Riquísimo Quindío: el Eje Cafetero más allá del café

Junto con el Caribe, Bogotá y Medellín, el Eje Cafetero es uno de los destinos turísticos más populares de Colombia.

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Famoso por sus fincas y pueblos coloridos, el más pequeño de los departamentos del Eje Cafetero colombiano resguarda múltiples riquezas. Tintos aparte, el Quindío presume cacao orgánico, animales dignos de documental y hoteles de mil estrellas.

Junto con el Caribe, Bogotá y Medellín, el Eje Cafetero es uno de los destinos turísticos más populares de Colombia. Integrada mayormente por los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, esta región se ha hecho fama gracias a sus cafetales de altura y sus pueblitos con puertas y ventanas pintadas de colores.

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Un arsenal de fincas cafeteras y Salento, el pueblo que inspiró la película Encanto, son los principales atractivos del Quindío, pero no son los únicos. Dotado de paisajes andinos que derrochan verdor y una variedad extraordinaria de pisos climáticos, este departamento sorprende a las visitas con mucho más que obviedades.

Reservas naturales que cobijan especies endémicas, fincas agroecológicas devotas del cacao y hoteles en los que la naturaleza se presenta como el mayor de los lujos, son algunos de los secretos del Quindío. Para descubrirlos, hace falta poco más que entregarse a caminos de terracería y gente que no podría ser más cálida ni queriendo.

Los aeropuertos de Armenia y Pereira sirven como puerta de entrada para explorar este rincón de Colombia. Botas impermeables, un poco de hambre y unos buenos binoculares son buen comienzo para recorrer la finca Cinco Cacao, adentrarse en los senderos de la reserva Kiraikai y perderse en el verdor de Bio Hábitat Hotel, probablemente el hotel más seductor del Eje.

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Bio Hábitat Hotel: bienestar del bueno en el Quindío

Si este artículo empieza con el hotel es porque Bio Hábitat es un destino en sí mismo. Ubicado en las afueras de Circasia, este proyecto independiente es mucho más que un lugar super cómodo donde pasar la noche. Bio Hábitat Hotel se inauguró en 2018 y pronto se convirtió en referencia en el Eje. ¿Los responsables? Un spa de ensueño, habitaciones inmersas en el bosque y cocina tan rica como saludable.

El entorno es el protagonista indiscutible en este hotel. Bio Hábitat cuenta con senderos en los que se dejan ver, según la hora, lo mismo carpinteros que ranitas de cristal. Eso sí, no hace falta recorrer senderos para empaparse de verdor. Las habitaciones, dispersas a lo largo de la propiedad de 16 hectáreas, están rodeadas de naturaleza. De acuerdo con la categoría, presumen elementos como regadera exterior, jacuzzi al aire libre y terraza con cama de red.

A las características visualmente verdes, como techos vivos, se suman un montón de iniciativas sostenibles. Aunque a la vista resulta difícil de creer, el desarrollo se encuentra en una antigua finca que ha sido reforestada con aproximadamente 6,000 árboles autóctonos. Las habitaciones, además de ser fotogénicas a morir, tienen ventanales con una tecnología de control solar que ayudan a mantener la temperatura fresca y reducir el consumo de energía.

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El restaurante de Bio Hábitat es otro de sus fuertes. Basto ofrece vistas privilegiadas del valle y un menú con platos basados en los ingredientes locales, la comida que hace bien al cuerpo y el legado italiano de su chef, la caleña Clara Roa. El menú incluye platos como arancini de queso paipa y cappelletti de betabel relleno de plátano maduro. En línea con la visión sostenible del proyecto, el restaurante se abastece con productos trazables de vecinos conocidos.

Kiraikai: naturaleza en compañía de ranas, monos y colibríes

Hace ya tiempo que los observadores de aves ponen el ojo en este destino por algo más que el café. Después de todo, el Eje Cafetero alberga cerca de una veintena de aves endémicas. Poco a poco, la biodiversidad colombiana se hace notar también entre viajeros menos de nicho. Si bien hablar de un picogrueso pechirrosa parece demasiado para los viajeros menos clavados, ¿quién no se emociona al ver un tucán verde o un colibrí con botitas blancas y cola de raqueta?

Cerca de Finlandia, uno de los pueblos más pintorescos del Quindío, Kiraikai Ecolodge es un lugar ideal para observar animales en su hábitat. Este proyecto de recuperación ecológica es resultado de la obstinación de Juan Carlos Mejía, el hombre que decidió cambiar la actividad maderable por la reforestación y el ecoturismo. Hoy, la reserva forma parte del corredor biológico Barbas Bremen y tiene un registro en el que se cuentan más de 200 especies de aves.

Tangaras de colores y ranas que caben en una uña son algunas de las especies que se pueden ver aquí. Dicen que no hacen falta milagros para ver monos aulladores o decenas de especies de colibríes en Kiraikai. Para aumentar la probabilidad de encuentros, lo mejor es viajar con un guía experto de compañías locales como Birding and Herping. Con algo de suerte, un rato basta para ver a la rana rubí endémica y al torito, un ave que no tiene nada de buey.

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Cinco Cacao: otras bondades culinarias del Eje Cafetero

Como en los departamentos de Caldas y Risaralda, el Quindío está lleno de fincas que ofrecen recorridos guiados para ver de cerca el proceso de producción de café. A menudo, con degustación incluida. La parafernalia es tal que algunos negocios dependen más de la actividad turística que de la cosecha. No hay otro fruto en el Eje capaz destronar al café, pero hay otros productos que también honran al terruño.

Ubicada cerca de Barcelona, la hacienda El Argel seduce a los amantes del chocolate. Este proyecto, en el que participan dos generaciones de la mano, es un compromiso con la agricultura. Una vez partida y repartida la finca de su abuelo, los Álvarez Pachón volvieron a la ruralidad para dar un segundo aire a sus tierras. Donde alguna vez se plantaron café, cítricos y bananos, ahora se apuesta por el fruto de los dioses. Así nació, hace ya unos años, Cinco Cacao.

El cambio climático, la demanda del fruto y el orgullo quindiano jugaron un papel importante en la concepción de este emprendimiento. Ahora, entre árboles de aguacate y banano, el campo cobija cacao criollo. Con reserva previa, Cinco Cacao ofrece recorridos en los que se puede probar mucílago, chocolate cero kilómetros y nibs recién tostados. Todo esto, en compañía de algunas de las aves que revisten la muy ganadora imagen de la marca.

Marck Guttman es fotógrafo, escritor y partidario del turismo sostenible y la conservación. Dirige el blog Don Viajes y ha publicado más de mil historias en medios como El Financiero y Esquire. Las montañas son su lugar feliz y el pan dulce su primer amor.

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