como Esquire y National Geographic. Las montañas son su lugar feliz y el pan dulce su primer amor.

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