Por si tenías curiosidad, aún no llega el wifi al más allá.
Nacemos, crecemos, abrimos un perfil de Facebook y morimos. Todo ser vivo de este siglo pasa por ese trámite, pero, ¿qué ocurre con tus fotos, perfiles online y datos en la red cuando pasas a una mejor vida?
La huella que dejamos en internet a diario es prácticamente imborrable. El anonimato es difícil, y parece que después de la muerte la cosa no es muy distinta. Se calcula que cada día 10 mil usuarios de Facebook fallecidos reciben una solicitud de amistad o son etiquetados en fotos de amigos o familiares, por lo que parece que la vida 2.0 no acaba cuando visitas el cementerio.
Una vez que marchas al más allá, las reglas para desaparecer de las redes sociales cambian según la plataforma. Por ejemplo, si algún familiar o amigo fallece, en Facebook puedes informar de este acontecimiento mediante la opción “Ayuda”, “Informar sobre una violación” y después en la cuestión “¿Cómo reporto que un usuario ha fallecido o qué cuenta debe ser eliminada”, aparecerá dos opciones: solicitar la creación de un perfil «En Memoria» o eliminar la cuenta. Es así como tus familiares heredan el poder de tu cuenta para decidir qué hacer con ella, mientras que si se mantiene el perfil “en memoria”, sólo podrá verse y ser comentado por amigos agregados antes del fallecimiento. Asimismo, para que sea eliminada necesitarás de un contacto de legado o alguien que demuestre que tiene acceso a todas tus publicaciones de manera legal.
(¿Y ahora qué ocurre con tus likes?)
¿Qué ocurre con Twitter? El asunto es distinto: los familiares pueden optar por eliminar o archivar la cuenta, siempre y cuando presenten pruebas del titular de la misma, el enlace al obituario público que proporciona los datos de la muerte y un documento que demuestre que pueden actuar en nombre del difunto. Es decir, probablemente deberías de dejarlo explícito en tu testamento antes de fallecer.
En Google nos encontramos con un “administrador de cuenta inactiva”, que permite que los usuarios decidan cómo se manejan sus datos almacenados tanto con Gmail o YouTube. E incluso puedes programar el fin de tu cuenta después de tres, seis, nueve o 12 meses en caso de saber que vas a morir de forma inminente.
¿Instagram? si ves una cuenta que pertenece a alguien que falleció, puedes reportarla para que se convierta en conmemorativa. Si eres familiar directo del fallecido, puedes solicitar que la cuenta se elimine.
Por último, Pinterest se perfila como la plataforma más estricta ante este asunto de la muerte: deberá ser desactivada a través de un familiar cercano que certifique oficialmente la muerte y una vez que se desactive, nunca más se podrá acceder a ella. Además no proporciona información alguna ni dato privado del usuario fallecido.
Y para que no te sigan mandando ofertas de empleo, LinkedIn requiere a quien cerrará tu perfil el nombre del fallecido y su relación con éste, nombre de la empresa en la que trabajaba, enlace de su perfil y el email de la persona que ya no está.
Como dato curioso, 30 millones de usuarios de Facebook murieron en los últimos 10 años, ¿es acaso este un tema al que tendríamos que prestarle más atención para evitar futuros malentendidos? Por ahora y por lo que sabemos, aún no llegó el wifi al más allá como para administrar tus cuentas personales, por lo que dejarlo claro en vida se vuelve una casi obligación.
Crédito de foto: Facebook