15 cosas que no sabías de ‘Amores perros’ en su 25 aniversario

A 25 años, sigue siendo incómoda, bella, visceral y, sobre todo, necesaria.

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Hace 25 años, un perro se vio involucrado en un accidente de tránsito en una avenida de la Ciudad de México y detuvo el tiempo. El chirriar de las llantas, el golpe seco y la sangre sobre el asfalto marcaron algo más que el destino de tres historias: anunciaron el nacimiento de una nueva era para el cine mexicano.

Amores perros, ópera prima de Alejandro González Iñárritu, no solo ganó el Gran Premio de la Semana de la Crítica en Cannes en el año 2000, también lanzó una bomba de adrenalina narrativa, estilística y emocional que aún hoy resuena.

Y ahora, un cuarto de siglo después, la cinta regresó a donde todo comenzó: el Festival de Cannes, esta vez como parte de la prestigiosa sección Cannes Classics, con una versión restaurada por Criterion Collection. Un homenaje merecido, no sólo a un filme, sino al estallido que redefinió la cinematografía nacional. Para celebrarlo, aquí van 15 datos que quizás no sabías de esta pieza clave del cine latinoamericano.

1. Del micrófono al megáfono

Antes de gritar “acción”, Iñárritu era locutor de radio y director de comerciales. Su sensibilidad narrativa y publicitaria ya era afilada, pero con Amores perros encontró su lenguaje cinematográfico: crudo, poético, hiperrealista.

2. Un reparto sin miedo

Gael García Bernal, apenas con el olor del teatro encima, fue el rostro de una generación. A su lado, un elenco nacional sólido y provocador: Adriana Barraza, Gustavo Sánchez Parra, Emilio Echeverría, Vanessa Bauche y hasta Goya Toledo, demostraron que el talento mexicano estaba listo para incendiar pantallas.

3. Trilogía del dolor

El guion fue obra de Guillermo Arriaga, en lo que sería la primera entrega de una trilogía temática sobre la pérdida, el azar y la redención, completada con 21 Grams y Babel. Hoy, Iñárritu y Arriaga están distanciados, pero sus obras conjuntas siguen latiendo con furia.

4. La mirada de Prieto

Rodrigo Prieto, ahora consentido de Scorsese y Ang Lee, diseñó la fotografía inspirado en la crudeza íntima de I’ll Be Your Mirror, libro de Nan Goldin. El resultado: un realismo sucio, tangible, sin maquillaje.

5. Una banda sonora con barrio

Gustavo Santaolalla compuso la música y supervisó una selección que fue un manifiesto generacional: Control Machete, Café Tacvba, Zurdok, Julieta Venegas, Bersuit, Moenia. Por primera vez, una película mexicana sonaba a lo que escuchaban los jóvenes de su tiempo.

6. Ciudad de México como personaje

Las locaciones no eran decorado, eran nervio y contexto. El choque icónico se filmó en la Condesa, con nueve cámaras en un solo intento. Un taxi obstinado impidió limpiar la escena, y terminó deteniendo un auto desbocado. Realismo mágico urbano.

7. Perros, no violencia

Las escenas de peleas entre perros se filmaron con extrema supervisión. Ningún animal fue herido: estaban entrenados y bajo sedación aprobada por la Sociedad Protectora de Animales. El mito de la crudeza es cinematográfico, no literal.

8. La historia debajo del piso

El perro atrapado bajo el suelo laminado no fue invención de guionista: le pasó a un amigo de Iñárritu. Así es Amores perros: ficción que sangra realidad.

9. Asalto con final feliz

Durante el rodaje, el equipo fue asaltado. En un giro que parece sacado del guión, Iñárritu contrató a los asaltantes como seguridad... y extras. Ciudad de México, año 2000.

10. Tres vidas, una herida

La estructura narrativa entrecruza tres historias que nunca se cruzan del todo. El vehículo del destino es el accidente. El mensaje: estamos más conectados por nuestras cicatrices que por nuestros nombres.

11. Del Ariel al Oscar

Amores perros ganó 11 premios Ariel y se convirtió en la primera cinta mexicana nominada al Oscar en 25 años. México volvía a la conversación internacional no como promesa, sino como potencia.

12. Edición quirúrgica

La edición duró siete meses. Guillermo del Toro, amigo cercano, sugirió recortar la duración. La poda fue quirúrgica: la película quedó afilada como navaja.

13. Mujeres al mando

Martha Sosa y Yisele Ibarra lideraron la producción principal. Mientras la narrativa era testosterónica, la producción fue guiada por mano firme y visión estratégica femenina.

14. Un cameo del director

Iñárritu aparece brevemente como publicista en una escena de oficina. Un guiño al pasado reciente del director, y una sombra del ego que luego florecería en sus obras posteriores.

15. 55 premios, 24 nominaciones

De Cannes a Tokio, pasando por Toronto y Guadalajara. Amores perros no fue solo un debut. Fue una invasión.

“Amores perros” no fue una película. Fue una sacudida.

Una patada al estómago del espectador acostumbrado al costumbrismo o a las fórmulas prefabricadas. Una muestra de que el cine mexicano podía ser urgente, global y profundamente local al mismo tiempo.

Hoy, verla restaurada en Cannes no es un gesto de nostalgia, sino un reconocimiento de vigencia. A 25 años, sigue siendo incómoda, bella, visceral y, sobre todo, necesaria. Porque en un país donde la violencia se normaliza y la desigualdad se silencia, Amores perros sigue ladrando. Y su eco no calla.

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