“It: Welcome to Derry” no se anda con rodeos. Desde su primer episodio, la serie creada por Jason Fuchs y los hermanos Andy y Barbara Muschietti deja claro que nadie está a salvo en la ciudad más maldita de Maine. Ambientada en 1962, esta precuela del universo de It no solo revive la pesadilla de Pennywise, sino que expande el mito con una estética de horror psicológico, un tono más adulto y una atmósfera densa que roza lo insoportable.
El capítulo abre con una secuencia perturbadora que demuestra el poder de “Eso”: un ente que no solo se alimenta del miedo, sino que distorsiona la realidad para convertir el terror en algo tangible, físico y grotesco. Desde esa primera escena, el espectador sabe que está frente a un relato más cercano al horror cósmico que al susto convencional.
El nuevo grupo de Derry
La trama gira en torno a un grupo de jóvenes que pronto se verán arrastrados por la oscuridad: Lily, March, Ronnie, Matty, Phil y Terry. Entre ellos, Matty es quien primero cae en las garras del payaso. Acosado por visiones, su miedo se materializa y termina convirtiéndose en la primera víctima visible del episodio, detonando el misterio central.
La muerte de Matty marca un antes y un después. Su amiga Lily, consumida por la culpa, comienza a experimentar fenómenos paranormales. En una de las secuencias más logradas del episodio, una canción proveniente del drenaje se convierte en el presagio del horror, y un dedo que emerge lentamente de la coladera anuncia que Derry está vivo… y hambriento.
La búsqueda de Matty y el descenso al infierno
A pesar del escepticismo de sus amigos, Lily convence a Terry y Phil de que algo maligno está ocurriendo. La investigación los lleva hasta Ronnie, hija del dueño del cine local, quien también ha escuchado la misma melodía que precedió la desaparición de Matty. El punto de conexión: una película antigua que reproduce ese canto inquietante desde las tuberías del cine.
Cuando el grupo proyecta la cinta, el horror trasciende la pantalla. Matty aparece dentro del filme, sosteniendo lo que parece ser un bebé envuelto. La cámara se acerca y lo imposible sucede: de la película emerge una criatura monstruosa, una abominación con forma de bebé murciélago, que desata una masacre en la sala.
La escena, tan gráfica como simbólica, recuerda a las pesadillas visuales del primer It de Muschietti, pero con un tono aún más oscuro. Terry, Phil y la hermana de Phil mueren brutalmente, dejando solo a Lily y Ronnie con vida.
Dos historias, un mismo horror
Mientras tanto, en un segundo hilo narrativo, la serie introduce al militar Hanlon, un veterano que regresa de la guerra de Corea. Su presencia conecta con un misterio mayor: una sección “secreta” dentro del ejército que parece estar relacionada con Derry y sus fenómenos.
El episodio sugiere que los adultos y las autoridades podrían saber más de lo que aparentan. Hanlon sufre un ataque en su dormitorio por parte de hombres armados que buscan información sobre “naves” y “armamento”, una escena que añade un toque de conspiración a la historia. El rescate de Hanlon por su compañero Russo deja abierta una puerta inquietante: ¿hay una relación entre Pennywise y experimentos militares?
El inicio de la cacería
El capítulo concluye con Lily como única testigo directa del horror, mientras Ronnie, desde la cabina de proyección, observa el caos sin poder intervenir. Ambas sobreviven, pero su destino parece sellado: ellas serán las primeras en descubrir que el mal en Derry no puede destruirse, solo contenerse.
El cierre establece con claridad el tono de la serie: violento, psicológico y con un trasfondo conspirativo. Lily emerge como la heredera espiritual de los futuros “Perdedores”, una joven marcada por el trauma que inevitablemente se convertirá en la pieza clave de la resistencia contra “Eso”. Y mientras las luces del cine se apagan, el espectador entiende que el verdadero espectáculo apenas comienza.