Desde el estreno de la serie Mentiras, las redes se han llenado tanto de fans como haters de la nueva serie de Prime Video. Uno de los aspectos que más se remarca es la omisión de algunas canciones icónicas y el cambio en el final respecto a la obra original. Para entender estas decisiones creativas, conversamos con el actor y productor Luis Gerardo Méndez y con el director Gabriel Ripstein.
¿Emmanuel es ahora más protagonista?
Uno de los comentarios más recurrentes entre los fans que vieron la obra original estrenada en 2009, es que en la serie Emmanuel tiene un papel mucho más protagónico, restando foco a Daniela, Yuri, Dulce y Lupita. Al respecto, Luis Gerardo más bien considera que había que profundizar en el único personaje masculino como manera de entender no solo su punto de vista, sino cómo les afecta a ellas.
“Emanuel es un personaje que en la obra de teatro está apenas dibujado; es como un pretexto para contar la historia de las cuatro chicas. Acá nos parecía muy importante contar también el punto de vista masculino, para entender esa masculinidad en los ochenta, ¿por qué la seguimos arrastrando?, y también para entenderlas mejor a ellas. Para mí no hacía ningún sentido contar esta historia sin eso”, nos dice Luis Gerardo en entrevista.
En ese sentido, el contexto social de los ochenta también fue clave para reinterpretar a los personajes.
“La nostalgia es un gran motor para contar historias, pero a mí no me interesa la nostalgia que solamente pinta el pasado como algo hermoso o lo idealiza. Me gusta la nostalgia que permite desmenuzar, analizar y ponerle una lupa a ese momento. Y para entender a estas chicas, y a Emanuel, había que entender cómo era la sociedad de entonces, cómo eran las masculinidades, cuáles eran las formas de amar. Eso en la obra se sugiere, pero aquí teníamos la oportunidad de explorarlo. Hubiera sido una pena dejarlo, ¿no?”, enfatiza el actor.
Haters gonna hate
Como en cualquier adaptación mediática, los creativos están conscientes de que los cambios no iban a resonar con todos, y que siempre habrá ‘haters’.
“Ojalá la gente... Bueno, no, ojalá nada, porque ya hemos leído los comentarios y sabemos que hay muchísima gente a la que le ha gustado, y otra a la que no, y pues así es esto. Llevo 20 años dedicándome a esto y sé que entre más grande es un proyecto, más haters va a tener. ¡Y bienvenidos los haters! Porque también son conversación, y cuando hay haters sabes que la cosa está funcionando”, considera Luis Gerardo.
¿Faltan canciones?
La obra Mentiras incluye cerca de 50 canciones, por lo que muchos esperaban que la serie conservara el repertorio completo; sin embargo, esto no fue posible.
“Lo de las canciones es muy fácil: las que no están es o porque no nos dieron los derechos para tenerlas, o porque no nos alcanzó para pagarlos. El presupuesto de la serie, aunque no lo crean, fue limitado. Y así es producir: tienes una cierta cantidad de recursos y haces lo mejor que puedes con eso. Escogimos las canciones que nos parecían más importantes”, subraya el actor.
Una nueva vida en otro formato
Para el director: Gabriel Ripstein, uno de los grandes retos de este proyecto era encontrar un lenguaje propio para la serie, partiendo del espíritu de la obra, pero sin intentar replicarla.
“Lo que hice fue encerrarme con un grupo de escritoras y empezar de cero, con una propuesta que obviamente partiera de la esencia de la obra. Yo no la conocía, sabía que existía, nunca la había visto. La fui a ver, entendí el fenómeno con el público y dije: ‘esto no lo vamos a poder replicar nunca’. Entonces había que ir por otro lugar”, explica Ripstein.
De este modo, se buscó crear algo con su propia identidad, jugando con las herramientas narrativas del medio audiovisual.
“El tono lo teníamos desde el principio: era un poco irreverente, travieso, con corazón, desfachatado. Era una serie que sabía que era serie. Por eso surgió la figura de la narradora, para salir del cuento, ir a la realidad, hacer cómplice al espectador, ser juguetones. Yo no vengo del teatro musical, así que pensaba que la serie tenía que funcionar más allá de las canciones. Y aunque las canciones son potentísimas, también queríamos ofrecer humor y una mirada contemporánea a una década de hace 40 años”, concluye Ripstein.
Y a ti, ¿te gustó la serie?