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Más que un baile, una escena revolucionaria
Recuerdos vivos de una era donde manejar era una experiencia visceral y el diseño importaba tanto como la potencia.
Su sola presencia en pantalla desafiaba las reglas no escritas del cine clásico y colocaba a la mujer en el centro del deseo, pero también del conflicto.
La respuesta corta es simple: depende. Y la larga tiene que ver con religión, costumbres regionales, historia familiar y, claro, con las ganas (o la flojera) de desmontarlo.
En el fondo, el Año del Caballo no promete comodidad, sino autenticidad. No ofrece certezas, pero sí impulso.
El tablero está completo. Las piezas, colocadas. No hay marcha atrás.
Ten presente esto, que el próximo año ya casi llega