En la entrevista, Sergio Pitol se lamentó de la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal (de magisterio) de Ayotzinapa, en el estado mexicano de Guerrero, el pasado 26 de septiembre. Un caso que ha conmovido a la opinión pública internacional y que él califica como “la tragedia más grande las últimas décadas”.
En el aspecto literario, consideró que con su reciente muerte varias de las grandes plumas de su generación, como el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Juan Gelman o el mexicano José Emilio Pacheco, dejan “una obra riquísima que transformó el lenguaje de raíz”.
EL LEGADO
Rodeado de dos grandes perros, «Homero» y «Lola», que el autor de El arte de la fuga acogió tras sacarlos de un refugio de animales, Pitol se mueve como pez en el agua en su laberíntica vivienda, a pesar de sus casi 82 años.
Sube y baja escaleras, camina por pasillos y recorre los rincones de un espacio poblado por 12,000 libros y objetos que le recuerdan a sus amistades, su vida de nómada y el Premio Cervantes de Literatura.
En su dormitorio cuenta con una enorme librería donde están todas sus obras escritas en español y traducidas al italiano, ruso, inglés, húngaro, chino, polaco y árabe.
No le importa confesar que todos sus libros los escribió a mano y en papel, porque siempre ha considerado que el lápiz «es una extensión de su brazo y de sí mismo». La máquina de escribir y, luego, la computadora, «fueron sólo un instrumento para trasladar mis obras a las nuevas tecnologías», relata.
Para compensar su disfasia, una patología que le causa una severa dificultad para articular palabras, pese a lo cual está «cabalmente lúcido y consciente de su voluntad y de sus actos», según sus allegados, el escritor responde por escrito, aunque esa tarea tampoco resulta ya sencilla para él por esa enfermedad.
Pregunta.- ¿Cuál considera que es su mejor obra y por qué?
Respuesta.- Siempre se está bastante inseguro de lo que se ha escrito. Hasta la fecha, para las nuevas ediciones de mis libros, sigo haciendo cambios, correcciones. Existen escritores que al publicar un libro lo consideran algo ya definitivo, a lo que no puede movérsele ni una coma. Yo creo que ese trabajo no termina nunca. Dicho esto, y por el placer que sentí al escribirlos, yo diría que los libros con los que me siento más a gusto son El desfile del amor, Domar a la divina garza y la Trilogía de la memoria.
P.- ¿Algún proyecto que se le haya quedado en el tintero?
R.- Desde hace ya algunos años padezco una enfermedad del lenguaje que me dificulta enormemente la escritura. Justo cuando comenzó, trabajaba en una novela que llevaría por nombre “El triunfo de las mujeres». La novela estaba ubicada en una época inmediatamente anterior al Segundo Imperio (cuando gobernó Maximiliano de Habsburgo en México, entre 1863-1867) y los personajes eran un indio del norte, un apache, una enanita que cantaba y bailaba, trapecista en un circo donde era la estrella principal, y su madre, la esposa de un político importantísimo.
EL PORVENIR DE LA PALABRA
P.- ¿Qué opina del futuro del lenguaje, ése que usted defendió y promovió tanto?
R.- Pedro Salinas escribió que el hombre hizo el lenguaje; pero que luego, el lenguaje con toda su complejidad de símbolos, contribuyó a hacer al hombre. El futuro del lenguaje está ligado a nuestro futuro como especie. Podrán tratar de banalizarlo, de prohibirlo, de aniquilarlo con una retórica carente toda de imaginación, pero éste siempre resurgirá, se transformará a cada paso, constituyendo el espejo más fiel de los cambios del hombre.
P. -¿Las redes sociales, como Twitter y Facebook, modificarán para siempre el lenguaje como lo conocimos?
R.- Me parece que vivimos en una época sepultada por la cantidad inverosímil de información que se mueve diariamente. Creo que una de las labores más importantes para las generaciones que vienen, será precisamente acotar, definir, crear una sintaxis para ese idioma salvaje que es la Internet.
LAS LETRAS HISPANAS
P.- Grandes figuras de su generación, como el colombiano Gabriel García Márquez y el poeta argentino Juan Gelman, han partido de este mundo, ¿qué fue lo mejor que nos dejaron?.
R.-Sobre todo, una obra riquísima que transformó el lenguaje de raíz. A esa lista habría que agregar, por supuesto, a José Emilio Pacheco y a Carlos Monsiváis.
P.- ¿En el panorama literario latinoamericano actual ve un relevo y en qué escritores?
R.- Admiro la poesía de Aurelio Asiain, las obras de Sergio Ramírez, Juan Villoro, Mario Bellatin, Rodrigo Rey Rosa, Juan Gabriel Vázquez, Horacio Castellanos Moya y César Aira (autor de una de las literaturas más jóvenes de la lengua).
ESTUDIANTES DESAPARECIDOS
P.- ¿Cómo ve a las nuevas generaciones de jóvenes y su rol en la sociedad?
R.- El papel de los jóvenes siempre es determinante para cualquier época. Durante los últimos meses hemos sido testigos de su fuerza, de su poder para movilizar a una sociedad que se encuentra en un momento muy delicado. Su labor más importante, me parece, es no olvidar el pasado histórico, político, cultural de su país (el que sea), sino extenderlo, abrirlo a posibilidades nuevas.
P.- ¿Cuál es su opinión de lo sucedido con los estudiantes de la Escuela Normal (de magisterio) Rural de Ayotzinapa (sur de México) y lo que generó posteriormente?
R.- Es, sin duda, la tragedia más grande de las últimas décadas. Como el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) en 1994, Ayotzinapa significó el resquebrajamiento de la imagen (que se encontraba, en este caso, en la mente de nuestros políticos) de un país de reformas que avanzaba hacia el progreso, la estabilidad. La muerte de esos estudiantes vino a recordarnos, una vez más, lo lejos que estamos de ese país idílico en donde dicen que vivimos; lo enterrados que estamos en la corrupción, la estulticia y la podredumbre.
PITOL EN CORTO
En rincones insospechados de la morada del escritor aparecen recuerdos de sus viajes por París, Varsovia, Budapest, Italia, Moscú, Praga, Roma, Pekín y Barcelona. Emocionado, muestra imágenes que evocan aquel año 2005, cuando recibió el Cervantes de manos del Rey Juan Carlos de España, posa para el fotógrafo junto a baúles de viaje y se despide afablemente desde el balcón de su vivienda. Pero antes, accede generoso a responder a un breve cuestionario sobre sus gustos personales.
P.- ¿Su libro de cabecera?
R.- La novela de una novela, de Thomas Mann, que leí siempre antes de empezar la escritura de un nuevo libro.
P.- Su libro favorito…
R. – Los de Cervantes, Dickens, Tolstoi, Benito Pérez Galdós, Chéjov, Borges, Rulfo y Augusto Monterroso.
P.- Una película…
R.- Ser o no ser y Problemas en el paraíso, ambas de Ernst Lubitsch.
P.- Un actor o actriz…
R.- (Marlene) Dietrich y (Greta) Garbo.
P.- Una canción…
R.- Cualquier aria de Las bodas de Fígaro, de Mozart.
P.- Un o una cantante…
R.- Maria Callas.
P.- ¿Un personaje histórico?
R.- De México, (Miguel) Hidalgo, (Benito) Juárez, (Venustiano) Carranza, (Pancho) Villa y (Cuauhtémoc) Cárdenas.
P.- ¿Un país?
R.- Italia.
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