La siguiente entrevista con Daniel Ellsberg, autor del libro The Doomsday Machine, ocurrió antes de los recientes acontecimientos que han mostrado las afectaciones sociales que las sanciones a Corea del Norte han causado en la población de aquel país de Oriente, que han llevado a pedir que se acelere la ayuda humanitaria; también ocurrió antes del actual “romance” de Estados Unidos con Norcorea, que hizo posible la anteriormente poco probable reunión entre los mandatarios Donald Trump y Kim Jong Un. Aún así, dada la volatilidad en el carácter de ambos presidentes, y con el telón de fondo de una naciente guerra comercial de EUA con China, hacen más que vigente estas opiniones sobre el poder de fuego de algunas naciones en la geopolítica actual.
Por: Rick Perlstein
Daniel Ellsberg se convirtió en un nombre reconocido por todos –y, según Henry Kissinger, “el hombre más peligroso de los Estados Unidos”– en 1971, cuando reveló los Pentagon Papers, un estudio masivo de cómo los Estados Unidos metieron la pata en Vietnam que el mismo Ellsberg ayudó a compilar mientras trabajaba como analista de la RAND Corporation.
Pero antes de ser un desilusionado experto en la guerra, era un desilusionado experto en la estructura de “comando y control” de la guerra nuclear. Cuenta toda esta historia en su nuevo libro The Doomsday Machine: Confessions of a Nuclear War Planner, un recuento estremecedor y provocador de pesadillas de cómo funciona todo el sistema.
Esquire platicó con él hace unos meses, después de que Donald Trump empezara a tuitear amenazas al presidente norcoreano Kim Jong Un y poco antes de que el Senador Bob Corker advirtiera de que el presidente podría estar encaminándonos a todos a una Tercera Guerra Mundial.

Rick Perlstein: Algunos historiadores se han preguntado por qué Richard Nixon y Henry Kissinger apanicaron tanto con la filtración de los Papeles del Pentágono, ya que trataban de políticas de antes de que Nixon llegara al poder y obviamente no lo implicaban a él.
Daniel Ellsberg: Estaban preocupados de que se supiera de sus amenazas nucleares. Como lo muestran las cintas, Nixon hablaba de un posible uso de armas nucleares en contra de Vietnam del Norte. “No, no, no, no, tengo que usar armas nucleares. ¿Entendiste, Henry?”. A lo cual Kissinger le responde: “Oh, creo que eso sería demasiado”. “¿Te molestan las armas nucleares, Henry? Sólo quiero que pienses en grande, maldita sea”.
R: Escribes que una vez que te enteraste de estos planes de ataque a Vietnam del Norte, te enfrentaste a “una pregunta compleja: si no sabía de esto, qué más cosas no sabía?”. Puedes platicarnos qué fue lo que aprendiste desde entonces –como que las políticas militares norteamericanas siempre se basan en un primer ataque americano antes que un primer ataque soviético- y por qué?
Daniel Ellsberg: Los Estados Unidos tenían un monopolio de armas nucleares de 1945 a 1949. Nuestros planes de guerra inicialmente no eran más que planes para atacar primero. Ni siquiera se podía utilizar ese término. Sería como referirse a la Gran Guerra como la Primera Guerra Mundial en los años 20. Cuando los soviéticos se hicieron de armas nucleares en 1949, los planes continuaron igual. ¿Cómo usar armas nucleares o amenazar con usarlas ante un enemigo que puede responder con la misma fuerza? Debes creer que el otro lado no responderá por miedo a ser completamente aniquilados.
R: La gente cree que sólo el presidente puede ordenar un ataque nuclear. En tu libro explicas todas las maneras en las que esto no es cierto, ya que simplemente “decapitar” al presidente sería suficiente para debilitar la defensa de un país. Lo cual aplica para otros estados nucleares.
Daniel Ellsberg: Cuando se habla de los juegos de guerra con Norcorea que se filtraron, siempre se menciona la palabra “decapitar”. Y ha habido historias en los medios sobre un grupo especial de “decapitación” creado por Corea del Sur. Ahora, ¿qué podemos esperar? Primero, podemos estar seguros de que Kim Jong Un se ha encargado de que su sistema siga funcionando incluso si él es asesinado. Eso es verdad para cualquier estado nuclear. Pero hay algo que es mucho menos obvio. Estoy convencido de que Kim tiene todo un plan de contraataque en caso de que sea asesinado. O como le dicen, “La Mano Muerta”.
R: En la película de 1964, Dr. Strangelove, cuando los americanos se enteran de que los soviéticos tienen una “máquina apocalíptica” para destruir el planeta en caso de que los Estados Unidos lanzara una bomba, el personaje principal llora en agonía, “Por supuesto, el punto de la existencia de una máquina apocalíptica pierde todo sentido si se mantiene en secreto”. Pero las potencias nucleares efectivamente tienen este tipo de máquinas y las mantienen en secreto. Tú le llamas a esto la “Paradoja Strangelove”.
Daniel Ellsberg: Uno pensaría que si se está en posesión de tal sistema, se le haría la máxima publicidad. Pero lo mantuvimos confidencial, Khrushchev lo mantuvo en secreto, Saddam Hussein también. Un inspector de la ONU en Irak descubrió que Hussein había hecho planes de lanzar Scuds rellenos de gas nervioso a Tel Aviv en caso de ser asesinado. Pero Saddam no lo hizo público. ¿Por qué? Porque asusta a tu propia gente. Hubo un estudio de la RAND que decía que Corea del Norte tiene la habilidad de enviar una bomba nuclear en barco a Long Beach. No necesitan un misil balístico intercontinental. ¿Por qué no hablan de eso? Bueno, porque parece una locura.

R: Pero se pone más loca la cosa.
Daniel Ellsberg: El pueblo estadounidense cree que debe temer a un ataque sorpresa por parte de Kim, lo cual es una tontería. Eso sería un acto de autoaniquilación. Lo que él quiere es un disuasivo. Trump está amenazando con hacer una locura. Desafortunadamente, eso no significa que sea totalmente inconcebible. Ambas partes están cultivando una imagen de impulsividad y sustentándola con la disposición para usar la fuerza masiva. En verdad existe la posibilidad de que todo explote, y ese es el tema de mi libro. No deberíamos estar hablando, amenazando o preparando una guerra en contra de Kim Jong Un más de lo que él debería estar preparándose para una guerra en nuestra contra. ¿Qué queda por hacer? Negociar.
R: Aún así, no estás de acuerdo con que haya un programa para la eliminación de armas nucleares. Porqué opinas que la reducción es una solución más realista?
Daniel Ellsberg: Me encantaría ver a nuestra máquina apocalíptica desmantelada y la reducción de nuestro cargamento a 100 o 200 armas. ¿Podríamos hacer eso sin perder nuestra seguridad? Sí, absolutamente. ¿Estoy en contra del desarme total? No. Pero debería ser mutuo. Y eso sí que está muy lejos de ser real.