Quizás se te pase el miedo a volar tras leer la explicación científica.
Hay estudios que aseguran que la mitad de los pasajeros de un avión tendría miedo a volar, cada uno en un grado diferente. En general, los datos son poco precisos, se mueven en un rango muy amplio. Los hay que hablan de entre el 10% y el 40% de la población general en países industrializados. Otros informes señalan que un 25% de la población presenta miedo cuando vuela y que el porcentaje de personas que se pueden considerar fóbicas es del 10%, según datos del artículo “Prevalencia, dimensiones y vías de adquisición en el miedo a volar en avión”, publicado en la Revista de psicopatología y psicología clínica. Las causas del temor, además, son muy diversas: que se apaguen los motores en pleno vuelo, que el avión se caiga, despegar o aterrizar, los ruidos, los rayos, la altura, etc. Pero eso sí, las turbulencias ocupan la primera posición del ranking.
(Todos nosotros con el mínimo movimiento)
La turbulencia, esa que nos hace sentir como si estuviéramos en una montaña rusa en nuestro asiento, no es más que el fenómeno que se produce cuando una masa de aire se mueve en dirección contraria a la masa de aire adyacente; dicho de otra manera, es cuando el viento cambia la dirección o la fuerza con la que se mueve. “En esta fobia el componente cognitivo es muy importante, más que en otras, porque la técnica de la aeronáutica es muy compleja y hay mucho desconocimiento”, comenta Martín. Ese elemento cognitivo explica las dudas persistentes y que nos cueste creer en las estadísticas; los datos duros que indican que el avión es el medio de transporte más seguro del mundo. Debido a esto es que en los cursos para combatir el miedo a volar, se empleen horas explicando cómo es un avión, los principios de la física que hacen posible el vuelo, los sistemas de seguridad, el mantenimiento de los aparatos, etc.
Texto originalmente publicado en Esquire Colombia.
Crédito de foto: 20th Century Fox