“Shabú, meth, ice o crank son algunos de los nombres que hacen referencia a la metanfetamina, una sustancia de la familia de las anfetaminas con efectos estimulantes de alta potencia y duración”, explica Núria Calzada, coordinadora de Energy Control, un proyecto de la ONG Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD) centrado en la reducción de los riesgos asociados al consumo recreativo de drogas.
Según indica el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos, la metanfetamina fue desarrollada a comienzos del siglo pasado como un derivado de la anfetamina y se empleó, originalmente, en descongestionantes nasales e inhaladores bronquiales.
“Hoy se utiliza para el tratamiento de la narcolepsia y del trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Sin embargo, estos usos médicos son limitados y las dosis son mucho más bajas que las que se consumen típicamente cuando la droga es abusada”, precisa esta entidad.
En lo relativo al consumo recreativo, Núria Calzada señala que las dosis bajas de clorhidrato de metanfetamina o shabú van, de 5 a 10 miligramos; las medias, de 20 a 40 miligramos; y las altas, de 50 a 90 miligramos.
“Dosis mayores pueden resultar letales entre consumidores sin tolerancia. Sin embargo, en consumidores habituales de la sustancia, el umbral de la dosis letal se amplía notablemente”, destaca.
“No obstante -indica la especialista-, además de la tolerancia, la letalidad de la dosis también puede variar según la vía de administración.
Además, Calzada matiza que “solo una parte muy pequeña (en torno al 10%) de los fallecimientos relacionados con anfetaminas se deben al uso exclusivo de estas drogas”.
ENERGÍA Y EUFORIA
La especialista señala que la metanfetamina puede consumirse vía oral, esnifada, inyectada o fumada, ya sea en pipa o en papel de plata.
“En Europa el consumo suele ser esnifado u oral, mientras que en el resto de zonas es más habitual fumarla o inyectarla, lo que conlleva mayores riesgos y efectos adversos. De hecho, fumar o inyectarse metanfetamina da lugar a efectos más rápidos y potentes, que se asocian más con patrones de uso compulsivo”, aclara.
Calzada expresa que los principales efectos de esta droga son “la sensación de energía y euforia, un incremento en el nivel de alerta y rendimiento intelectual, y la disminución de la necesidad de comer y dormir”.
Asimismo, señala que la metanfetamina provoca dependencia psicológica. “El deseo por consumir la sustancia es muy fuerte y, si el consumo es muy intenso, cuando se interrumpe (síndrome de abstinencia) puede aparecer una depresión severa”, sostiene.
Además, la coordinadora de Energy Control puntualiza que el consumo a largo plazo afecta a órganos vitales como el hígado y los riñones; puede causar desnutrición, agotamiento, daños cardiovasculares y una psicosis tóxica precedida por desconfianza, sensación de ser observado y conductas repetitivas.
Al shabú se le conoce coloquialmente como “la droga de los pobres”, aunque Calzada explica que “esta manera de denominarlo tiene su origen en la corrupción de la expresión original ‘cocaína de los pobres’”.
En cualquier caso, Calzada señala: “si nos fijamos en el precio del shabú, por ejemplo en Filipinas, las fluctuaciones son brutales, ya que cinco gramos de esta droga costaban 35.000 pesos filipinos en 2012, mientras que ahora se pagan 5,000 pesos filipinos por esa misma cantidad (equivalen a unos 114 dólares).
De hecho, en 2012 el shabú llegó a ser más bien “la cocaína de los ricos” pues, según publica el diario filipino “inquirer.net”, que cita datos de la Agencia de Control de Drogas de Filipinas, el clorhidrato de metanfetamina llegó a alcanzar precios más altos que la cocaína en el país. Sin embargo, en otras naciones lo habitual es que la cocaína tenga un precio superior.
En este sentido, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas destaca que, aunque la metanfetamina y la cocaína tienen efectos conductuales y fisiológicos similares, hay grandes diferencias en sus mecanismos básicos.
ACCIÓN MÁS PROLONGADA QUE LA COCAÍNA
“La estructura de la metanfetamina es similar a la de la anfetamina y a la del neurotransmisor dopamina, pero muy diferente a la de la cocaína”, precisa.
Además, esta entidad señala que, en contraste con la cocaína que es eliminada por el cuerpo rápidamente, la metanfetamina tiene una acción mucho más prolongada y un porcentaje mayor de la droga permanece inalterado en el cuerpo. “El resultado es que la metanfetamina se mantiene más tiempo en el cerebro, lo que lleva a la prolongación de sus efectos estimulantes”, apunta.
El consumo de metanfetamina está extendido por todo el mundo. Núria Calzada comenta que donde más se consume es “en Estados Unidos, el sudeste asiático, Oceanía y en países como China o Japón. En Europa ha existido tradicionalmente una mayor presencia de anfetamina, aunque actualmente hay nuevos signos de disponibilidad creciente de metanfetamina, como notifica el último informe del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías de 2013, que hace mención a los países escandinavos y del este del continente”.
Otro informe, este de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), revela que la metanfetamina sigue siendo el puntal del negocio de los estimulantes de tipo anfetamínico.
El citado informe refleja que la metanfetamina representó el 71% de las incautaciones de eas sustancias prohibidas a nivel mundial en 2011.
Además, indica que los comprimidos de metanfetamina son el estimulante de tipo anfetamínico predominante en Asia Oriental y Sudoriental, región en la que fueron incautados 122,8 millones de comprimidos en 2011, aunque esta cifra supuso un descenso del 9% en comparación con 2010.
“Sin embargo, las incautaciones de metanfetamina cristalizada aumentaron hasta 8,8 toneladas, que fue el nivel más alto de los últimos cinco años, lo que indica que la sustancia es una amenaza inminente”, indican desde la UNODC.
El informe de UNODC también muestra que en México se registró la mayor cantidad de metanfetamina incautada que pasó, de 13 a 31 toneladas, en el plazo de un año.
“Aparentemente, la fabricación de metanfetamina también se está propagando. Se han descubierto nuevos emplazamientos en la Federación Rusa y en Polonia, entre otros países. Además, existen indicios de un aumento de la fabricación en América Central y de un incremento de la influencia de las organizaciones mexicanas de narcotraficantes en el mercado de drogas sintéticas de la región”, destaca la UNODC.