Este 2025 ha sido una fecha para recordar: Fátima Bosch Fernández, de 25 años y originaria de Tabasco, alcanzó la corona en la edición 74 de Miss Universo celebrada en Tailandia. Con su triunfo, no solo puso el nombre de México en lo más alto del certamen, sino que también reforzó una tradición que combina belleza, presencia y carisma por todo el mundo. Su origen no es casual: proviene de una familia con raíces significativas tanto en el ámbito petrolero como en la cultura tabasqueña, lo que le da una dimensión más sustancial que la simple estética. Para un lector de estilo de vida masculino, Fátima representa una mezcla fascinante de glamour, inteligencia y raíces.
Pero ella no está sola en esa élite. México ha alzado la corona de Miss Universo en otras tres ocasiones. La primera pionera fue Lupita Jones, quien en 1991 rompió moldes y expectativas al convertirse en la primera mexicana en ganar este título. Con su elegancia y firmeza, Lupita se impuso entre 73 concursantes, demostró liderazgo en su entrevista y contribuyó a proyectar una imagen más fuerte y sofisticada de México en la pasarela internacional. Su legado, desde entonces, no solo se mide en belleza, sino en cómo inspiró a nuevas generaciones para competir con autenticidad y convicción.
Años después, en 2010, llegó Ximena Navarrete, una tapatía que se consagró con un vestido rojo memorable y una plataforma muy clara: inculcar valores positivos en los jóvenes y promover un uso responsable de Internet. Su triunfo marcó una época en la que la belleza iba de la mano con una mirada social, algo muy relevante para hombres interesados no solo en la figura, sino también en el mensaje.
Finalmente, en 2021 (aunque originalmente planeado para 2020), la chihuahuense Andrea Meza conquistó la corona en una ceremonia postergada por la pandemia. Su reinado fue breve, pero icónico: enfrentó críticas, celebró su triunfo con un vestido con más de 30 mil cristales y demostró que incluso en tiempos difíciles, la resiliencia y la elegancia pueden brillar con fuerza.
Hoy, con Fátima Bosch, México suma su cuarta Miss Universo. Su victoria no solo celebra la continuidad de ese sueño, sino también una evolución: generaciones distintas con personalidades diversas, historias distintas, pero una misma meta. Para un lector masculino que aprecia no solo el atractivo sino también el carácter, Fátima y sus antecesoras encarnan no solo la belleza, sino la determinación, el empoderamiento y la capacidad de proyectar una identidad mexicana poderosa hacia el mundo.