¿Cuál es la mejor tela para un cubrebocas? ¿Puedo hacer ejercicio con él? ¿Usar careta te protege más en lugares públicos? Respondemos tus dudas al respecto.
Con toda seguridad, el accesorio más utilizado en 2020 será el cubrebocas.
Ninguna tendencia previó que las mascarillas se convertirían en un requisito esencial para salir a la calle y sin embargo, hoy se destina más tela que nunca para crear un objeto que se convirtió en una necesidad básica durante la pandemia (y que probablemente, llegó para quedarse al menos lo que resta del año).
Aunque cubrir nariz y boca ya es algo cotidiano para la mayoría, aún existen dudas sobre materiales, durabilidad y el uso de cubrebocas que no han sido despejadas. Respondemos a las dudas más comunes al respecto:
¿Qué tela es mejor para un cubrebocas?

La OMS recomienda que los cubrebocas caseros tengan al menos tres capas para aumentar su efectividad y evitar el paso de partículas a través de la tela.
Un primer criterio es elegir una tela que no sea elástica, pues su filtración es pobre y permitirá el paso de más partículas. Tampoco es recomendable utilizar textiles porosos, como gasas, nylon o algodón ligero que se utiliza para hacer pañuelos.
Según un listado de la OMS que clasifica distintas telas por su eficiencia de filtración, los mejores materiales para una mascarilla casera son el polipropileno, el algodón de punto y el poliéster. Siempre que los materiales permitan respirar, será mejor llevar una doble y hasta triple capa en un cubrebocas.
¿Cuánto dura un cubrebocas, cuáles son desechables y cómo deben lavarse?
Como su nombre lo indica, los cubrebocas desechables sólo son útiles para una puesta que puede durar algunas horas antes de que se humedezca y con ello, se reduzca su capacidad para filtrar las partículas.
En el caso de los cubrebocas caseros de tela, la OMS recomienda lavar como cualquier otra prenda con jabón o detergente y posteriormente remojar en una solución con cloro y enjuagar perfectamente antes de volver a usar.
Es posible usar el mismo cubrebocas casero durante todo un día mientras no se humedezca, se ensucie y no hayas estado en un espacio público congestionado. En caso contrario, lo mejor es lavarlo y cambiar de cubrebocas si es necesario.
¿Me puedo asfixiar si duermo, paso todo el día o hago ejercicio con un cubrebocas puesto?

La noticia de un hombre en China que salió a correr con cubrebocas y tuvo que acudir al hospital tras sufrir un colapso de pulmón dio la vuelta al mundo y sembró dudas sobre la seguridad de hacer ejercicio con mascarilla.
Hoy sabemos que lo mejor es quitarse el cubrebocas durante la actividad física; sin embargo, esta debe realizarse en un espacio abierto y con todas las medidas de sana distancia. Correr, andar en bicicleta o trotar sin detenerse y hacerlo en solitario son actividades seguras que no requieren llevar cubrebocas durante su realización.
La Organización Mundial de la Salud explica que “No es conveniente llevar mascarilla para hacer ejercicio físico, porque podría reducir la capacidad de respirar con comodidad. Además, la mascarilla se puede humedecer más rápidamente con el sudor, lo cual puede dificultar la respiración y promover el crecimiento de microorganismos”.
Otra preocupación similar parte de una cadena distribuida en WhatsApp y Facebook que asegura, llevar un cubrebocas puesto durante horas puede provocar una disminución de oxígeno en la sangre (hipoxia) y causar daños mayores al inhalar el dióxido de carbono que se exhala con cada respiración.
Aunque la falta de oxígeno parece una consecuencia lógica de usar cubrebocas por largos periodos de tiempo, lo cierto es que no corres ningún peligro al usar una mascarilla correctamente durante el día, ni tampoco si viajas en avión o autobús y decides dormir un rato.
Todos los cubrebocas (sean de uso médico o simplemente higiénico) permiten el paso del aire libremente. En palabras de la OMS “utilizar mascarillas médicas durante mucho tiempo puede ser incómodo, pero no provoca intoxicación por CO2 ni hipoxia”.
¿Qué es mejor: llevar cubrebocas, careta o ambas?
Un accesorio complementario a la mascarilla cada vez más presente en las calles y espacios públicos es la careta, una cubierta protectora de plástico de distintos tamaños y formas, que habitualmente se detiene con una diadema en la frente que en el papel, funciona como una barrera física para evitar contagios.
Pero, ¿qué tan útil es utilizar caretas y cuál es la combinación ideal entre ambas?

Para responder, es necesario recordar que la principal vía de transmisión del coronavirus es a través de gotículas que salen disparadas de la boca de alguien enfermo que tose, habla o estornuda y pueden recorrer algunos metros de distancia.
Estas gotas pueden entrar al organismo sólo por tres vías: fosas nasales, ojos y boca. Aunque el cubrebocas puede ser efectivo para cubrir nariz y boca, una persona que está en un espacio cerrado podría contagiarse fácilmente por vía ocular si a su alrededor algún enfermo de coronavirus no lleva cubrebocas y por lo tanto, esparce sus gotículas por todo el lugar.
Por otro lado, usar sólo careta no es la mejor idea. La OMS recuerda que “estas protegen menos que las mascarillas del contagio por gotícula”, pues la barrera de plástico mantiene una separación con la cara que puede sortearse por el virus si se encuentra en un lugar muy concurrido donde están una o varias personas enfermas y no llevan cubrebocas.
De ahí que la combinación de careta y cubrebocas resulte más segura que utilizar sólo una de las dos; sin embargo, seguir las indicaciones de lavado de manos constante y sana distancia junto con una mascarilla puede ser suficiente para reducir las posibilidades de contagio.
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