En los muchos horrores creados por Stephen King, Pennywise siempre ha jugado en una liga aparte. No solo porque cambia de forma o porque su hambre es tan vieja como el universo, sino porque cada adaptación —novela, miniserie o películas de Andy Muschietti— ha ido añadiendo nuevas capas a su identidad. Pero Bienvenidos a Derry, el spin-off de HBO Max, acaba de soltar la bomba más inesperada de todas en su Episodio 6: ¿Pennywise tiene una hija?
La respuesta corta: no exactamente. Pero vayamos por partes. A continuación, un análisis del Episodio 6 (con spoilers) de IT: Bienvenidos a Derry.
Ingrid Kersh: la llave para abrir un nuevo origen de Pennywise
El episodio titulado “En el nombre del padre” gira en torno a Ingrid Kersh, la misteriosa ama de llaves de Juniper Hill que, durante semanas, parecía ser el único adulto con un mínimo de empatía hacia Lilly Bainbridge. Pero en Derry, la bondad siempre tiene un precio y una sombra detrás.
Cuando Lilly —quebrada emocionalmente, aislada y traumatizada— busca refugio en la casa de Ingrid, lo que encuentra en el ático es una pieza que cambia por completo la mitología: una fotografía antigua donde Ingrid aparece de niña junto a su “padre”, un hombre calvo, trajeado y espantosamente parecido a Pennywise. No al payaso… sino al hombre detrás del maquillaje. El impacto es inmediato.
Ingrid no se descompone. Al contrario: se ilumina. Para ella, esa criatura que habita las alcantarillas es su padre, el mismo hombre que en los años 1900 trabajaba como artista de carnaval interpretando a un payaso llamado Pennywise antes de desaparecer sin rastro.
Es aquí donde la serie introduce la idea más inquietante del episodio: Ingrid Kersh se considera hija de Pennywise. No porque el payaso haya engendrado algo humano, sino porque ella cree que la entidad —esa cosa más vieja que Derry— poseyó, absorbió o se fusionó con su verdadero padre.
¿Quién era realmente Bob Gray? La grieta entre King y la serie
Los fans de la novela original reconocerán de inmediato el guiño: Bob Gray, el nombre que Pennywise usa para referirse a sí mismo en It (1986). King nunca explicó quién fue ese hombre, si existió o si era solo una máscara usada por la entidad para interactuar con los humanos.
La serie, sin confirmarlo abiertamente, insinúa que sí existió un hombre de carne y hueso llamado Bob Gray. Ese hombre podría haber sido el padre de Ingrid. Y Pennywise, en algún punto del pasado, tomó su cuerpo o se manifestó a través de él, dejando a Ingrid creyendo que su padre sigue atrapado dentro de la entidad.
De todas las expansiones que han hecho las adaptaciones de It, esta es quizá la más atrevida, porque humaniza (y al mismo tiempo oscurece más) la presencia de Pennywise. No solo es un monstruo cósmico: también puede caminar como humano, sin pintura y sin globo rojo.
Ingrid como devota, víctima y posible villana
El giro más perturbador del episodio no es la foto, sino lo que Ingrid ha estado haciendo silenciosamente durante años: ha llevado niños a Pennywise, pues está convencida de que si alimenta a la criatura, esta se manifestará como su padre y finalmente podrá “liberarlo”. De esa forma, Ingrid se vuelve una especie de acólita involuntaria. Una heredera del mal. Una hija, pero también discípula.
La escena en la que se coloca su propio disfraz de payaso es demoledora: no quiere servir al monstruo, quiere reclamar a su padre dentro del monstruo. Y ese deseo la vuelve peligrosa, ciega y fanática.
Entonces… ¿es Ingrid la hija de Pennywise? Podemos decir que narrativamente, no. Pennywise no tiene hijos biológicos; no funciona con reglas humanas. Sin embargo, Ingrid es descendiente del hombre que pudo haber sido poseído por la entidad. Es la única humana con un lazo emocional directo hacia una de las formas de Pennywise. Su lealtad ciega la convierte en la primera “hija espiritual” —quizá incluso la primera sectaria— del monstruo.
En cierto modo, la serie plantea algo que King solo insinuó: Pennywise puede adoptar identidades humanas con historia, pasado y relaciones… y distorsionarlas hasta convertirlas en herramientas de horror.
Este giro funciona porque expande la mitología sin romperla, abre la puerta al “lado humano” de Pennywise sin domesticarlo. Además nos recuerda que los monstruos más peligrosos no siempre vienen de otra dimensión, a veces crecen en nuestras propias casas, en nuestros duelos, en nuestra necesidad de creer que algo perdido puede volver.
