Si sabes que quieres cambiar, pero eres de los que le gusta hacerlo poco a poco, o no tienes idea de cómo empezar, te recomiendo que hagas estos 10 cambios a tu rutina que te acercan a una vida más sana.
Al comienzo podrán parecer meras minucias, pero una vez que empieces a sentir los beneficios verás que estos son grandes y positivos. Ten en mente que el objetivo de esto es cambiar tus prácticas diarias para crear hábitos saludables que terminen convirtiéndose en cosa de todos los días, en la norma, vaya. Así, una vez que hayas conquistado estos pequeños retos, podrás abrir camino para pasos más grandes.
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ESTOS SON LOS 10 CAMBIOS A TU RUTINA QUE TE ACERCAN A UNA VIDA MÁS SANA
CON UN BALDE DE AGUA FRÍA
Comienza tu día con un baño frío. Báñate normalmente con agua tibia, pero al final déjate mojar con agua fría durante unos quince segundos, después podrás ir aumentando hasta llegar a treinta. Sin duda te vas a despertar: tu ritmo cardiaco se acelerará y tu presión sanguínea aumentará liberando adrenalina e incrementando la oxigenación de tu cuerpo. Además, sentirás cómo se activa tu cuerpo y se despeja tu mente (porque no podrás pensar en otra cosa más que el maldito frío que estás sintiendo, claro).
CAFÉ SANS LAIT
Un típico café con leche mañanero puede tener hasta 120 calorías, 6g de grasa y 8g de carbohidratos dependiendo del tipo de leche y azúcar que añadas a él. Es delicioso, pero si lo que buscas realmente es sentir los efectos de la cafeína, opta por eliminar la leche y sustituye el azúcar por un sobrecito de estevia. Ojo, existen marcas de endulzantes que sólo tienen 2.5% de estevia, asegúrate de comprar la correcta. Que no te vendan aspartame por estevia; o gato por liebre, como decía tu abuela.
COME MÁS CON MODERACIÓN
En lugar de comer solo tres veces al día, incluye dos colaciones entre las tres comidas principales para un total de cinco comidas. Al terminar tu día, empaca una lonchera que puedas llevarte al día siguiente al trabajo.
Para el medio día, me gusta incluir una fruta alta en azúcar como un plátano, unas 24 uvas verdes, o unos 6 higos; unas 6 almendras o nueces y media taza de queso cottage light. Mientras que, para la tarde, mejor elijo una fruta baja en azúcar como fresas, frambuesas, ciruelas o aguacate; una rebanada de pan de centeno y una cucharada de mantequilla de cacahuate.
Verás cómo comer estas dos veces más te ayudará a sentirte satisfecho durante el día y, a la larga, regulará los horarios en los que tu cuerpo te pide comer y las cantidades que este te exige. ¿Lo mejor? Estarás lleno de energía durante el día así que comerás menos a la hora de la comida y los estragos del mal del puerco se reducirán.
ENCUENTRA LUGAR DE ESTACIONAMIENTO RÁPIDAMENTE
En lugar de perder tiempo buscando un lugar para tu coche que quede cerca de la entrada del centro comercial o el supermercado, aléjate. Aparte de encontrar un sitio de inmediato, te obligarás a caminar unos pasos más. Podrá parecer poco, pero estarás en movimiento, elevarás ligeramente tu ritmo cardiaco y mantendrás tu buen humor. Si no me lo crees, acuérdate de este párrafo la próxima vez que hagas un coraje porque una señora mal encarada te ganó el lugar al lado de la entrada y ni te dio las gracias.
TOMA AGUA TODOS LOS DÍAS, SIEMPRE
Sin tomar en cuenta factores externos como la cantidad de ejercicio que hace una persona, el clima del lugar en donde vive, etc; es importante que se fije una meta de tomar 2.5 litros de agua al día.
Seguro sabes que el cuerpo está compuesto en su mayoría por agua, y debes reponer el agua que pierdes durante el día al sudar y desechar. Tomar agua simple a lo largo del día asegurará que te mantengas hidratado y lleno de energía (fíjate bien cómo terminas con dolor de cabeza cuando no te has estado hidratando correctamente y esto, a su vez, hace que te sientas aletargado).
Además, si estás haciendo una dieta, tomar agua hará que te sientas satisfecho y combatas el comer de más; también quemarás más calorías: tomar agua pone a trabajar a tu cuerpo al activar tu sistema digestivo, y tomarla fría hará que tu cuerpo trabaje más en calentarla para alcanzar tu temperatura promedio. Esto, al fin, implica quemar más y más calorías que ni siquiera tenías consideradas.
TRATA DE MEDITAR SIEMPRE
Medita. La salud mental es tan importante como la física y van de la mano. Ayudará a reducir tu ansiedad, a que aprendas a manejar el estrés y a liberarte de pensamientos que estén bloqueando tu potencial. Si jamás has practicado la meditación, te recomiendo empezar a hacerlo en pequeñas dosis e ir aumentando el tiempo que lo haces.
Primero elige en qué momento del día lo harás (a mí me gusta hacerlo en cuanto me levanto); toma asiento, o acuéstate y mientras respiras conscientemente repite con suavidad: “Inhalo, y hago consciencia de estar inhalando; exhalo y hago consciencia de estar exhalando. Respiro. Respira”. Tras decirlo en voz alta, repítelo en tu cabeza durante 5 minutos. Al principio será difícil, deberás esforzarte en dejar de escuchar los sonidos a tu alrededor, será complicado no divagar hacia tus problemas. Pero una vez que logres conectar con tu interior, el ejercicio será sanador.
DE ESCALÓN EN ESCALÓN SE VACÍA EL JARRÓN
Procura siempre tomar las escaleras en lugar del elevador. Aunque, en efecto, no quemarás miles de calorías subiendo un solo piso o dos, a la larga este par de pisos se convierten en un edificio. El Empire State tiene 1,576 escalones, y tomando en cuenta que el número promedio de escalones en un solo piso es de 12, asumiendo que trabajas en un tercer piso y que las subes solo dos veces al día, estarías escalando el famoso edificio cada 21 días. Bueno ya, el dato curioso está bueno y hasta ahí, pero lo otro bueno será el trasero que vas a empezar a tener.
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DESINTÓXICATE
No, no estoy recomendado que tomes productos ‘desintoxicantes’. ¿Sabías que tu hígado y tus riñones se encargan de hacerlo naturalmente sin jugos ni pastillas? Pues sí, y es 100% más asequible que un programa que te cobra por algo que tu cuerpo hace por sí solo.
Para iniciar un proceso de desintoxicación alcohólica deberás dejar de ingerir alcohol y dejar que tu cuerpo trabaje por sí solo. Es la regla del mínimo esfuerzo puesto que sin tener que hacer algo activamente (salvo bajar la cerveza), tu sistema nervioso central se reactivará por completo, tu hígado y tus riñones se encargarán de eliminar las toxinas restantes, tus niveles de potasio regresarán a la normalidad y tu cuerpo se mantendrá hidratado más eficientemente.
Deja de beber durante una semana y haz consciencia de los cambios positivos en tu cuerpo al final de ella. Fíjate en tus niveles de energía, en tu enfoque, en tu humor, tu apetito, el aspecto de tu piel, e incluso en tu libido.
LEE TODO DOS VECES
Ya que estamos en esto de crear hábitos positivos y saludables para nuestro cuerpo, hagamos algo más para nuestro cerebro. Ejercítalo leyendo 15 minutos al día. Puedes hacerlo al despertar sobre tu cama (o mientras vas al baño en la mañana), mientras desayunas o bien por las noches antes de dormir.
La idea es que te desconectes un rato de las redes sociales y el estrés que puedas tener. Ojo, no te pongas a leer chismes ni cosas absurdas, aprovecha este rato para nutrir tu mente con información que te haga pensar y reflexionar: elige un buen libro o alguna revista con artículos interesantes.
DUERME BIEN … SIEMPRE
Fija como meta dormir ocho horas. Sé que suena fácil, pero cumplirlo puede ser un poco complicado así que toma en cuenta los horarios de tu día: por ejemplo, si tu hora de despertar es fija, recorre antes tu hora de ir a dormir y apaga las luces (y deja el celular).
Dormir lo necesario traerá muchos beneficios, entre ellos destacan la mejora en los niveles de alerta, concentración y productividad al día siguiente, el desempeño atlético tras una recuperación muscular óptima en la que permites a tus músculos descansar adecuadamente, recuerda que los músculos crecen durante el descanso y no mientras los ejercitas.
Además, uno de mis bonus favoritos es el de la quema calórica: ¡sí! Tu cuerpo quema más calorías en estado de reposo total mientras duermes que si solo estás sentado viendo televisión. Así que, como decía tu santa madre cuando eras pequeño: ¡apaga ya esa tele y ve a la cama!