El ciclo hormonal masculino existe y afecta de igual modo a tu humor y comportamiento. ¿Un culpable? La testosterona. Aquí la explicación.
Lo sabemos, estás harto de escuchar el mismo pretexto de siempre para situaciones cotidianas y mundanas: “Entiéndeme, estoy en mis días”. Esta frase suena como una declaración de intenciones inexorable que de ninguna forma podrías contradecir o discutir, porque tú nunca lo entenderías.
O eso es lo que ellas creen, ya que el ciclo hormonal masculino existe e incluso es más volátil que el de ellas. Esta variación emocional se debe a la famosa testosterona, hormona que interviene en la creación de tu músculo, gravedad de tu voz y lo sentimos, caída de tu cabello. Ser hombre no es tan fácil como el género opuesto piensa, y la siguiente explicación demuestra que tú también tienes tus días, que además, no entienden de un calendario estable como el femenino.
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Para ser honestos, éste ciclo no podría ser comparable con el suyo, pero también te hará pensar que te vuelves loco o que no sabes exactamente qué quieres, ¿cómo? Nuestra testosterona varía notablemente durante el día, es decir, en las 24 horas cotidianas.
(Y sí, el clima también influye en estos picos de testosterona)
Normalmente en la mañana despiertas con los niveles de testosterona a tope, es decir, con todo el apetito sexual y ganas de comerte el mundo posible, pero a lo largo que avanza el día este nivel decrece y puede incluso alcanzar picos muy extremos entre sí. Así las cosas, tu estimulación nocturna puede ser más vaga o lenta, debida a factores cambiantes como el estrés, depresión, una mala dieta, envejecimiento e incluso una pérdida importante reciente. Y sí, tu actitud podrá ser comparada con la que provoca la menstruación femenina.
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(‘Sus días’, excusa milenaria que ya no tendrá la misma validez)
Pero tenemos una ventaja, y es el hecho de que nuestros niveles de testosterona pueden ser alterados mediante costumbres o actividades, para lograr estabilizarlos y sentirte bien tanto por dentro como por fuera. Los principales ejercicios que te recomendamos es hacer deporte al aire libre, tomar alimentos ricos en esta hormona tales como atún, aguacate, ajo o miel y, por supuesto, tener todo el sexo posible, que aumentará la producción de dicha hormona. Ahora ya lo sabes, su pretexto es tan válido como el tuyo.
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