Seguro has oído hablar del Festival de Avándaro, uno de los eventos de rock más famosos en la historia de México. Aquel acontecimiento es recordado por el supuesto caos de drogas, sexo y rebeldía vivido entre los asistentes. Lo cierto es que el evento fue inspiración para un falso documental llamado Autos, Mota y Rocanrol, dirigido por José Manuel Cravioto y protagonizado por Alejandro Speitzer y Emiliano Zurita.
De qué trata Autos, Mota y Rocanrol
Este material fílmico busca recrear el evento que reunió a más de 300 mil rockeros, en septiembre de 1971 en Avándaro, Estado de México. En aquel evento masivo se presentaron bandas mexicanas de rock Peace and Love, Three Souls in My Mind (hoy El Tri), El Epílogo, Los Dug Dug’s, Love Army, Bandido y La División del Norte, entre otros.
Esta comedia narra la historia de “El Negro” y Justino, dos jóvenes que terminaron al frente de la organización del festival musical más emblemático de la época sin proponérselo realmente.
A lo largo de los años, el festival ha cargado con toda clase de mitos, pero este documental intenta contar las cosas como ocurrieron realmente. De hecho, la audiencia verá por primera vez algunos hechos inéditos en torno a Avándaro. La película funciona al mismo tiempo como un homenaje a los músicos y a la juventud que le tocó vivir en un México marcado por la censura.
Autos, mota y rocanrol se presenta como una comedia que mezcla ficción y realidad, pero también como un tributo a una generación que desafió a la autoridad de aquellos años.
¿Cómo y cuándo fue el Festival de Avándaro?
Avándaro tiene una historia muy curiosa: nació como una carrera de autos a la cual asistirían grupos para amenizar el evento deportivo y terminó siendo un festival masivo similar a Woodstock.
La idea de los organizadores era que los grupos tocaran el sábado por la noche y que el domingo empezaran las carreras de coches. Promocionaron el evento como Festival de Rock y Ruedas de Avándaro.
“Nuestra idea era ganar dinero. La cuestión del rock la metimos para divertirnos, pero el plato principal eran las carreras”, cuenta Justino Compeán, uno de los organizadores, que en ese momento trabajaba en la empresa de publicidad McCann Erickson y que llegó a ser presidente de la Federación Mexicana de Fútbol.
Sin embargo, la convocatoria los rebasó y las carreras se suspendieron porque los asistentes estaban ahí para ver a las bandas tocar en vivo.
“Encueramiento, mariguaniza, degenere sexual, mugre, pelos, sangre y muerte”. Así fue el titular de uno de los diarios nacionales que cubrió la noticia de lo que se vivió en Avándaro los días 11 y 12 de septiembre de 1971.
Su impacto fue tan fuerte que no volvieron a organizarse conciertos masivos de rock en México durante más de 20 años.