Luka Modric no corre contra el tiempo, lo adelanta. A poco de cumplir 40 años, el antes cerebro del Real Madrid fue figura en uno de los clubes más exigentes del mundo. Cuando muchos jugadores ya disfrutan de la jubilación dorada en ligas menores o de comentaristas en televisión, el croata continúa dominando la mitad del campo con una elegancia y precisión quirúrgica. ¿Su secreto? No hay uno solo, sino una rutina milimétricamente diseñada para desafiar las leyes de la biología.
Modric ha envejecido como un buen vino: con clase, consistencia y carácter. Lo que hace cada día para mantenerse en la élite va más allá de los entrenamientos convencionales. Es un plan de vida, un sistema integral que no se improvisa ni se compra con dinero. Aquí te contamos cómo lo hace.
Un plan de tres objetivos y una obsesión: seguir compitiendo
Todo comenzó en 2012, cuando Modric buscó la ayuda del profesor Vlatko Vucetic, un kinesiólogo croata con formación científica y una visión a largo plazo. Juntos se plantearon tres metas claras: preservar su estado físico, prevenir lesiones y prolongar su carrera profesional. En aquel momento, el objetivo de Luka era jugar hasta los 36. Hoy, camino a los 40, ha superado sus propias expectativas.
Modric es competitivo por naturaleza. No tolera perder ni en los entrenamientos. Esa mentalidad ganadora es el primer ingrediente de su fórmula de longevidad. Pero lo que realmente marca la diferencia es lo que hace antes de que sus compañeros siquiera piensen en tocar un balón.
45 minutos de rutina secreta... todos los días del año
Modric entrena más de 350 veces al año con un protocolo diseñado especialmente para él. Cada mañana, 45 minutos antes de la sesión oficial, realiza su ritual de mantenimiento: bandas elásticas largas, ejercicios para brazos, hombros, core y piernas. Nada se deja al azar. Cada músculo, cada articulación, cada movimiento está previsto.
Este entrenamiento diario —a veces en su casa, otras en la Ciudad Deportiva del Real Madrid— no es opcional. Es una rutina de precisión quirúrgica con un solo objetivo: sostener la maquinaria que lo mantiene en la élite. Después de los 30, el cuerpo pierde masa muscular rápidamente, y el que no lo compensa con disciplina, lo paga con lesiones. Modric entendió esto antes que nadie.
El arte de mantenerse joven
Vucetic lo dice sin rodeos: la edad cronológica de Modric es de 39 años, pero su edad metabólica está por debajo de los 30. ¿Qué significa esto? Que el cuerpo de Luka responde como el de un atleta diez años más joven gracias a sus hábitos. No hay magia, solo ciencia y constancia.
Los factores que definen su “juventud biológica” son múltiples: nutrición, descanso, hidratación, vida familiar estable, higiene física y mental, y una motricidad trabajada al milímetro. Además, Modric compensa la pérdida de explosividad con inteligencia táctica. No corre por gusto: corre cuando y donde debe hacerlo. Su visión de juego le permite mover el balón con precisión milimétrica sin necesidad de recorrer medio campo.
La elasticidad también es mental
No solo es un cuerpo privilegiado. Modric tiene una mente brillante que anticipa, calcula y decide antes que el resto. Esa capacidad de lectura del juego le permite conservar energía y marcar diferencias sin desgaste físico innecesario. Lo que para otros es correr, para él es pensar. Y en el fútbol moderno, eso vale oro.
Además, su estabilidad emocional es clave: la familia, el equilibrio psicológico, el entorno cercano… todo está en sintonía con su plan de rendimiento. Vucetic menciona ocho parámetros —algunos físicos, otros mentales— que Modric cumple a rajatabla. El más importante de todos, quizá, sea que aún disfruta del juego como un niño, pero lo ejecuta con la madurez de un veterano.
¿Puede durar más? Sí. ¿Puede hacerlo cualquiera? No
Lo que hace Modric no es replicable al 100% por cualquier jugador, y mucho menos por un aficionado. No se trata de una rutina milagrosa, sino de un compromiso a tiempo completo con su cuerpo, su mente y su profesión. La clave no está en hacer más, sino en hacer lo correcto, todos los días, sin excusas.