Lo que he aprendido, Mijaíl Gorbachov

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Yo era sólo un niño. Mi padre se iba a pelear en la Segunda Guerra Mundial. Todos nos estábamos despidiendo de él. Fue muy emotivo. Todo mundo lloraba. Justo antes de partir, mi padre me compró un helado. Venía en un envase de aluminio. Casi puedo saborear ese helado. Mijaíl Gorbachov, político. Por: Cal Fussman, publicado originalmente en Esquire Tendremos paz para todos o no tendremos nada de paz. La confianza es cuando no hay lugar para las mentiras. Los políticos de Estados Unidos a veces actúan de maneras que parecieran irrespetuosas hacia nuestro país y nuestra gente. Los rusos son personas que valoran su dignidad. Mas te vale no meterte con eso. Tienes que considerar que Reagan era 20 años mayor que yo. Era de la edad de mi madre. Así que había una brecha generacional. Durante nuestras pláticas, el trató de sermonearme y educarme. Yo le dije “Señor Presidente, no es mi maestro y yo no soy su alumno. No es un fiscal y yo no soy un acusado. Así que no nos sometamos mutuamente a sermones. Hablemos de manera franca y atendamos los problemas. Si lo que quiere es sermonearme, mejor terminamos aquí porque no hay más de qué hablar.” Se molestó un poco. Poco tiempo después me dijo “¿por qué no nos hablamos por nuestros nombres? Usted llámemem Ron y yo le digo Mijaíl”. Esto fue un paso muy importante.

Tendremos paz para todos o no tendremos nada de paz.

Sabes, muchas personas en las ciudades tienen la impresión de que los muffins se dan en los estantes de los supermercados. El pan hecho en casa es el mejor. Sin los cimientos familiares, es muy difícil ser un buen ser humano. Yo crecí en el interior del país. Cuando era joven nunca vi un plátano, nunca vi una piña. Cuando tenía 15 años, unos soldados me dieron un vaso con un líquido en él, pero nunca me dijeron que era vodka. No sabía nada de alcohol en ese momento. Me lo tomé y los tipos esos se divirtieron mucho viendo mi “bautizo”. Luego de eso, me volví mucho más precavido respecto al alcohol. Al día de hoy, sigo sin ser un gran bebedor. El día después de que anuncié mi renuncia, estaba programado que fuera al Kremlin para una entrevista con un reportero japonés. Antes de eso, recibí una llamada de uno de mis asistentes, quien dijo que Yeltsin estaba en mi oficina con su séquito, tomándose una botella de whisky. Estas personas eran casi unos salvajes, celebrando su gran victoria con una botella en mi oficina. Me dije: esa oficina ha sido profanada. Nunca volveré a poner un pie en esa habitación. ¿El comercial de Louis Vuitton? Los ingresos fueron para la Green Cross International y su contraparte estadounidense, Global Green. Además, viajo mucho, y un buen bolso viene muy bien.

Sin los cimientos familiares, es muy difícil ser un buen ser humano.

Estamos a mitad de camino hacia una transición democrática. Cuando Putin se convirtió en presidente, el país estaba en caos. La gente luchaba por sobrevivir, solo por vivir, y Occidente lo ignoraba. A Occidente le gustaba Yeltsin, por lo que el pueblo ruso estaba pensando: ¿Por qué en este momento de problemas Occidente apoya a Yeltsin? Fue muy frustrante. Deben comprender que Putin rescató al país del caos. Tener paciencia. Como les digo a mis amigos estadounidenses, les tomó más de doscientos años llegar a donde quieren que lleguemos en doscientos días. Una persona rural siente una conexión con el medio ambiente no solo a diario, sino cada hora. Los miembros del club nuclear no están dando un buen ejemplo a otros países. Insisten en que otros países no pueden desarrollar armas nucleares, mientras que al mismo tiempo se esfuerzan por perfeccionar las suyas. Mira lo que pasó en Nueva Orleans. Mire cuán grande fue el golpe y cuán difíciles son las consecuencias de lidiar con tal golpe. Imagine lo que sucedería en una situación en la que se usaran armas nucleares. Imagina el efecto de la radiación. Han pasado años desde el accidente de Chernobyl, y hay pueblos y aldeas donde la gente no vive. Los pueblos siguen ahí. No han sido derribados, pero ni una sola persona vive allí. Así que este es un asunto muy serio, más que serio. Las armas nucleares deben ser abolidas.

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